La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de la problemática que supone el incremento de casos de sarampión que ha sufrido Europa desde el año pasado. Sólo en 2017 se registraron un total de 21.315 casos y se produjeron hasta 35 muertes por el virus. El año anterior, en 2016 se experimentó por el contrario el mínimo histórico de 5.273 personas afectadas.
Las bajas tasas de vacunación en muchos países promovidas en ocasiones por los movimientos anti-vacunas han hecho que se reaccione desde el punto de vista legislativo para poder paliar el problema. Por ello, hasta en 14 países de la Unión Europea, con las últimas incorporaciones de Francia e Italia, han optado por declarar obligatoria la vacunación en la población infantil. El resto de Estados de la lista son República Checa, Grecia, Letonia, Polonia, Malta, Eslovaquia, Rumanía, Hungría, Eslovenia, Bélgica, Bulgaria y Croacia.
En España las tasas de vacunación se encuentran en el 95%, por encima de la media de la Unión Europea
Los grandes brotes de sarampión han afectado a uno de cada cuatro países europeos. El aumento registrado en 2017 incluye grandes brotes (de 100 o más casos) en 15 de los 53 países de Europa. El mayor número de personas afectadas se informó en Rumania (5.562), Italia (5.006) y Ucrania (4.767).
Estos países han experimentado una serie de desafíos en los últimos años, como la disminución de la cobertura de inmunización de rutina general, la cobertura consistentemente baja entre algunos grupos marginados, interrupciones en el suministro de vacunas o sistemas de vigilancia de enfermedades de bajo rendimiento.
En el caso de España, con 152 casos de sarampión registrados en 2017, se descarta la obligatoriedad de las vacunas en niños, ya que las tasas de vacunación en el país están por encima de la media de la Unión Europea. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad publica cada año un calendario con las vacunas que recomiendan los especialistas en salud pública. No obstante, ninguna de estas preparaciones biológicas tiene carácter de obligatoriedad, por lo que los padres tienen la potestad de elegir si administran o no las dosis a sus hijos.
Desde la Asociación Española de Vacunología(AEV) han manifestado en varias ocasiones que con las tasas de vacunación de España, de hasta el 95%, sería incluso más contraproducente que beneficioso establecer medidas obligatorias, por lo que continúa siendo mejor educar que obligar.