El Sistema Nacional de Salud (SNS) se encuentra muy lejos de ser homogéneo. El gasto sanitario por habitante y año de las distintas Comunidades Autónomas (datos de 2019 del Ministerio de Sanidad) presenta una media de 1.327 euros, con cinco Comunidades que se encuentran por debajo hasta un mínimo de 1.164 euros, y otras doce con un gasto por encima de la media hasta un máximo de 1.731 euros. Una diferencia excesiva que, por otra parte, no se corresponde con una evaluación de las necesidades sanitarias derivadas de la morbilidad, el envejecimiento y la dispersión, sino que se deriva directamente en las prioridades que fija cada región (algunas dedican en 25% de su presupuesto a la sanidad y otras llegan hasta el 40%), condicionadas, a su vez, por el retraso de la negociación sobre la financiación de las comunidades autónomas. El propio análisis del Ministerio reconoce como una de las causas de estas oscilaciones las variaciones en cobertura, pública y privada, de algunas comunidades, aunque no profundiza en el análisis de las causas.
Como Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid (ACHPM), nos corresponde ceñirnos a nuestro ámbito y, desde esa perspectiva, sólo podemos constatar que la Comunidad de Madrid se encuentra en una posición de preeminencia. Se trata de la región con el mayor Producto Interior Bruto de España (PIB), según ha constatado la última serie de contabilidad regional publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), superando a Cataluña a pesar de tener 939.000 habitantes menos, prueba de que ha soportado mejor el impacto de la crisis, y, además, dispone de un Gobierno regional que defiende las libertades de los ciudadanos y está fuertemente comprometido en el respeto a los compromisos suscritos con las empresas. Eso es muy importante para las empresas sanitarias, cuando el actual presidente del Gobierno de España, en su discurso de investidura, anunció que apostaba “de una manera decidida y clara por la gestión pública y directa de la sanidad”.
"Los recursos humanos de la sanidad privada madrileña ascienden a 69.203 profesionales de los que 16.686 son médicos y 18.038 profesionales de enfermería"
No debe pasarse por alto que 2.265.000 de ciudadanos (el 34% de la población de la Comunidad de Madrid), además de la cobertura pública, disponen también de un seguro sanitario privado. Según recoge “El Libro Blanco de la Sanidad Privada en la Comunidad de Madrid”, el sector sanitario privado de esta región cuenta con el 59% de los hospitales y el 33% de las camas existentes, con relación al total, está asumiendo el 31% de los ingresos y de las altas realizadas, así como el 27% de las estancias y el 37% de las intervenciones quirúrgicas, el 46,4% de las mamografías, el 45,53% de las resonancias magnéticas, el 33,59% de las densitometrías, el 28,77% de las gammagrafías, el 27,87% de las biopsias, el 24,10% de los PET, el 23,82% de las Rx convencionales, el 23,29% de los TAC, el 18,68% de las angiografías digitales, el 15,82% de SPECT y el 1,92% de las necropsias. Los recursos humanos de la sanidad privada madrileña ascienden a 69.203 profesionales de los que 16.686 son médicos y 18.038 profesionales de enfermería.
Recientemente hemos expresado el compromiso de la sanidad privada madrileña en un escenario de población envejecida. Se trata de una realidad que no se puede ignorar. Con una situación actual de un 20,2% de la población mayor de 65 años y unas previsiones de que lleguen al 25,0% en 2030 y al 30,2% en 2040, el paradigma de la oferta de servicios sanitarios tiene que adaptarse a ese cambio que implica una mayor prevalencia de patologías crónicas y de dependencia. Todos, absolutamente todos los agentes sanitarios, públicos y privados, tenemos que colaborar juntos. En este sentido, no podemos por menos que mostrar nuestra preocupación por la forma en la que en el mencionado discurso de investidura se cuestionó la sanidad privada. Las empresas necesitamos predictibilidad de las reglas del juego (marco jurídico) para poder decidir nuestras inversiones, y esa declaración de intenciones del presidente del Gobierno no ayuda en absoluto.
"Las empresas necesitamos predictibilidad de las reglas del juego (marco jurídico) para poder decidir nuestras inversiones, y esa declaración de intenciones del presidente del Gobierno no ayuda en absoluto"
Ahora bien, no me gustaría dejar una sensación de pesimismo. La política se define como el arte de lo posible y por mi parte, añadiría que lo posible, además, está encadenado al sentido común. En estas primeras semanas del nuevo Gobierno de la nación pueden atisbarse algunos indicadores positivos. Por una parte, el hecho de haber dejado al Ministerio de Sanidad libre de competencias en consumo e igualdad, le hará centrarse en los problemas del sector que, por estar transferido, requerirá inexcusablemente la negociación con las Comunidades Autónomas. Por otra, la persona que el presidente del Gobierno ha puesto al frente de la Sanidad, Salvador Illa, a pesar de su total desconocimiento del área de la que es responsable, goza de prestigio negociador y el compromiso que adquirió en su toma de posesión de "escuchar y resolver" augura, por lo menos, unos buenos principios.
Sr. Illa, por favor, escuche a la sanidad privada, tiene mucho que ofrecer y siempre cumple con sus compromisos poniendo al paciente por delante de cualquier otra consideración. Puede comprobarlo.