Más de medio siglo llevan reivindicando sus derechos los afectados por la talidomida en España. Medio siglo de sufrimiento y abandono por parte del laboratorio que destrozó las vidas a más de 500 personas que padecen malformaciones desde su nacimiento por culpa de los efectos secundarios producidos por el medicamento de la alemana Grünenthal.
Recientemente, los afectados de la talidomida, tras años de injusticia, han sufrido un nuevo varapalo. Estrasburgo no ha admitido a trámite su demanda. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha comunicado la inadmisión de la demanda que la Asociación de Vícitimas de la Talidomida en España (Avite) presentó contra la farmacéutica por el daño que su fármaco causó a miles de personas. Según el Tribunal, ha tomado esta decisión “al no cumplirse los requisitos exigidos por el Convenio”.
La investigación de medicamentos no es una ciencia exacta y a lo largo de la historia, el desarrollo farmacéutico ha supuesto un avance sin precedentes para la humanidad, pero también ha tenido fracasos importantes que ha provocado daños para la salud de las personas, incluso con desenlace fatal. Pero a los largo de todos estos años, la mayoría de las empresas farmacéuticas han asumido su responsabilidad y han intentado compensar, en la medida de lo posible - porque no es posible compensar la pérdida de vidas – tanto a los familiares como a los afectados por los efectos secundarios producidos por un medicamento.
Hay multitud de ejemplos. La multinacional japonesa Takeda, llegó a un acuerdo para indemnizar con más de 2.600 millones de dólares a un importante grupo de pacientes diabéticos que desarrollaron cáncer de vejiga con uno de sus medicamentos y no lo advertía en el prospecto. Como este ejemplo hay muchos más y esto habla en favor de la responsabilidad de las empresas farmacéuticas con sus pacientes.
El caso de Grünenthal España parece que es un caso único. La empresa ha preferido tomar el camino de los tribunales en lugar de negociar con los afectados. Las diferencias entre el tratamiento de los afectados en Alemania y en España son contundentes. En el país germano se estableció que no podía haber ningún afectado por la talidomida gestado más allá de noviembre de 1961, por ser la fecha en la que supuestamente se retiró el medicamento en todo el mundo. Sin embargo, el caso de España fue diferente, ya que, como Avite demostró documentalmente en un juicio, "Grünenthal perpetró el crimen de seguir vendiendo talidomida muchos años más a sabiendas de lo que producía".
En este contexto, los afectados españoles por el medicamento de la farmacéutica recuerdan que las diferentes sentencias emitidas “no exoneran a Grünenthal de su culpabilidad". Lo realmente paradójico es que en la memoria anual de Responsabilidad Social Corporativa de la farmacéutica, podemos leer textualmente lo siguiente: “Para Grünenthal, ser socialmente responsable se traduce en proporcionar confianza a nuestros grupos de interés y eso lo logramos desarrollando un comportamiento ético en nuestra actividad, primando no sólo los resultados económicos sino aportando valor al entorno con el que interactuamos”.
Había que preguntar a la decena de afectados por la talidomida que tienen que mendigar todos los días para sobrevivir. “Venimos denunciando estas situaciones desde hace años, eso los políticos y Grünenthal lo saben y es para que se les caiga la cara de vergüenza”, afirman desolados.
Grünenthal ha sido exculpado ante los tribunales, pero sigue condenado por la sociedad. Ahora le toca el turno a los políticos y en este aspecto parece que hay una unanimidad plena en los principales partidos políticos, así como, por parte del ministerio de Sanidad, para que los afectados por la talidomida en España tengan una respuesta justa a sus reivindicaciones.
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