Según se viene observando, el cambio climático está relacionado con el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Como consecuencia, estos fenómenos pueden tener tanto un efecto indirecto en la salud humana -al alterar los ecosistemas, las infraestructuras, la agricultura, la calidad del aire y el agua- como directo, al generar enfermedades y lesiones. A esos fenómenos, se les pueden unir otros, igualmente imprevisibles y con efectos adversos, como son, por ejemplo, las pandemias. Esta imprevisibilidad hace que los tiempos de respuesta se vuelvan críticos, principalmente en el sector sanitario, cuya misión -la protección de la salud humana- presupone que la atención sanitaria no podrá verse comprometida pase lo que pase.
Acontecimientos recientes, como la borrasca Filomena en 2021 o la pandemia de Covid-19, han puesto de relieve la importancia que la preparación y la anticipación pueden tener en términos de tiempos y capacidad de respuesta ante ocurrencias imprevistas. Los desafíos a los que los sistemas sanitarios se pueden enfrentar van desde la capacidad para atender a una avalancha de pacientes, hasta los posibles daños a las infraestructuras, la interrupción temporal de las cadenas de suministro o la capacidad para controlar las enfermedades infecciosas. Para garantizar la continuidad de la atención sanitaria ante situaciones excepcionales, una herramienta fundamental son los planes de contingencia, como por ejemplo el plan ORSAN (organisation de la réponse du système de santé en situations sanitaires exceptionnelles), creado en Francia en 2014 con el objetivo de asegurar la seguridad a nivel de la gestión sanitaria, de la continuidad de servicio y de los profesionales sanitarios, pacientes, sociedad e infraestructuras.
Particularmente, los Sistemas de Distribución de Gases Medicinales se construyen teniendo como base una estimación del número de pacientes atendidos en simultáneo en una situación considerada estándar. Del mismo modo, los hospitales disponen de equipos de administración de gases en una cantidad ajustada a las necesidades recurrentes. Por lo tanto, es esencial prevenir posibles eventos que podrían provocar que los medios existentes resulten insuficientes.
Ante esta situación, les toca a los sistemas sanitarios tomar decisiones responsables que garanticen la salud humana y medioambiental a lo largo de toda su cadena de suministro
Por otro lado, las infraestructuras sanitarias tienen una gran huella de carbono; las directamente relacionadas con sus actividades (Alcance 1), las resultantes de las grandes cantidades de energía utilizadas para el transporte, la iluminación, la ventilación, el aire acondicionado y los equipos eléctricos y electrónicos (Alcance 2), pero también de los bienes y equipos adquiridos, que emiten grandes cantidades de CO2e en sus procesos productivos (Alcance 3).
Ante esta situación, les toca a los sistemas sanitarios tomar decisiones responsables que garanticen la salud humana y medioambiental a lo largo de toda su cadena de suministro. Para lograr este objetivo, las sinergias y colaboración entre todos los actores del sector son de gran importancia. Sólo socios realmente comprometidos podrán aportar alternativas más sostenibles que contribuyan a mitigar el cambio climático y resulten en eficiencias. En Air Liquide Healthcare nos complace decir que, a través de la propuesta de valor Always There. Siempre Contigo, estamos hoy, más que nunca, en la posición de poder brindar soluciones para satisfacer las necesidades e inquietudes de nuestros clientes y de la sociedad y queremos que nos vean como sus aliados en este nuevo paradigma. La carga de responsabilidad que recae sobre los sistemas sanitarios ante el cambio climático es enorme pero el camino no se hace solo.