El síndrome de apnea obstructiva del sueño se trata de un conjunto de signos y síntomas producidos al interrumpir la respiración de manera repetida durante la noche. La apnea del sueño se asocia con el aumento de presión arterial, la resistencia a la insulina y la arterosclerosis, lo que produce un aumento de mortalidad por causas cardiovasculares o cerebrovasculares.
Por estas razones, el Hospital La Luz advierte de la gravedad de sufrir este síndrome que es considerado grave y potencialmente mortal. Afecta principalmente a hombres mayores de 40 años y a mujeres que han entrado en la menopausia con sobrepeso u obesidad.
Según el doctor Néstor Montesdeoca García, Jefe Asociado de Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital La Luz y experto en Medicina del Sueño por la European Sleep Research Society (ESRS), “la gran mayoría de las apneas del sueño tienen origen obstructivo. Durante el sueño se producen episodios de cierre total o parcial de la vía aérea superior favorecidos por la pérdida de tono muscular durante la fase REM y por estar tumbados boca arriba en la cama. Factores anatómicos como un tabique desviado, unos cornetes hipertróficos, la presencia de vegetaciones o adenoides en niños, unas amígdalas anormalmente grandes, una úvula o un paladar elongado y flácido, una lengua muy grande o una mandíbula pequeña favorecen el aumento de resistencias al flujo de aire durante la respiración nocturna. El acúmulo de grasa en el cuello que se produce en los pacientes obesos disminuye el calibre de la vía aérea aumentando su colapsabilidad durante el sueño”.
Los inconvenientes de los que más se quejan los pacientes son las marcas de presión en la piel de la nariz por la máscara, la falta de libertad de movimiento en la cama o la flatulencia al tragar aire
El doctor Montesdeoca señala quela terapia de presión positiva mediante el empleo de máquinas de CPAP fue la más utilizada durante muchos años, “incluso hoy en día es considerado el ´patrón oro´ en el tratamiento de este síndrome”. Sin embargo, el uso de máscaras nasales, naso-bucales, faciales u olivas nasales para insuflar aire a presión que distienda la vía aérea durante el sueño no es fácilmente tolerado por la cada vez más creciente población de pacientes diagnosticados con esta patología.
Los inconvenientes de los que más se quejan los pacientes son las marcas de presión en la piel de la nariz por la máscara, la falta de libertad de movimiento en la cama o la flatulencia al tragar aire. “Se estima que un 40% de los pacientes abandonan esta terapia durante el trascurso de los años”, a pesar de que los fabricantes están trabajando en mejorar estos diseños.
Por otra parte, el experto muestra su preocupación sobre la necesidad de diagnosticar a estos pacientes en unidades multidisciplinares y realizar una evaluación previa de la vía aérea, la oclusión dental y la morfología facial del paciente. “Además, para una correcta selección del tratamiento hay que tener en cuenta la severidad de la apnea, la coexistencia de otras enfermedades (hipertensión, diabetes, enfermedad vascular, enfermedad pulmonar), la edad del paciente, su índice de masa corporal y sus preferencias para optimizar los resultados”, explica.
Los dispositivos de avance mandibular y el avance bimaxilar son una alternativa eficaz
En esta línea, este especialista señala que si existe algún elemento que altere de forma significativa el flujo aéreo, debe centrarse en su corrección mediante un procedimiento quirúrgico como la septoplastia, turbinoplastia, uvulopalatofaringoplastia, adenoidectomía o amigdalectomía. “Esto es de suma importancia en niños con apnea del sueño, donde la cirugía de las amígdalas y los adenoides, así como la expansión ortodóncica del maxilar son en general los tratamientos más beneficiosos en los niños con apnea”.
Para concluir el doctor señala otras alternativas de tratamiento como los dispositivos de avance mandibular, que han demostrado ser muy eficaces. “Estos dispositivos se diseñan a medida de la dentición de cada enfermo para avanzar la mandíbula durante la noche. Esta maniobra avanza la base de la lengua, tensa la musculatura orofaríngea y disminuye la colapsabilidad de la misma durante el sueño. Esta especialmente indicado en pacientes roncadores, pacientes con apneas leves y moderadas y apneas posicionales (son aquellas que se producen predominantemente al dormir boca arriba)”.
Pero no todos los pacientes son candidatos al uso de los dispositivos de avance mandibular. “Para ello deben de tener el suficiente número de piezas dentales sin movilidad y deben tener una articulación de la mandíbula sana”, afirma Montesdeoca.
El jefe Asociado de Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital La Luz destaca que si existe algún elemento que altere de forma significativa el flujo aéreo, debe valorarse su corrección mediante un procedimiento quirúrgico como la septoplastia, turbinoplastia, uvulopalatofaringoplastia, adenoidectomía o amigdalectomía. “Esto es de suma importancia en niños con apnea del sueño, donde la cirugía de las amígdalas y/o los adenoides, así como la expansión ortodóncica del maxilar son en general los tratamientos más beneficiosos en los niños con apnea”.
De acuerdo al doctor Montesdeoca, otras alternativas, con óptimos resultados son posibles, como la cirugía ortognática, capaz de normalizar el esqueleto facial y expandir de forma irreversible la vía aérea superior. “O el avance bimaxilar, que es el procedimiento quirúrgico aislado más eficaz. Capaz de tratar de forma satisfactoria hasta el 90% de las apneas obstructivas del sueño”, concluye el doctor.