El año 2023 coincide con el final de una legislatura convulsa y complicada, marcada casi desde su inicio por la pandemia del COVID. Sin ninguna duda, la mayor crisis sanitaria de los últimos cien años, que puso a prueba la capacidad y la elasticidad de nuestro sistema sanitario, y nos obligó a poner en marcha actuaciones que hasta ese momento eran impensables.
Un buen ejemplo de ello fue la apertura en menos de 48 horas de un hospital de campaña en IFEMA, o la construcción en tres meses del mayor hospital de pandemias de Europa: el Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, que atendió a más de 10,000 pacientes desde su apertura. En Madrid, siempre fuimos por delante en la toma de decisiones. En cada momento dimos una respuesta ágil, responsable y siempre respaldada por el criterio técnico.
Contamos con el “Modelo Madrid frente al COVID”, con el que conseguimos un equilibrio entre salud y economía a través de actuaciones como los hoteles sanitarizados, los test de antígenos o la actuación específica sobre las Zonas Básicas de Salud con mayor incidencia de contagios. Un modelo de actuación bajo un mando único, donde gracias a la colaboración público-privada, por ejemplo, fuimos capaces de triplicar el número de camas de UCI y puestos de Urgencias.
A su vez, no podemos olvidar que la pandemia ha puesto de manifiesto las debilidades y los principales retos que tiene nuestro Sistema Nacional de Salud que, sin más dilación, hay que afrontar de manera urgente. Uno de los más acuciantes es la falta de profesionales sanitarios en toda España. Un problema de Estado que requiere organización, previsión y visión de futuro.
Faltan especialistas de Medicina de Familia y Comunitaria, Pediatras, Psiquiatras, Psicólogos Clínicos, Geriatras o profesionales de enfermería. En los próximos 10 años, en la Comunidad de Madrid, se prevé una pérdida de más de 6.000 facultativos por jubilación, de los 17.000 existentes. Lo que supone el 35% de la plantilla actual. Ocurre lo mismo con Enfermería, ya que de los 22.000 profesionales que prestan servicio hoy, se jubilarán más de 5.000, aproximadamente un 23% de la plantilla.
"En Madrid, siempre fuimos por delante en la toma de decisiones. En cada momento dimos una respuesta ágil, responsable y siempre respaldada por el criterio técnico"
Es especialmente complicada la situación en Atención Primaria o en las Urgencias hospitalarias en las zonas rurales y más despobladas de toda España. Por ello, el año pasado, la Comunidad de Madrid puso en marcha un Plan de Mejora Integral de Atención Primaria que contemplaba, entre otras medidas, mejoras salariales y la consideración de la categoría profesional.
Sin embargo, hace falta garantizar un aumento de 1000 plazas MIR anuales en los próximos 4 años, la revisión de los criterios de acreditación de centros de formación para facilitar el incremento de tutores o la adopción de medidas laborales destinadas a las plazas de difícil cobertura. Sin olvidar que, para que el refuerzo de las plantillas sea realmente efectivo, es imprescindible la coordinación del Ministerio de Sanidad con todas las comunidades autónomas, así como el diseño de una Estrategia Nacional de Recursos Humanos.
La falta de profesionales, además de afectar a la Atención Primaria de toda España, también afecta a las listas de espera. El último informe del Ministerio de Sanidad reconoce la existencia de 819.964 pacientes de toda España que, hasta junio de 2023, se encontraban en espera de una intervención quirúrgica.
De hecho, el número de pacientes en lista de espera desde junio de 2018 ha aumentado un 30%, pasando de 584.018 pacientes a 819.964 en 2023. En la Comunidad de Madrid, hemos actuado siempre planificando la actividad y anticipándonos a la demanda previsible. Gracias a ello, sigue siendo la región en la que hay menos tiempo de espera para ser intervenido, con 45 días frente a los 112 días de la media nacional, según los datos del Ministerio. Lo mismo ocurre con las listas de espera para consultas, en las que Madrid presenta un tiempo medio de espera de 51 días, por debajo de la media nacional situada en 87 días.
Si bien, es necesario abordar esta cuestión desde una perspectiva nacional. Porque las listas de espera no necesitan leyes que impongan sanciones a quienes no cumplan. Necesitan financiación, más recursos y mejoras organizativas.
Otro reto importante que tiene la Sanidad española es la Salud Mental. Un área que se agravó considerablemente durante la pandemia, con una demanda asistencial creciente,especialmente, en la población infanto – juvenil.
