El pasado 25 de octubre asistimos a la decimo sexta velada de periodismo sanitario organizada por el Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicina. En esta ocasión se homenajeaba a Marisol Berbés, por su larga trayectoria profesional en el sector de la comunicación en salud, que se inició hace 40 años. Un homenaje sin duda más que merecido.
Pero esta velada no era una más. Era una velada muy especial que incluyó una lección magistral de humanidad, humildad, sensibilidad, reconocimiento y lealtad que todos los que estábamos allí presentes pudimos escuchar. Todo un ejemplo de superación, dignidad personal y profesional, honradez e integridad, que algunos deberían tomar buena nota.
La lección magistral corrió a cargo de Montse Tarrés, una profesional que ha conseguido prácticamente todo lo que se ha propuesto. Es Directora de Comunicación de una de las empresas farmacéuticas multinacionales más importante del Mundo, además de ser la Presidenta de Dircom, y de varias instituciones y asociaciones profesionales. Reconocida por todos y con una trayectoria profesional impecable, aprovecha siempre que puede para agradecer en público a todos los que le han ayudado en su carrera profesional sin tapujos y con una humildad envidiable. Y esto es lo que hizo una vez más en la última velada de periodismo sanitario, agradecer a Fernando Mugarza, su exjefe en Novartis, a Marisol Berbés, a Carmen Pino y a otros muchos por todo lo que le han enseñado a lo largo de su carrera profesional y que sin ellos hubiera sido muy difícil llegar donde ha llegado profesionalmente. Una lección de dignidad y lealtad.
Oyendo estas palabras de Montse me vinieron muchos recuerdos y entendí que para ser un gran profesional es mucho más importante ser una gran persona que tener un gran currículum.
Yo soy de la opinión de que en la vida no te regalan nada y que lo que se consigue es gracias a la valía, dedicación y preparación de las personas, pero siempre hay una pequeña parte que es gracias a la ayuda que en un momento dado alguien te da y esto no se debe olvidar nunca. Todos los que hemos tenido una oportunidad en nuestra vida profesional para medrar y alcanzar puestos de responsabilidad en las empresas es gracias a que alguien en un momento dado ha apostado por nosotros y nos ha dado la oportunidad de demostrarlo. Por eso la lección de Montse la deberían tener en cuenta directivos de muchas empresas que parecen olvidar cómo han llegado tan alto, y como dice un refrán muy popular, es de bien nacido ser agradecido.