Un estudio realizado en oficinas de farmacia de la provincia de Huelva para conocer el grado de conocimiento de los pacientes que retiran vacunas en la farmacia comunitaria, ha constatado que más del 15% de los consultados, de una población de estudio constituida por 267 pacientes, mostraba lagunas de conocimiento en cuestiones claves de estos tratamientos, tales como la posología, la conservación o incluso frente a qué patógeno protegen.
En concreto, este estudio muestra que el 15,4% de los encuestados desconocía frente a qué protegía la vacuna dispensada en la farmacia, mientras que el 15,6% no sabía cómo debía conservar la dosis dispensada. Por su parte, el 20% de los participantes en el estudio desconocía cuál era la pauta posológica a seguir, mientras que el 18,2% indicó que no tenía previsto registrar la administración de esa vacuna en una cartilla de vacunación. El estudio destacaba, asimismo, que el 45,1% de las personas que retiraban una vacuna tenían estudios universitarios.
Del total de vacunas dispensadas (267), la gran mayoría (233) estaban dirigidas a población infantil (menores de 14 años). La vacuna que más veces fue dispensada en los casos estudiados (en un 66% de las veces) fue Bexsero, indicada para prevenir la meningitis B, siguiéndole de lejos Rotateq, que protege frente a las infecciones provocadas por rotavirus (7%), Prevenar 13 (6%) y Rotarix y Varivax (con 4%), entre otras. En el 93,2% de los casos, las dispensaciones se realizaron con información sanitaria oral y escrita. En estos casos, junto a la vacuna se ofrecían unas fichas informativas en las que se recogían consejos sobre conservación y administración de las vacunas, indicaciones sobre posibles reacciones adversas tras su administración, así como indicaciones básicas sobre la posología de las mismas.
Este estudio muestra que el 15,4% de los encuestados desconocía frente a qué protegía la vacuna dispensada en la farmacia, mientras que el 15,6% no sabía cómo debía conservar la dosis dispensada
Al ser la de la meningitis B la vacuna más dispensada, se analizó de forma pormenorizada el grado de conocimiento sobre la misma. Se constató que el 13,1% no sabía frente a qué protegía y el 21,3% no tenía constancia de cuál debía ser la pauta posológica. El 12,6% de los consultados tampoco sabía cómo conservarla y el 10,2% indicó que no tenía previsto registrar su administración en la cartilla de vacunación, especialmente recomendada en el caso de los menores de edad para llegar un correcto seguimiento de las vacunas administradas a lo largo de su infancia y adolescencia.
Este estudio también ha constatado que en el 59,6% de los casos en los que se había administrado anteriormente dicha vacuna, se habían observado reacciones adversas transitorias, siendo mayoritariamente locales, tales como dolor o enrojecimiento en el punto de inyección, fundamentalmente. En el caso de las reacciones adversas sistémicas, la aparición de fiebre fue la reacción más habitual.
La realización de este estudio ha puesto de manifiesto la importancia de la labor de consejo e información que ofrece el farmacéutico comunitario en el momento de la dispensación de los tratamientos (en este caso, vacunas), ya que ayuda a resolver dudas y conceptos erróneos sobre los mismos. En este caso cabe destacar, por ejemplo, cómo gracias a la intervención del profesional farmacéutico, el 65% de los encuestados decidieron registrar la vacunación que iban a llevar a cabo, ascendiendo esa cifra al 94% en el caso de aquellas personas que retiraron Bexsero de la farmacia.