Está demostrado que apostar por la innovación en tecnología sanitaria como hacemos en Coloplast desde hace más de 60 años, es la manera más efectiva de mejorar la atención personalizada de los pacientes, fomentar su autocuidado y mejorar su calidad de vida e inclusión social y laboral, rebajando costes para el sistema y contribuyendo a su resiliencia y sostenibilidad.
Pero dicha apuesta por la innovación tan solo puede desarrollarse y llegar al paciente si de manera conjunta, industria y administraciones, analizamos y encontramos las vías para hacer frente a factores como la inflación y a los problemas de suministro que tenemos por delante, afrontando, además y de una vez por todas, los problemas sistémicos de acceso equitativo a la innovación de productos sanitarios que nuestro país arrastra desde hace más de 15 años. Resulta necesario el impulso de un nuevo texto legislativo que permita y facilite la incorporación de productos innovadores que son necesarios para el tratamiento y cuidado de pacientes con patologías crónicas, dependientes y/o personas mayores.
Desde el año 2006, hace ya 17 años, el procedimiento para la evaluación y financiación de los productos sanitarios incluidos en la prestación farmacéutica está cerrado y resulta ya del todo imprescindible que se puedan incluir nuevas categorías y grupos de productos para que los usuarios puedan tener acceso a nuevas soluciones clínicas que mejoren sus resultados en salud y calidad de vida. Además, el actual contexto económico y geopolítico pone en riesgo la producción y la distribución de estos productos médicos imprescindibles para el cuidado de estas personas.
Resulta necesario el impulso de un nuevo texto legislativo que permita y facilite la incorporación de productos innovadores que son necesarios para el tratamiento y cuidado de pacientes con patologías crónicas, dependientes y/o personas mayores
El incremento de la demanda y las interrupciones en las cadenas de suministro a nivel internacional, ya supusieron un importante reto para nuestro sector tras los peores meses de la pandemia. Agravada la situación por la cronificación del conflicto armado en Ucrania y el arrastre de problemas sistémicos de nuestras economías, vemos cómo los precios industriales, los de las materias primas, el coste de la energía y el transporte siguen desbocados y poniendo en jaque la innovación, la producción y el suministro de los productos sanitarios. Si ya era un reto antes del COVID, ahora la situación es insostenible para nuestra industria. Con este entorno económico volátil e incierto, se requiere en nuestra opinión de un mayor diálogo con la Administración para la búsqueda de la eficiencia y competitividad industrial.
El sector de tecnología sanitaria reclama medidas urgentes que permitan, al igual que ya han hecho países como Francia, Italia o Portugal, que se puedan indexar los contratos públicos sanitarios para permitir la revisión de los precios a lo largo de su vigencia permitiendo así garantizar el acceso de los pacientes a productos sanitarios que son esenciales para su diagnóstico y tratamiento. Y para el caso de los productos sanitarios incluidos en la prestación farmacéutica, sería ya necesario iniciar un procedimiento extraordinario de revisión de precios que permanecen hoy en día un 7,5% por debajo de los precios fijados en la década de los 80 al estar el proceso de revisión y acceso a la innovación cerrados desde entonces.
En nuestra opinión, urge reforzar la colaboración público-privada en nuestro sector para hacer posible que nuestra actividad científica y económica siga contribuyendo a mejorar la atención sanitaria y la calidad de vida de las personas de nuestro país.