La mitocondria es el orgánulo esencial para producirla energía requerida en innumerables procesos celulares. Uno de los aspectos que pone de manifiesto la importancia de la mitocondria en la célula, es el hecho de ser el único orgánulo que ha mantenido su propio genoma (ADN mitocondrial, mtADN) y que ha desarrollado un complejo sistema para garantizar su funcionalidad (dinámica mitocondrial), en el que, a través de un proceso denominado mitofagia, se induce la eliminación específica y controlada de aquellas mitocondrias alteradas funcional y/o estructuralmente.
La relevancia de las mitocondrias trasciende la mera producción de energía; ya que están implicadas en procesos celulares claves como la regulación del metabolismo, la señalización celular, la muerte celular programada (apoptosis),e incluso el control del ciclo y del crecimiento celular, entre otras. Por ello, se considera que la salud mitocondrial repercute directamente en la salud del individuo. En este sentido, los avances en biología molecular y celular han revelado una serie de enfermedades que comparten una patogénesis subyacente que involucra a la mitocondria. Las alteraciones en la dinámica mitocondrial se están asociando a enfermedades de elevada prevalencia, incluyendo trastornos neurodegenerativos, enfermedades metabólicas, diferentes tipos de cáncer, e incluso diferentes patologías cardiovasculares.
Debido al papel central de la mitocondria en diferentes procesos patológicos, el estudio de posibles tratamientos que regulen positivamente la función mitocondrial se ha convertido en un área de investigación prioritaria. Recientemente, se han descrito como tratamientos anticoagulantes y antiagregantes son capaces de modular la funcionalidad mitocondrial en plaquetas y en el propio endotelio de pacientes diabéticos, sugiriéndose la potencial posibilidad de nuevas indicaciones y dianas terapéuticas para fármacos ya aprobados y existentes en el mercado.
La dinámica mitocondrial está emergiendo como un marcador crítico de salud, ofreciendo también perspectivas para el desarrollo de enfoques terapéuticos específicos, dirigidos a corregir disfunciones mitocondriales. En este sentido, se ha desarrollado la creación de vectores específicos en liposomas capaces de transportar proteínas mitocondriales funcionales al interior de mitocondrias en células vivas, e incluso, se están desarrollando terapias génicas con el objetivo de corregir mutaciones puntuales en el propio ADN mitocondrial.
Se considera que la salud mitocondrial repercute directamente en la salud del individuo
En la actualidad, estamos a las puertas de una nueva y prometedora disciplina que podríamos definir como “farmacología mitocondrial”, en la que se señala a ésta como una potencial diana farmacológica para el desarrollo de nuevos abordajes terapéuticos con implicaciones en numerosas patologías.