Comenzábamos el 2020 con la amenaza de un virus que, como lo veíamos desde muy lejos, más de uno creía poco probable que llegase a nuestro país. Craso error pensar así, pues jamás el mundo había estado tan globalizado como ahora, en el cual se puede llegar de un punto a otro del planeta en cuestión de horas.
Este año está siendo muy duro pero nuestra vocación de servicio hacia nuestros pacientes nos hace seguir luchando y trabajando por cada uno de ellos. Por desgracia, hay cientos de familias rotas por la muerte de sus seres queridos, padres y madres que han perdido sus trabajos y hacen malabares para dar de comer a sus hijos, así como miles de comerciantes y hosteleros que han tenido que cerrar para siempre las persianas de sus negocios.
Los médicos vemos día a día las secuelas, tanto físicas como psicológicas, que este virus deja en muchos pacientes adultos, que no consiguen recuperarse por completo. Lo mismo ocurre con los niños y jóvenes que no pueden interaccionar y jugar entre ellos, algo fundamental para su correcto desarrollo.
Hay muchas cosas que no se han hecho como deberían, quizás por falta de previsión, falta de conocimientos o porque no estaban al frente de la situación las personas adecuadas
Para nosotros, es muy difícil desconectar al finalizar la jornada laboral cuando te acuerdas que esa mañana ha fallecido algún compañero, que el hijo del carnicero se ha contagiado y sus padres son de riesgo, o que has ido a casa de esa paciente de toda la vida para ver que tal evolucionaba, pues anoche tenía graves problemas respiratorios.
En resumen, lo que ustedes, queridos lectores, ya saben, esto es una tragedia nacional. Los ciudadanos españoles, haciendo autocrítica, en líneas generales, hemos sido muy responsables, pero nos ha faltado que los máximos representantes y dirigentes de nuestro país, los políticos, cumpliesen de la misma manera. Hay muchas cosas que no se han hecho como deberían, quizás por falta de previsión, por falta de conocimientos o porque no estaban al frente de la situación las personas adecuadas.
Los dirigentes tienen que entender – y tener en cuenta - el papel fundamental que jugamos las Sociedades Científicas, pues las conformamos miles de médicos que luchamos día a día para ganar esta batalla que tan larga y difícil se nos está haciendo.
En la misma línea, aprovecho una vez más esta oportunidad que se me da para recalcar públicamente la lamentable inversión que hay destinada para la Atención Primaria. Es un problema que, por desgracia, ya se nos ha convertido en crónico y cada vez está haciendo más mella en los profesionales que nos dedicamos a ella. Necesitamos recursos para seguir trabajando y poder detener esta pandemia. No hay más, es así, necesitamos con urgencia recursos materiales, económicos y humanos.
No podemos bajar la guardia pues este 2021 también va a ser duro, aunque confiamos fehacientemente en poder ir haciendo frente a este dichoso virus que nos está costando la salud. Ojalá que todo este caos acabe cuanto antes. Cuídense.