Termina el año más difícil que como sociedad y como profesionales sanitarios hemos vivido. La pandemia ha marcado a la humanidad, nos ha hecho ver nuestra fragilidad y que lo único que puede salvarnos es la ciencia.
Inmersos ya en la tercera ola y con la esperanza puesta en la vacunación, desde la Profesión Farmacéutica continuamos trabajando con el mismo afán de colaboración que hemos demostrado desde el primer momento, proponiendo soluciones y demostrado nuestra gran raza sanitaria en esta crisis.
Como el resto de profesionales sanitarios, los farmacéuticos hemos sido ejemplo de profesionalidad, dedicación, entrega y compromiso tanto en la investigación como en los hospitales, en la industria, en la distribución, en los laboratorios clínicos, en la salud pública y, por supuesto, en las farmacias. Una luz verde de esperanza que siempre ha estado al lado de los ciudadanos, incluso en los peores momentos.
La labor de asesoramiento y consejo sanitario desde la red de 22.000 farmacias ha sido continua y crucial para informar a la población. En este momento de la pandemia inmunizar a la población es ahora el mayor desafío. En él la Farmacia Comunitaria tiene una posición inmejorable para informar sobre la necesidad de vacunación - su calidad, seguridad y eficacia-, los colectivos prioritarios, la importancia de cumplir con las dosis establecidas, y, también, como parte activa del Sistema Español de Farmacovigilancia.
Como profesionales esenciales en la Salud Pública, y en primera línea de atención, tenemos una posición de primer orden para tener un papel mucho más activo del que estamos desarrollando
Sin embargo, creemos que los farmacéuticos podríamos hacer mucho más para contener la pandemia, y así lo hemos hecho saber a las autoridades sanitarias. Como profesionales esenciales en la Salud Pública, y en primera línea de atención, tenemos una posición de primer orden para tener un papel mucho más activo del que estamos desarrollando.
Ahora más que nunca, el esfuerzo conjunto es imprescindible. Tenemos que abordar de manera decidida la Salud Pública, generando políticas que nos preparen como país ante situaciones como las vividas. Es urgente el desarrollo de un nuevo modelo sociosanitario que potencie la atención a la cronicidad desde la atención primaria y comunitaria. Son retos inaplazables, de enorme trascendencia, y que tienen que contar con una visión holística de la Sanidad y de la Salud. Tenemos que avanzar en esta transformación de la Sanidad, hacia sistema sanitario más robusto, colaborativo, flexible y resiliente, que cuente con el talento de todos los profesionales sanitarios y aproveche las estructuras disponibles.
Si algo debemos aprender de esta crisis es, sin duda, la necesidad de dotar económica y profesionalmente a la Sanidad, dejando de concebirla como un gasto. Una conciencia global sobre importancia de contar con sistemas sanitarios colaborativos, fuertes y sólidos, que integre la Salud Pública en todos los niveles asistenciales. Solo así habremos conseguido avanzar en un verdadero compromiso social.