Hace un mes, dos gemelas de 12 años decidieron precipitarse al vacío desde un tercer piso en una localidad catalana. Una de las hermanas falleció, mientras que la otra sigue ingresada en el hospital. Dejaron constancia escrita de los motivos por los que habían optado quitarse la vida y todas las pesquisas apuntan a que el causante fue el bullying que sufrían en el instituto. Desde entonces, los Mossos siguen investigando lo ocurrido y el director del instituto al que pertenecían ha dimitido.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ONG Bullying Sin Fronteras, el acoso escolar “es toda forma de intimidación o agresión física, psicológica o sexual contra una persona en edad escolar en forma reiterada de manera tal que causa daño, temor y tristeza en la víctima o en un grupo de víctimas”. Los últimos datos aportados por la Organización Mundial de la Salud y la ONG, arrojan que el bullying se cobra al año alrededor de 200.000 suicidios de jóvenes de entre 14 y 28 años; en Europa hasta 24 millones de niños y jóvenes son víctimas de acoso y maltrato por bullying al año; en España, entre enero de 2021 y febrero de 2022, se detectaron 11.229 casos graves de bullying, y el suicidio en nuestro país es la principal causa de muerte por causas externas en menores de edad. En 2020 se suicidaron en España 61 menores de edad.
Lo cierto es que el acoso ha crecido en la mayoría de centros de primaria y secundaria de nuestros país con "maltratos más virulentos, intensos y agresivos", tal y como detallan desde la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar. Es más, el bullying tiene efectos muy significativos en la autoestima y el bienestar del adolescente, afectando a su identidad en una etapa tan importante como la adolescencia.
"Alrededor de un 40% de jóvenes sufren ciberbullying en nuestro país"
Consalud.es ha hablado con la Asociación Psicólogos Sin Fronteras para profundizar sobre este tema que, cada vez es más mediático en nuestra sociedad, pero donde los casos de acoso escolar no cesan. Tal y como informan, “las conductas discriminatorias y el lenguaje juega un papel fundamental, y quien sufre acoso puede sentir aislamiento, culpabilidad, vergüenza de sí mismo y a medio plazo, síntomas compatibles con la depresión”.
“El contexto psicosocial de los últimos años impuesto por la pandemia incrementó el aislamiento y a su vez, el masivo uso de las redes sociales, que sumado a la realidad socioeconómica y la dificultad por la sanidad pública de ofrecer cita y continuidad en salud mental ha agravado que la intervención en estos casos sea poco accesible y eficaz. Nosotros hemos recibido demanda por parte de menores, amigos de los mismos y padres para atención psicológica por ideación suicidio”, siguen contando.
Cabe destacar que estas conductas no llegan solo en el contexto de la escuela, ya que “los niños y niñas que tienen redes sociales tienen más riesgo de sufrir bullying o ser agresores, vías donde los padres y madres no llegan, ya que la mayoría desconocen las actividades de sus hijos en Internet. Alrededor de un 40% de jóvenes sufren ciberbullying en nuestro país”.
"Es importante crear un espacio seguro donde la víctima pueda expresar todas sus emociones sin juicio y que se les valide todas sus emociones"
En este contexto, la adolescencia es un momento clave de construcción de la identidad y la relación con los pares juega un rol esencial en esta construcción. Adolescentes con dificultades para socializar y que están sufriendo bullying ven esta construcción de la identidad afectada. “Cuando uno no encaja en los grupos, se ve humillado por pares, la percepción de sí misma se ve distorsionada. Este aislamiento acompañado de violencias verbales y físicas puede destrozar la autoestima de los menores que lo sufren y puede hasta llegar a pensar que su existencia no importa”.
Es precisamente este sufrimiento, exacerbado por la intensidad emocional que es característica de la adolescencia y la sensación de incomprensión por parte de figuras de autoridad, que puede llevar a conductas autolíticas. "Existen factores como la violencia o la salud psicológica de los adolescentes que sí tiene un impacto en relación a la conducta suicida". Psicólogas Sin Fronteras y otras entidades del tercer sector que trabajan con líneas telefónicas de ayuda en emergencia vieron incrementada la demanda en estos últimos año.
ABORDAJE
En estos casos, cuando “más temprano se pueda intervenir, mejor, teniendo como prioridad ante todo proteger la integridad física de las personas que son víctimas de bullying. Esto significa poner en marcha de forma inmediata protocolos para detener las acciones del agresor y empezar un proceso terapéutico con ambas partes por separado”.
Asimismo, “es importante crear un espacio seguro donde la víctima pueda expresar todas sus emociones sin juicio y que se les valide todas sus emociones, incluyendo su deseo de quitarse la vida. Esto no anima a la víctima a pasar al acto, sino que normaliza sus vivencias. Le ayuda a sentirse entendida y menos sola”.
El siguiente paso, una vez que haya podido expresarse, “es trabajar su autoestima y enseñarle herramientas de comunicación asertiva para que este tipo de situación no vuelva a ocurrir. Todo este abordaje involucra al entorno escolar y el apoyo familiar”, terminan detallando.