“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida” Confucio. Siglo V a.C.
En medio de esta crisis generada por el Covid-19 mucha gente se ha sorprendido de la capacidad de servicio de los profesionales sanitarios: médicos/as, enfermeros/as, auxiliares, farmacéuticos/as, dentistas y veterinarios/as; su dedicación, su celo, su superación de las dificultades o la precariedad de medios, incluso el buen ánimo, humor y afecto que demuestran. Hemos visto sanitarios doblando turnos, jornadas extendidas, jubilados reincorporados, MIR recientes asumir responsabilidades y más. Los que trabajamos cada día con los profesionales del sector de la Salud y Life Sciences no nos hemos sorprendido tanto, porque sabemos que muchos de ellos/as son profundamente vocacionales.
La vocación por las profesiones sanitarias se suele manifestar a edades tempranas y como otras, tiene un íntimo sentimiento de propósito y de servicio a los demás. Fácilmente, se puede establecer el paralelismo con la vocación religiosa, la justicia, la ecología y otras.
Para médicos/as, enfermeros/as, auxiliares, farmacéuticos/as, dentistas o veterinarios/as, seguir su vocación puede contribuir a llevar una vida satisfactoria y plena. Ese propósito de ayudar a los demás les dirige hacia sus estudios, les anima en las prácticas y en la especialidad y finalmente, les permite soportar las condiciones laborales, que en muchas ocasiones, abusan de esa vocación para remunerarlos por debajo de su cualificación profesional.
En el sector de la Salud, se percibe el fascinante valor de pasar el planeta a las generaciones futuras en mejores condiciones de lo que lo encontramos
Depresión, estrés, burn-out son algunas consecuencias de permanecer en sus puestos de trabajo, a menudo en condiciones más que difíciles. En los últimos tiempos, fundamentalmente por la precariedad laboral: sustituciones, guardias y complementos sustituyen a lo que debía ser plaza estable en demasiados casos. También la imposición de objetivos cuantitativos, ratios y comparativas que, frecuentemente, ignoran la realidad asistencial, pues ignoran los intangibles.
¡Quien tiene un propósito en la vida, tiene la mitad del camino hecho! Así, pueden desarrollar todo su potencial; desde el impacto social de su servicio a los demás. Cuando ayudamos a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos, encontramos significado a nuestra dedicación y esfuerzo, y nuestra satisfacción se retroalimenta.
Además, en el sector de la Salud, se percibe el fascinante valor de pasar el planeta a las generaciones futuras en mejores condiciones de lo que lo encontramos. La asistencia sanitaria es el último escalón, la vanguardia, la last mile de la Investigación en Salud y muchos profesionales disfrutan participando en ensayos clínicos, nuevas terapias, nuevas indicaciones, etc. lo que les hace sentir que han contribuido a un avance social que mejora, alivia o previene la enfermedad o el sufrimiento de la humanidad. Casi nada…