Después de 6 semanas de confinamiento, el Gobierno nos presentó su “plan de desescalada” que recoge el “Plan de Transición hacia una nueva normalidad”, en el que dice textualmente que, “el proceso de desescalada ha de ser gradual, asimétrico, coordinado con las Comunidades Autónomas, y adaptable a los cambios de orientación necesarios en función de la evolución de los datos epidemiológicos y del impacto de las medidas adoptadas”. Exactamente lo mismo que nos dijo el presidente en su alocución que ya se ha hecho habitual todos los fines de semana, y en la que nos resumía: gradualidad, asimetría, coordinación y adaptabilidad.
Pero… “adaptable a los cambios…” ¿no significa que debe ser un “plan flexible”? Muchos gobernantes, pero sobre todo profesionales entre los que me cuento, entendemos que debe ser así, flexible de acuerdo con la situación sanitaria y epidemiológica de cada provincia y coordinado por su Comunidad Autónoma; y desde luego siempre de acuerdo con los indicadores que el mismo Gobierno nos anunció, pero sin olvidar que salud y economía deben ir siempre de la mano, porque no son conceptos antagónicos, sino obligatoriamente complementarios entre sí. Si mejoramos nuestra salud, mejoraremos nuestra economía, pero si nuestra economía no se reactiva, y en estos momentos está en situación de verdadera agonía, no podremos hacer frente a las medidas necesarias para mejorar la salud de todos y disponer de los recursos sanitarios y sociales necesarios, en caso de un repunte de la COVID-19.
En ese “plan de transición” también se insistía, aunque ahora parece que los expertos de Sanidad han cambiado de opinión, en que para pasar de una fase a otra, es requisito imprescindible superar el tiempo de 2 semanas, apoyándose en que todos los estudios publicados hasta ese momento demostraban que es el tiempo conocido como “período de incubación de la enfermedad”. Nada que objetar en este concepto, salvo que no conocemos los indicadores con los que se mide cuando han pasado esos 15 días y pasamos a la siguiente fase, porque como es lógico, sus efectos clínicos y epidemiológicos se podrán observar a los 8 ó 10 días. Hoy contamos con nuevos estudios que nos dicen que ese periodo de incubación podría ser superior a las dos semanas; ¿qué hará el Gobierno? ¿obligarnos a pasar mas de dos semanas para poder pasar de una fase a la siguiente? Afortunadamente para todos no creo que sigan este indicador, porque a tenor de las últimas declaraciones del Gobierno, no parecen interesar tanto los indicadores sanitarios o epidemiológicos, como los políticos.
No se trata de que estemos pidiendo esa necesaria flexibilidad para que los ciudadanos podamos salir con más libertad, sino de que podamos empezar a trabajar cuanto antes todos
Nuestro Gobierno, que debería ser el de todos, tendría que valorar la “posible flexibilidad” que cada vez más Comunidades Autónomas están solicitando para pasar de una fase a otra, con 8-10 días de “interfase”, pero siempre que los indicadores sanitarios y epidemiológicos así lo aconsejen.
Y no, no se trata de que estemos pidiendo esa necesaria flexibilidad para que los ciudadanos podamos salir con más libertad, para poder ver a nuestros nietos o para viajar a nuestra segunda residencia, que también por supuesto, sino de que podamos empezar a trabajar cuanto antes todos, que se abran las superficies comerciales y todos los negocios, que se reactive la cultura de los cines, teatros, eventos sociales y especialmente el turismo, que constituye más de 13% del Producto Interior Bruto de España, llegando en algunas zonas como en las Islas Canarias y Baleares a ser el 35% de su PIB; sin flexibilidad en las normas del Gobierno, muy difícil será salir de este gran bache que sufrimos en la economía de nuestro país.
Por supuesto, la evaluación continua de la situación clínica y epidemiológica será realizada por cada Comunidad Autónoma, aunque luego haya que presentarse al “examen final” ante el tribunal del Gobierno central, que tiene la obligación de admitir o no los resultados presentados con criterios de equidad y con total transparencia en todos los sentidos, es decir, mostrando el documento presentado por la Comunidad Autónoma evaluada, y el informe de resultados del Gobierno que finalmente desde ayer ya se hacen públicos.
