En los últimos días, hemos conocido que Madrid aspira a convertirse en un“Houston” europeo del cáncer. La Comunidad ha presentado a la Comisión Europea su Red Oncológica Madrileña (ROM), que inició su andadura poco antes de la pandemia, y con la que ahora considera llegado el momento de convertirse en nodo de referencia para el tratamiento de tumores, de un modo similar a lo que supone ciudad estadounidense, sede del MD Anderson Cancer Center, al otro lado del Atlántico. Las cifras avalan el planteamiento: un total de 29 hospitales -ocho principales y otros 21 de menor tamaño- atienden cada año a unas 40.000 personas con distintas neoplasias, lo que supone cerca del 40% de la población oncológica en España.
La Red ofrece una atención de excelencia, equitativa y eficiente, en la que se integran todos los actores involucrados, con los profesionales sanitarios de todas las especialidades, los gestores, las sociedades científicas, la industria farmacéutica y los pacientes, que son los principales beneficiarios. Como ha indicado la Comunidad de Madrid, con este tipo de gestión se consigue que cada persona sea tratada por los profesionales mejor preparados y los medios más adecuados.
"Las cifras avalan el planteamiento: un total de 29 hospitales -ocho principales y otros 21 de menor tamaño- atienden cada año a unas 40.000 personas con distintas neoplasias, lo que supone cerca del 40% de la población oncológica en España"
Esta visión multidisciplinar es una de las claves del éxito y de las posibilidades de futuro de este proyecto. Como también lo es la colaboración. Uno de los ocho hospitales de referencia incluidos en la Red -la Fundación Jiménez Díaz- y al menos tres de los de menor tamaño están gestionados con acuerdos de colaboración público-privados. Además, la ROM se completa con la participación de cuatro grupos hospitalarios privados.
Con este modelo, que ahora propone a Europa, la Comunidad de Madrid ha conseguido estar a la vanguardia en el tratamiento del cáncer. Se trata del último ejemplo de una tendencia. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, aseguró hace unos días que “Madrid tiene la mejor Sanidad de España, y una de las mejores del mundo”, y afirmó que la tiene graciasa unos magníficos profesionales y también, a un sistema donde la colaboración público-privada es relevante.
Una vez más, Díaz Ayuso cuenta con datos en las que apoyarse: Madrid es la Comunidad con mayor esperanza de vida al nacer y está a la cabeza de Europa en cuanto a longevidad. En lo referente a listas de espera, que en el último informe del Ministerio de Sanidad sufrieron un empeoramiento generalizado, Madrid se mantiene como la Comunidad Autónoma con menor tiempo medio de espera y con menos pacientes que tienen que aguardar más de seis meses para ser intervenidos.
Estos resultados son posibles, además, en una Comunidad con casi siete millones de habitantes y la mayor densidad de población de España, con lo que ello conlleva de desafío asistencial. En este contexto, no sorprende que la presidenta haya lamentado que desde el Ministerio de Sanidad se persigan, “con ceguera y de forma insensata” fórmulas de gestión que se han demostrado exitosas y que Madrid aplica, como otras CC AA, en el ejercicio de sus competencias.
"La colaboración público-privada no sólo funciona, sino que forma parte de iniciativas de éxito, como la Red Oncológica Madrileña, que también dan servicio a otras Comunidades Autónomas, en casos habitualmente complejos que son atendidos por los profesionales mejor preparados en el menor tiempo posible"
La colaboración público-privada no sólo funciona, sino que forma parte de iniciativas de éxito, como la Red Oncológica Madrileña, que también dan servicio a otras Comunidades Autónomas, en casos habitualmente complejos que son atendidos por los profesionales mejor preparados en el menor tiempo posible.
Sin este modelo de colaboración, no sólo serían mucho más difícil llevar a cabo proyectos pioneros, como el del “Houston” madrileño, sino que más de 2,6 millones de ciudadanos podrían quedar desatendidos., pues en Madrid, la privada asume un tercio de los ingresos y las altas, así como el 37% de las intervenciones quirúrgicas.
En definitiva, si el modelo funciona, cuenta con los mejores profesionales y da frutos que sitúan a la Comunidad de Madrid a la vanguardia de la sanidad internacional, lo lógico es mantenerlo y reforzarlo. O, al menos, no poner trabas. Los pacientes madrileños, españoles y europeos lo agradecerán.