El 44,6% de los casos de VIH en España se diagnostican de forma tardía, lo que representa una rémora para controlar la epidemia por VIH y un notable perjuicio para la calidad de vida de las personas que viven con el virus, quienes se enfrentan a una mayor morbi-mortabilidad y una peor recuperación inmunológica pese a seguir correctamente su pauta de tratamiento antirretroviral.
Con el fin de mejorar la formación de nuevas generaciones de médicos que se han incorporado recientemente a realizar su actividad asistencial e investigadora con personas infectadas por el VIH, GeSIDA ha celebrado sus VII Jornadas Docentes, que en esta ocasión se han centrado en la ‘Infección avanzada por VIH: retos en el diagnóstico y tratamiento’, y en las que ha quedado patente la necesidad de seguir avanzando en estrategias que mejoren el diagnóstico precoz de los 3.500 nuevos casos que de media se siguen produciendo anualmente en España.
Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de implementar estrategias más ambiciosas de diagnóstico precoz de la infección VIH y que pasaría, entre otros, por realizar la prueba del virus a toda la población general con edades entre 20 y 59 años, sexualmente activa
La prevalencia del diagnóstico tardío es muy elevada, con cifras similares a la media europea (48,7%) y constituye una barrera importante para contener la expansión del virus y los objetivos propuestos por ONUSIDA para contener la pandemia del VIH de cara 2020: 90% de personas con VIH diagnosticadas, 90% de personas diagnosticadas en tratamiento y 90% de los pacientes en tratamiento con carga viral indetectable. Aunque en los dos últimos se ha conseguido superar el 90% en nuestro país, en el primer punto, el alusivo al diagnóstico, España quedó por debajo del objetivo planteado.
Tal y como ha expuesto en estas jornadas la doctora Otilia Bisbal, del Hospital 12 de Octubre de Madrid, la presentación tardía en nuestro medio es “más frecuente en varones, inmigrantes, pacientes mayores y transmisión heterosexual”. Aparte de las citadas consecuencias de morbi-mortalidad y peor recuperación inmunológica para cada individuo, la presentación tardía también tiene consecuencias negativas en el ámbito comunitario, ya que una persona que desconoce su estado serológico puede transmitir la infección a otra sin saberlo y propiciar un aumento de los consiguientes costes sanitarios.
La presentación tardía también tiene consecuencias negativas en el ámbito comunitario, ya que una persona que desconoce su estado serológico puede transmitir la infección a otra sin saberlo y propiciar un aumento de los consiguientes costes sanitarios
Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de implementar estrategias más ambiciosas de diagnóstico precoz de la infección VIH y que pasaría, entre otros, por realizar la prueba del virus a toda la población general con edades entre 20 y 59 años, sexualmente activa, a la que se le haya indicado una extracción de sangre por cualquier motivo en un centro de Atención Primaria de acuerdo con las recomendaciones vigentes.
Desde GeSIDA se aboga por expandir un abanico de opciones que faciliten y despojen de cualquier tipo de estigma a la realización de la prueba, de modo que se puedan mejorar sustancialmente los datos de diagnóstico en España, punto esencial para facilitar un pronto acceso al tratamiento y un mejor control de la carga viral.