Libertad de acción

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Toda prescripción pretende marcar una pauta, fijar un orden, establecer unas prioridades, pero siempre mirando por el bienestar y seguridad del paciente porque ese es el objetivo de todo juramento hipocrático encaminado a resolver de la mejor manera posible el estado de salud de quien procura nuestra consulta, nuestro consejo, nuestra recomendación, pero obviamente no es una ordenanza, ni tiene carácter de obligatoriedad, ni es una imposición. El principio de autonomía consagra el consentimiento informado.

Sin embargo, su incumplimiento o su libre interpretación iría en detrimento o perjuicio del interesado, por lo que pensamos los sanitarios que ya se cuidara muy mucho de pasárselo por alto, de ahí la importancia de trasmitir la información de modo adecuado para que sea comprendida y aceptada.

Quiénes cumplimos el servicio militar conocemos la jerarquía, la cadena de mando, el deber y el cumplimiento de este, o sea las ordenanzas. Dichas estructuras se reproducen en el orden profesional, en el orden académico, incluso en nuestro orden familiar. Siempre se dijo aquello de “quién manda, manda” y nadie más que una madre y un padre para mandar en la familia y que los hijos cumplan los preceptos paternales por su buen gobierno.

Tres cuartas partes de lo mismo vemos en el orden administrativo: hay una jefatura del Estado, una presidencia del gobierno, unos ministros, unos secretarios de Estado, dos cámaras de representantes, una administración de justicia y en todos ellos hay un orden, unas normas de obligado cumplimiento.

"Cada uno de nosotros ha de ser consciente de su compromiso con respecto a su voluntad y sobre su situación personal, pero llevado al extremo de ser un problema mundial, el rigor ha de ser superlativo y la paciencia máxima"

Cuando un paciente reclama nuestros servicios solía atenerse a las recomendaciones, encaminadas a su bienestar, para su recuperación y, en su defecto, a su alivio, todo ello bajo un prisma protector y paternal pero no podemos poner un policía qué vigile cada movimiento, cada gesto, cada acto, cada consumo, confiamos en el paciente como esperamos que ellos confíen en nosotros, porque damos por sentada una lealtad mutua y la responsabilidad emanada de la autonomía para tomar decisiones.

Todo lo descrito responde a una relación interpersonal entre sanitario y paciente en consulta, donde se abordan caso a caso, de manera particular y a escala individual, pero cuando hay que abordar un problema general o incluso supranacional, entonces debemos responder con unas normas colectivas cuyo cumplimiento o incumplimiento redundará sobre el resto.

Cada uno de nosotros ha de ser consciente de su compromiso con respecto a su voluntad y sobre su situación personal, pero llevado al extremo de ser un problema mundial, el rigor ha de ser superlativo y la paciencia máxima. A cualquiera le constriñe un cinturón muy apretado que a veces incluso corta la respiración.

El cuestionamiento o directamente el rechazo a una vacuna determinada cuando no se tienen conocimientos y métodos de Microbiología, Epidemiologia, Virología… parece a todas luces un comportamiento temerario, porque las evidencias en contra de esa vacuna en concreto son tan remotas que resulta tan posible correr riesgos tras su inoculación como que te toque el supermegabote del Euromillón.

Los sanitarios estamos más que familiarizados con los laboratorios, con las soluciones farmacológicas, con los principios químicos y sus beneficios y reacciones, porque forman parte de nuestro trabajo, convivimos desde la universidad hasta nuestro retiro y casi nuestra muerte con el Vademecum, que es más que nuestra Biblia, es nuestro libro de cabecera ¡Pero la gente de a pie, no!

"Las evidencias en contra de esa vacuna en concreto son tan remotas que resulta tan posible correr riesgos tras su inoculación como que te toque el supermegabote del Euromillón"

Cómo es posible que ningún paciente cuestione este o aquel analgésico, antipirético, antiinflamatorio, y ya no digo los antigripales, vacunas incluidas, etc., y, sin embargo, tras ver a l@s iluminad@s de las tertulias televisivas o radiadas, ya se atrevan a poner en duda la idoneidad de una vacuna sin contrastar a los medios que difunden esas dudas y sus no declarados intereses.

Me he saciado de discutir estas últimas semanas sobre los riesgos y/o contraindicaciones que muchos medicamentos siguen presentando diez, veinte, treinta y hasta cuarenta años después de su aparición en el mercado, y pese a ello el resto sigue empleándolo ¿Por qué?

Hoy mismo, conforme cierro esta edición, otro laboratorio ha frenado su vacuna, y ya van dos. No descarten fuego cruzado de intereses entre los grandes laboratorios porque están en juego miles, decenas de miles, centenares de miles de millones de € o $ por acaparar el mercado y el precio fluctúa ostensiblemente según cuál sea la patente o farmacéutica.

Por supuesto que hay que fomentar la libertad de acción y el espíritu crítico, pero para ello hay que contrastar la información y no dejarse contaminar por los voceros que se giran al sol que más calienta porque, como ya dije meses atrás, hoy más que nunca, estamos en un rastrillo medieval donde regateadores se confunden con trileros.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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