Por otra parte… ¿por qué 15 días de “cuarentena” para todos aquellos que lleguen a España con la idea de hacer turismo? ¿Y quién va a viajar en estas condiciones cuando la media de estancia para un viaje de placer y descanso está en torno a esos 15 días como máximo? Bueno, eso sí, se les permite entrar, pero también se les obliga a estar confinados en un domicilio o un hotel (con los espacios comunes de ocio y piscina cerrados), aunque se les permite salir por causas especiales como ir a la compra, a la farmacia o al médico si es necesario, y siempre con mascarilla y guardando la distancia de seguridad. ¿Es esta la mejor forma para reactivar el sector del turismo en España que en 2019 generó unos ingresos cercanos a los 90.000 millones de euros y que ahora estamos perdiendo? Me pregunto: si llega un turista al aeropuerto de Gran Canaria o al de Madrid, por ejemplo, y presenta un “certificado oficial” que demuestre los resultados de una prueba de PCR negativa reciente, y otra de IgG positiva (la que muestra los anticuerpos contra la enfermedad y su inmunidad). ¿También les obligará el gobierno a permanecer esos 15 días confinados? Desde la evidencia científica no tendrían ningún derecho a vulnerar su libertad. Posiblemente más de una agencia de viajes se lo esté planteando y ofrezca a sus clientes la posibilidad de que además de llevar en regla su pasaporte, sus billetes y su reserva de hotel, lleven consigo ese certificado oficial de inmunidad. ¿Se ha pensado en ello? Los ciudadanos y las empresas sí, pero ¿y el Gobierno?. Me consta que el de Canarias, sí lo está pidiendo desde hace tiempo, y con mucho rigor, tanto científico, como económico.
Gracias a todos los trabajadores de nuestro sistema sanitario, público y privado, y a la responsabilidad y generosidad de la gran mayoría de los ciudadanos, la situación en España está mejorando por momentos
Creo que tímidamente se lo están planteando pero es muy difícil convencer a los españoles, cuando el presidente, el miércoles 20 se presentó en el Congreso de los Diputados con la intención de aprobar una prórroga de al menos 1 mes más, y se encontró con que sólo le aprobaron 15 días, y con la “velada amenaza” de todos los grupos parlamentarios de que serían los últimos. Es posible que el presidente “repensara” su postura política, incomprensible para muchos, porque solo 3 días después, el sábado 23, nos adelantaba que ya estábamos cerca del final del estado de alarma y que se permitiría el “turismo libre” a partir del 1 de julio, y que volvía la liga de fútbol el lunes 8 de Junio. ¿Nos estaba diciendo el Sr. Sánchez que el estado de alarma se acabaría el domingo 7 de junio, justo cuando se acaba la prórroga que le han concedido “in extremis”?
Afortunadamente y gracias a todos los trabajadores de nuestro sistema sanitario, público y privado, y a la responsabilidad y generosidad de la gran mayoría de los ciudadanos, la situación en España está mejorando por momentos, razón por la que el Gobierno “debería ser flexible” en relación a las medidas de su plan de transición, escuchar a los presidentes de todas las Comunidades Autónomas y sobre todo a los profesionales sanitarios y a los especialistas en salud publica y epidemiología, que son los verdaderos expertos, y no solo basarse en la opinión de los técnicos a los que se refiere desde hace unos días el Dr. Simón en sus ruedas de prensa diarias, aunque por supuesto siempre teniendo en cuenta y valorando su opinión. Y ahora, cambian de nuevo el modelo de vigilancia epidemiológica, presentándonos unos datos infinitamente mejores que los de hace solo unos días… ¿se está preparando todo para mejorar nuestra imagen fuera de España y poder justificar los constantes cambios en cuanto a las decisiones políticas de un gobierno que hace aguas?
Solo con el rigor de la ciencia y la evidencia, olvidando los rifirrafes políticos, y practicando esa “pedagogía política” que tanto echo en falta, podremos entender los ciudadanos la situación en cada momento y de esta forma, seguro que contribuiremos, y cada vez más y mejor con nuestra actitud a mejorar la situación sanitaria, social y económica de España, porque a todos nos interesa.