Hace más de un año que el SARS-Cov-2 cambió muchas reglas de juego. En la salud, en la economía, en la toma de decisiones, en la sociedad, en la vida. Como muchas de las epidemias que han tenido lugar desde hace milenios, la irrupción del Covid-19, junto con profundas heridas y cuantiosísimos costes, ha acelerado cambios fundamentales.
En el ámbito de la salud, la pandemia ha obligado por ejemplo a flexibilizar marcos regulatorios para acelerar el despliegue de soluciones en una situación de emergencia o a trabajar en la interoperabilidad de nuestros sistemas. Pero esencialmente, el Covid-19 nos ha forzado a repensar y redefinir los modelos de cuidados a los pacientes en todo el mundo.
Un virus de pocas micras ha precipitado las tasas de hospitalizaciones y de ingresos en cuidados intensivos en todos los puntos del planeta, llevando a algunos sistemas sanitarios al colapso o al borde del mismo. Mientras tanto, el Covid ha provocado distancias con el cuidado de muchas otras patologías y postergaciones en sus diagnósticos y tratamientos. Estas limitaciones de acceso a la atención sanitaria han podido suplirse parcialmente a través de la salud virtual.
El Covid-19 nos ha forzado a repensar y redefinir los modelos de cuidados a los pacientes en todo el mundo
Desde la prevención (a través de chat, vídeo consultas o programas digitales de prevención) hasta tratamientos hospitalarios (interconsulta virtual), tratamientos no hospitalarios (monitorización del paciente diabético, seguimiento del paciente postquirúrgico,…) pasando por el diagnóstico (informes de pruebas diagnósticas) o la atención primaria (consulta no presencial de orientación diagnóstica, renovación de la medicación,...) cada vez más actos médicos han podido y pueden llevarse a cabo de forma virtual.
Un estudio sobre el nivel de madurez digital del sistema sanitario en España nos sitúa en niveles de una madurez relativa respecto a los servicios de salud digital para los profesionales clínicos (41,30%) y respecto al avance tecnológico de la infraestructura IT de las organizaciones sanitarias para desarrollar nuevos servicios de salud digital (42,30%).Sin embargo, tanto las herramientas de análisis de datos para la toma de decisiones aplicados a la gestión sanitaria/ planificación y gestión de la salud poblacional (17,80%) como el empoderamiento de la ciudadanía/ paciente (22,80%) quedan relegados a niveles de poca madurez. Estos datos nos llevan a concluir que tenemos una relativa buena infraestructura, cada vez más utilizada entre profesionales pero todavía poco orientada a la consulta de salud virtual o la telemonitorización.
Sin embargo, el hecho que los cuidados desde el domicilio hayan sido claves durante este año para millones de pacientes en el mundo, por teléfono, a través de apps o por videoconsulta ha catalizado un perfil de paciente cada vez más empoderado, más usuario digital y más demandante de que los sanitarios también lo sean.
La pandemia ha impulsado la evolución hacia nuevos modelos de cuidado más ágiles, más digitales y más centrados en el paciente. Nuevos modelos que permitirán cada vez más el cuidado continuo de un usuario comprometido y en constante interacción, a través de una película de su vida en el cloud, por contraposición a un modelo tradicional de cuidados intermitentes y desconectados. Los profesionales del ámbito de la salud así como todos los actores del sector de las life sciences debemos estar a la altura de este cambio de paradigma en favor de la agilidad, sostenibilidad, calidad, accesibilidad y optimización de los nuevos modelos en definición.