España es uno de los países de la Unión Europea que cuenta con tasas más bajas de profesionales de Salud Mental: 9,27 psiquiatras y 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes. Desde 2018, en la Comunidad de Madrid, hemos hecho un esfuerzo muy importante por incrementar los recursos destinados a la Salud Mental, a pesar de ello, para que cada centro de salud cuente con un psicólogo, se requieren más plazas de las que el Ministerio de Sanidad ha creado para toda España en la última convocatoria PIR.
España es uno de los países de la Unión Europea que cuenta con tasas más bajas de profesionales de Salud Mental: 9,27 psiquiatras y 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes
Por otro lado, contamos con dos planes consecutivos de Salud Mental y otro más, de respuesta inmediata a la situación generada por la pandemia, que nos han permitido aumentar las plantillas. Aun así, todavía queda mucho por hacer, por ejemplo, crear un Plan Nacional de Prevención del Suicidio común a todas las comunidades autónomas, porque los datos son alarmantes, según el INE el número de suicidios se incrementó un 19,4% entre 2018 y 2022. La necesidad de dotar con más recursos esta especialidad es patente.
La innovación y la tecnología también tienen que ser ejes en los que se apoye nuestro sistema sanitario. España no se puede quedar atrás en el desarrollo de nuevas formas de gestión y debe seguir evolucionando en este sentido. Aquí me refiero tanto a los nuevos medicamentos, dispositivos y equipos médicos, como a las nuevas soluciones tecnológicas, tanto a nivel asistencial como organizativo, garantizando la interoperatividad entre las comunidades autónomas.
Existen problemas intrínsecos al funcionamiento del propio Sistema Nacional de Salud, como son la demora en los plazos para la inclusión de nuevos tratamientos en la cartera de servicios, o en la autorización de nuevos fármacos, especialmente los que están dirigidos a tratamientos oncológicos, con retrasos completamente escandalosos. Más de 600 días de media, cuando la recomendación de la UE es que la espera para su autorización no supere los 180 días. Máxime cuando, en muchos casos, provienen de investigaciones y ensayos clínicos que se han llevado a cabo en hospitales españoles.
Es necesario establecer procedimientos ágiles dentro de la Comisión Interministerial del Precio de los Medicamentos, apostar por los biomarcadores y las terapias avanzadas, por modelos de gestión asistencial como el trabajo en red, los centros monográficos o la multidisciplinariedad. Asuntos que están en la agenda europea y que también deberían estar en la del Sistema Nacional de Salud. Hay que recordar que España ostentó la Presidencia española de turno de la Unión Europea, quedebería haber servido para impulsar todas estas acciones. No obstante, ha sido, una vez más, una oportunidad desperdiciada.
Otro de los mayores retos a los que se enfrenta nuestro sistema sanitario es la longevidad de la población. Es evidente que una mayor esperanza de vida conlleva una mayor cronicidad y fragilidad del paciente, lo que supone que sean necesarios unos cuidados y una atención específica desde el punto de vista asistencial. Para ello, es fundamental realizar una planificación estratégica, como la que llevamos a cabo con el Plan de Atención Integral a la Fragilidad y Promoción de la Longevidad Saludable en Personas Mayores de la Comunidad de Madrid 2022-2025, apostando, entre otras medidas, por modelos de hospitalización domiciliaria, el denominado “Hospital Sin Paredes”.
Los cuidados paliativos pueden ser una alternativa a la eutanasia, no sólo en la fase final de la enfermedad, también a medida que la enfermedad progresa
Por último, quiero recordar que llegamos a pedir, en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la creación de la especialidad de Atención Paliativa. Los cuidados paliativos pueden ser una alternativa a la eutanasia, no sólo en la fase final de la enfermedad, también a medida que la enfermedad progresa, adaptándola a las necesidades de los pacientes y sus familias, por tanto, mejorando su calidad de vida a lo largo de todo el proceso.
En definitiva, afrontar todos estos retos, con garantía de éxito, requiere mejorar la gobernanza del Sistema Nacional de Salud, la transparencia de toda su actividad y contar con financiación suficiente. Es necesario potenciar el papel del Consejo Interterritorial, como verdadero órgano de coordinación en materia sanitaria, sin sesgos ideológicos. Debería modernizarse la función de INGESA, orientarlo al impulso de la compra centralizada de material sanitario y farmacia, a través de instrumentos como los Acuerdos Marco para los productos más utilizados o convenios con entidades. Por supuesto, hay que contar con todos los agentes implicados: públicos, privados, profesionales, sociedades científicas o universidades y centros académicos. Sólo así seremos capaces de dar una respuesta adecuada a las expectativas y necesidades asistenciales de la sanidad española del mañana.