El acceso de los más jóvenes a internet viene siendo un asunto controvertido. Por un lado, sus móviles y ordenadores les proporcionan información y contenidos de gran utilidad para su formación. Sin embargo, existe otra vertiente mucho más preocupante de la sociedad online: la exposición a la pornografía y a violencia sexual en sus pantallas. Ante esta problemática, hace apenas unos días Pedro Sánchez anunció que su Gobierno dará luz verde a una ley integral de protección de los menores en internet frente a estas realidades, que el presidente tachó de una“auténtica epidemia” de nuestros días.
La nueva estrategia legislativa apuntada desde la Moncloa se sustenta en que "uno de cada cuatro jóvenes menos de 12 años ha tenido o tiene acceso y consume porno" y que "casi la mitad de los jóvenes de menos de 15 años lo consumen". Unos contenidos que, en palabras de Sánchez, marcan el “comportamiento presente y futuro” de los jóvenes. En esta línea, la Dra. María Salmerón, del Grupo de Salud Digital de la Asociación Española de Pediatría (AEP), considera “fenomenal” cualquier iniciativa legislativa para proteger a la infancia, aunque aclara a ConSalud.es que espera próximamente poder “conocer el contenido exacto” para decidirse a valorarla.
“Hace 25 años los adolescentes lo veían de manera más acotada, a través de revistas o cogiendo furtivamente una película en un videoclub”
En lo que sí coinciden desde AEP es en la necesidad de poner barreras al libre acceso a contenidos dañinos que existe actualmente entre los menores. No en vano, para la portavoz de la asociación está claro que el mundo digital “afecta a la salud a lo largo de toda la vida y en todas las esferas, tanto a nivel físico como mental”. Una circunstancia que se acrecienta en el caso de los contenidos pornográficos. “El acceso al porno por encima de los 18 años tiene que ser libre y que cada uno decida qué quiere hacer con su vida, pero de ninguna manera debemos consentirlo en nuestros menores”, alerta.
RIESGOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS
Un efecto secundario de la exposición a los vídeos de contenidos sexuales se refleja en el hecho de que la propia Fiscalía de Menores ha desvelado en su último informe un preocupante aumento del 120% en el número de menores implicados en delitos de violencia sexual. “Visionar pornografía de forma temprana hace que los más pequeños interioricen unos patrones que no son saludables con respecto a la propia sexualidad. Normalizan una serie de conductas de riesgo (violencia, sometimiento, no usar protección, etc) que no se corresponden con una sexualidad normal y saludable”.
La actual facilidad de acceso de la que disponen los menores les lleva incluso a encontrarse inmersos en pornografía “sin ni siquiera buscarla”
La curiosidad de los menores por la sexualidad es un proceso natural que siempre se ha dado, pero “hace 25 años los adolescentes lo veían de manera más acotada, a través de revistas o cogiendo furtivamente una película en un videoclub”. Nada que ver con la actual facilidad de la que disponen, que les lleva incluso a encontrarse inmersos en pornografía “sin ni siquiera buscarla”. Aparece pornografía a través de “banners de publicidad en videojuegos, Spotify u otras plataformas donde no deberían estar presentes estos contenidos al tratarse de espacios en los cuales hay niños pequeños”, lamenta la Dra. Salmerón.
De esta manera, desde el colectivo de pediatras ven con buenos ojos limitar este libre acceso pornográfico que ofrece internet, no por pura censura, sino por las incidencias negativas para la salud de los más jóvenes. Esta circunstancia está coincidiendo con un “mayor número de enfermedades de transmisión sexual, más violencia o problemas de neurodesarrollo y psicoafectivos”, asimismo está generando también “problemas de disfunción sexual” en edades tempranas. “Al haber normalizado patrones de conducta erróneos, cuando se enfrentan a una relación sexual cara a cara no les produce ese elemento de placer”, relata.
“Hace falta una oportuna educación afectiva y sexual en los menores, para que su única vía de aprendizaje no sea la pornografía”
En esta línea, la portavoz de AEP alerta también de que en muchas ocasiones los contenidos sexuales van más allá de lo que tradicionalmente se podría llamar pornografía. La eclosión de los dispositivos móviles y las redes sociales, a una edad cada vez más temprana, ha traído también nuevos riesgos. “Habría que valorar los contenidos en los que se están cometiendo delitos sexuales reales, fotografías de desnudos o vídeos de violaciones que se suben a internet”, apunta la pediatra, quien considera que se debe “hablar de este tipo de contenido y definir bien qué es pornografía en la actualidad”.
EDUCACIÓN SEXUAL
La norma avanzada por Pedro Sánchez apunta a la limitación en el acceso de menores a todos estos contenidos. Sin embargo, otro elemento fundamental para salvaguardar la correcta asimilación de la sexualidad en los más jóvenes pasaría también por sus propios hogares y escuelas. “Hace falta una oportuna educación afectiva y sexual en los menores, para que su única vía de aprendizaje no sea la pornografía”, concluye. De esta manera, según datos facilitados por el Ministerio de Juventud e Infancia, un 30% de los jóvenes españoles lo define el porno como su única fuente de información afectivo-sexual.
IDENTIFICACIÓN POR EDAD
La nueva ley planteada por el Gobierno está todavía en fase inicial y se viene trabajando para concretar sus principales líneas de actuación. Lo que sí se ha desvelado es que recogerá necesariamente una “verificación eficaz de la edad” de quien acceda a estas páginas, presumiblemente a través del DNI u otro documento identificativo. Así, la intención es poder tener en marcha la legislación el próximo verano y que sea ya aplicable sobre todos los contenidos pornográficos estipulados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).