Hace ya unos años, Leonard Kish, responsable de la entidad sin ánimo de lucro Collaborative Health Consortium dijo que "si el compromiso del paciente con su salud fuera un fármaco, sería el blockbuster (superventas) más importante del siglo".
El concepto de compromiso y empoderamiento del paciente con su salud se refiere al conocimiento, habilidad y voluntad de los individuos de responsabilizarse en la gestión de su salud y la de su familia. Requiere del compromiso de todos los agentes del sistema sanitario (Administraciones Públicas, aseguradoras de salud, hospitales, etc...) de priorizar el soporte a los pacientes y sus cuidadores para involucrarlos y facilitarles la gestión de su salud obteniendo en su conjunto mejores resultados. Difícilmente lograremos sistemas sanitarios sostenibles sin lograr el compromiso y empoderamiento de los pacientes y ésta será una estrategia relevante para conseguir el "triple objetivo" de mejorar la experiencia del paciente, la salud de la población y reducir el coste per cápita en el cuidado de la salud.
Tres elementos clave podríamos destacar. El primero, el diseño e implantación de una estrategia nacional de compromiso y empoderamiento de los pacientes que parta del desarrollo de leyes en sanidad en términos de derechos de los pacientes, así como financiación de programas que permitan la mejora del conocimiento en salud de los ciudadanos. Tener una población lo mejor formada posible en temas de salud repercute en una población más corresponsable con su salud.
"Parece demostrada la correlación de que un mejor conocimiento de salud permite mejorar la gestión de mi propia salud"
En segundo lugar, el desarrollo de programas de los proveedores de salud, tanto públicos como privados, para facilitar el compromiso y empoderamiento de los pacientes a través de la utilización de nuevas tecnologías, el empoderamiento de los clínicos para crear una cultura de confianza con respecto al compromiso del paciente, así como el empoderamiento de los pacientes para ser colaboradores de su salud.
En tercer lugar, desarrollar las habilidades del personal sanitario para incrementar el empoderamiento en su salud y la de sus familias a través de programas de formación, el acceso de los pacientes a sus historias clínicas y programas de formación a los ciudadanos en conocimientos de la salud y gestión de enfermedades.
En una encuesta a nivel europeo, se evidenció que tanto los pacientes crónicos como los que autoreportaban un peor estado de salud eran los que menos conocimientos de salud tenían
Los datos existentes nos dicen que tenemos mucho trabajo por delante. En una encuesta a nivel europeo (European health literacy survey (HLS-EU)), los ciudadanos reportaron conocimiento en salud inadecuado o muy bajo en el 12 y 35% de los casos y en el mismo estudio se evidenció que aquellos pacientes con enfermedades crónicas así como aquéllos que autoreportaban un peor estado de salud eran los que menos conocimientos de salud tenían. Parece demostrada la correlación de que un mejor conocimiento de salud permite mejorar la gestión de mi propia salud.
Existen ya iniciativas relevantes a nivel español y europeo para reforzar estas estrategias. Programas como "Pacient Expert" en Cataluña o "Expert Patient Programme" en Reino Unido. Herramientas metodológicas como "Patient Activation Measure (PAM)" en el Reino Unido, que permite categorizar a los ciudadanos en función de su compromiso y empoderamiento a efectos de intervenciones en salud e investigación, así como la "National Alliance for Health Literacy" en Holanda, que se focaliza en la formación en salud de la ciudadanía en general obteniendo magníficos resultados, son ejemplos de éxito.