Confianza, consideración y respeto. Los profesionales de Enfermería desarrollan su actividad en un clima de trabajo donde estos valores predominan, por regla general, en la relación con el paciente al que cuidan, ya sea durante su estancia en el hospital, centro de salud, domicilio o en cualquiera de los otros ámbitos donde ofrecen sus cuidados.
Los pacientes pueden conocer mejor o peor todo lo que hacen por ellos pero confían y valoran su buen hacer, como así constatan las sucesivas encuestas ciudadanas que se hacen al respecto en nuestro país, y, como consecuencia, respetan lo que hacen entendiendo que su principal objetivo es mejorar su salud.
Lamentablemente, este clima de confianza, consideración y respeto se quiebra, en ocasiones, cuando se producen episodios de violencia verbal o física hacia el enfermero/a por parte del paciente o de algún familiar o conocido del mismo.
Las enfermeras y enfermeros son los primeros que pueden entender su nerviosismo e insatisfacción por las largas esperas, un diagnóstico no previsto, una demanda de un fármaco o tratamiento no correspondida… pero, en modo alguno, pueden entender que su frustración se traduzca en amenazas, coacciones e insultos, o en los casos más graves, en empujones, puñetazos u otro tipo de agresión física.
Situaciones que, por desgracia, se vienen produciendo desde siempre pero que se han incrementado en los últimos años como consecuencia de un mayor clima de insatisfacción general por los recortes en servicios y recursos que los distintos servicios de salud han impuesto de manera progresiva.
"A los ciudadanos hay que pedirles que recuerden, en todo momento, que los enfermeros y enfermeras son siempre sus aliados, nunca sus enemigos, y que sufren también las carencias existentes"
Hablamos de un problema de primera magnitud frente al que no se ha hecho todo lo que se debería. Así lo entendemos desde SATSE y, por ello, llevamos muchos años realizando, entre otras actuaciones, sucesivas campañas de información y sensibilización dirigidas tanto a ciudadanos y profesionales como a administraciones públicas y empresas sanitarias privadas.
Lo volvemos a hacer ahora con la nueva campaña “#Stop agresiones. Nada justifica una agresión”, con la que queremos poner el foco de atención, una vez más, en un problema que afecta a todos los profesionales sanitarios, pero especialmente a los enfermeros y enfermeras por ser los que más tiempo estamos junto a los pacientes, cuidándoles y atendiéndoles.
Entendemos imprescindible que los distintos responsables de administraciones públicas y/o empresas sanitarias privadas acometan nuevas acciones, especialmente preventivas. Es cierto que se han adoptado algunas medidas y actuaciones, pero en modo alguno son suficientes. Los hechos, lamentablemente, así lo constatan.
"Con la nueva campaña “#Stop agresiones. Nada justifica una agresión”, queremos poner el foco de atención, una vez más, en un problema que afecta a todos los profesionales sanitarios, pero especialmente a los enfermeros y enfermeras"
A los ciudadanos hay que pedirles que recuerden, en todo momento, que los enfermeros y enfermeras son siempre sus aliados, nunca sus enemigos, y que sufren también las carencias existentes y hacen todo lo que está en su mano para ofrecerles la mejor atención y cuidados posibles.
Y, por último, insistir a nuestros compañeros a que mantengan una “tolerancia cero” ante cualquier agresión, sea ésta del tipo que sea. Es imprescindible que se denuncie ya que es la única manera de evitar la impunidad. Ello, además, permitirá dar mayor visibilidad a una realidad que sufren ocho de cada diez enfermeras y enfermeros a lo largo de su trayectoria profesional, y que hay que erradicar.
En definitiva, hablamos de un problema que requiere la respuesta conjunta de ciudadanos, administraciones, empresas y profesionales para que no se cronifique y siga corroyendo los cimientos de nuestro Sistema Sanitario. Es responsabilidad de todos, es tarea de todos.
Manuel Cascos, presidente del Sindicato de Enfermería, SATSE