El Diccionario de la Real Academia que tanto nos ayuda, reza en la segunda acepción del vocablo “ocurrencia” que se trata de una «idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación» y ofrece como sinónimo el término “ingeniosidad”, que resumen como una «expresión o idea artificiosa y sutil».
La idea o conjunto de ellas que me dan pie para esta tribuna no han nacido en el sancta sanctorum de tan egregia institución del conocimiento, pero lamentablemente la actualidad parece muchas veces extraída de las obras de esa institución.
Cada año por estas fechas, sobre todo antes de la pandemia, experimentábamos unos episodios más o menos intensos de enfermedades respiratorias, gripe especialmente, entre la población en general, y en particular, entre los mayores. Las campañas de vacunación se saldaban con colas en los consultorios y colapsos puntuales en las urgencias hospitalarias. Tales repuntes iban declinando con el devenir de las semanas y los albores de la primavera.
Tras la pandemia, y cuanto en ella se gestó, parece que la tormenta de la gripe anual de la temporada 23-24 se ha convertido en DANA. Creíamos que el Covid-19 nos había inmunizado en todos los órdenes y habíamos aprendido de los muchos, muchísimos, errores cometidos entonces, sobre todo a nivel administrativo. Pero habíamos olvidado que todo lo que está interiorizado parece imposible erradicarlo.
"Creíamos que el Covid-19 nos había inmunizado en todos los órdenes y habíamos aprendido de los muchos, muchísimos, errores cometidos entonces, sobre todo a nivel administrativo. Pero habíamos olvidado que todo lo que está interiorizado parece imposible erradicarlo"
La conjunción de gripe, Covid y otros virus con la campaña de navidad se ha saldado con una afectación masiva en todo el organismo y una virulencia desatada que ha devuelto imágenes de salas de urgencias con enormes concentraciones de pacientes y cuidadores, semejantes a las de años atrás.
A esto se ha añadido la confrontación de administraciones nacionales, regionales y locales señalándose como responsables y buscando en esa situación rédito partidista, por decirlo finamente.
Ojalá todo hubiera quedado en cifras y leves rifirrafes, pero volvemos ahora al punto de partida de nuestra tribuna: las ocurrencias de los nuevos gestores de la sanidad, indistintamente de su ámbito de influencia. Lo único en común con sus predecesores es compartir el ADN español, gen que tal vez justifique la cerrazón por tropezar de nuevo en la misma piedra.
"Algunas propuestas son improvisaciones que parecen más propias de una charla amable e informal durante una sobremesa bien regada, que fruto de reflexión de mentes a las que se presupone criterio, proporción y armonía"
No voy a repetir lo que está en la prensa y en los noticiarios a diario, pretendo que esta columna sea analítica y también un bálsamo para afrontar la dura realidad, ahora bien, en mi modesto parecer, algunas propuestas son improvisaciones que parecen más propias de una charla amable e informal durante una sobremesa bien regada, que fruto de reflexión de mentes a las que se presupone criterio, proporción y armonía.
Este fuego cruzado de acusaciones veladas, de ajustes de cuentas pasadas y animadversiones personales e intransferibles entre las administraciones, aumenta la temperatura de la olla a presión del país, que ya tenía alta la presión finalizando el 2023 y como comentamos en este mismo espacio hace unas semanas.
El eterno retorno, las tareas inconclusas y la repetición de situaciones y errores nos hace rememorar los accidentes navales, los vertidos descontrolados con descoordinación de las autoridades, las sequías pertinaces seguidas de inundaciones, el calor en invierno y los temporales de nieve que cierran carreteras o incluso ciudades….
"A veces creo que vivimos en un bucle melancólico del que parece no queremos salir, que nos hemos acomodado o resignado a repetir una vez tras otra nuestros errores sin sacar ninguna conclusión"
A veces creo que vivimos en un bucle melancólico del que parece no queremos salir, que nos hemos acomodado o resignado a repetir una vez tras otra nuestros errores sin sacar ninguna conclusión. Es Sísifo morando en la Piel de Toro.
Con todas las reservas individuales que podamos tener, sigue siendo aleccionador que casi siempre es el comportamiento responsable y solidario de una mayoría de personas, aportando su granito de arena, independientemente de su edad, origen, estatus, condición social, etc. lo que termina por desbloquear los conflictos. Lubricante basado en el sentido común.
Qué bueno sería que nuestros parlamentos fueran verdaderos foros de debate donde deliberar y mostrar propuestas, discutirlas, pulirlas en busca del consenso amplio en pro del bienestar colectivo, de la mayoría, y no frontones de “jai-alai” donde estrellar las ocurrencias sin haberlas madurado para que al menos cuando les interroguen sepan argumentar con razones de peso y no boutades al azar, como quien cuenta un chascarrillo para ganar la sonrisa de la parroquia. ¡Basta de ocurrencias!
En los momentos clave, todos nos la jugamos y si bien no hay que despreciar de inicio las salidas audaces e ingeniosas, sí al menos cabe exigir el pensar y repensar dos veces antes de hacer política de postureo de cara a la galería que solo causa sonrojo