La gestión de la salud de la población es un término que se usa cada vez más en gestión sanitaria, pero que aún no se entiende de manera universal. Su objetivo es mejorar el estado colectivo de la salud física y mental de la población, ya sea con una visión global o de un grupo poblacional. Significa asumir la responsabilidad de mejorar la calidad de la atención y los resultados de salud de la población y ser responsable de esos resultados con un rango de costes acordados.
Implica la transición de un modelo basado en actividad a un modelo basado en valor e incluye una mejora en la gestión de casos de pacientes con múltiples comorbilidades, la colaboración en la prestación de la asistencia entre diferentes proveedores sanitarios, la gestión del uso de los recursos de manera más eficiente, la adopción de protocolos de atención estandarizados y la atención del paciente en el nivel asistencial más apropiado.
Uno de los objetivos de “la gestión de la salud de la población” es ayudar a abordar los desafíos existentes en hacer sostenible la demanda en salud y abordar las desigualdades en cuanto a prestación y financiación de los servicios de salud en los países europeos.
La gestión de la salud de la población se focaliza en enfermedades crónicas y destina mayores cuidados a las personas con el nivel más alto de riesgo para su salud. La gestión de la salud de la población se consigue a través de una combinación de cambios de comportamiento, utilizando herramientas adecuadas y buena estrategia de comunicación, y una medicina basada en la evidencia centrada en la prevención y el tratamiento de enfermedades.
"Uno de los objetivos de 'la gestión de la salud de la población' es ayudar a abordar los desafíos existentes en hacer sostenible la demanda en salud y abordar las desigualdades en cuanto a prestación y financiación de los servicios de salud en los países europeos"
La responsabilidad por la salud de una población se comparte entre organizaciones, con intervenciones dirigidas a abordar los determinantes sociales, económicos y ambientales subyacentes de la salud en toda la población.
El liderazgo clínico y gerencial es clave a través de un trabajo conjunto y colaborativo entre las diferentes Administraciones y los proveedores de salud, sociosanitarios y sociales así como la estratificación del riesgo de la población definida, utilizando datos agrupados, los modelos de pago basados en resultados, procesos y vías estandarizadas y el compromiso y la participación del paciente en campañas de educación sanitaria.
Un enfoque basado en la estratificación de riesgos requiere que los proveedores y financiadores definan lo más ajustado posible los costes de las prestaciones; que las intervenciones se dirijan fundamentalmente a los grupos de población donde obtengan un mayor impacto en resultados de salud; que los gestores asuman la responsabilidad de la gestión integral de la salud de la población; y la integración de todo el continuum asistencial (prevención, atención primaria, atención de agudos, cuidados crónicos, rehabilitación y cuidados al final de la vida).
Por último, los profesionales deben estar dispuestos a adoptar nuevas formas de trabajo con un liderazgo clínico basado en la responsabilidad colectiva y colaborativa para los pacientes, lo que supone un enfoque de trabajo flexible y colaborativo entre diferentes perfiles profesionales y un conocimiento adecuado de la tecnología y la digitalización aplicada en salud.