Gestion pública de la sanidad: eficiencia

Rosa Medel
Portavoz de Sanidad de Unidas Podemos en el Congreso

La pandemia ha puesto de manifiesto que, para aumentar la calidad asistencial y la eficiencia, hay que apostar decididamente por la gestión pública. Se trata, en definitiva, de revertir la senda iniciada en 1997, cuando el Gobierno de Aznar decidió convertir la Sanidad en una fuente de negocio para las empresas privadas, algo coherente con su ideología neoliberal. Así, una ley de 1997 abrió la puerta a la colaboración público-privada, consistente en desviar dinero público a empresas privadas para la gestión de hospitales públicos. Resultado: disminuyó la calidad del SNS.

España está por detrás de la media europea en gasto social desde hace décadas. La Sanidad pública arrastra más de veinte años de recortes y privatizaciones que han reducido la calidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) a cambio de beneficiar a una serie de empresas privadas.

La empresa privada parasita la sanidad pública: el beneficio que obtiene de los conciertos y de la gestión privada de hospitales públicos es mayor que el que obtiene la sanidad privada pura. Así lo reconoció el oligopolio alemán Fresenius al adquirir Quironsalud en 2016 (eldiario.es).

Los ciudadanos debemos ser conscientes de que todos esos beneficios privados implican un aumento del gasto, una disminución de la calidad de los servicios sanitarios o probablemente ambas cosas, pero no benefician a la población.

La Pandemia ha evidenciado que necesitamos un SNS potente. Aunque ahora todos los partidos dicen que la financiación de la Sanidad no es gasto, sino inversión, no todos partimos del mismo análisis

En 2008 llegó la crisis financiera y con ella las políticas de austeridad del  PP: disminución de ratios de enfermería, precarización del personal sanitario y un grave atentado a la Atención Primaria y Comunitaria. Los recortes en Sanidad fueron un gran ataque a la ciudadanía porque los servicios sanitarios son compensadores de desigualdad. Mientras tanto, los beneficios de las empresas privadas gestoras de la sanidad aumentaron.

La debilidad de nuestro SNS, como consecuencia de las políticas de infrafinanciación del PP, se ha manifestado en la Pandemia. Tenemos menos personal, menos camas y menos UCI que la media europea.

La Pandemia ha evidenciado que necesitamos un SNS potente. Aunque ahora todos los partidos dicen que la financiación de la Sanidad no es gasto, sino inversión, no todos partimos del mismo análisis. El de Unidas Podemos es que defender de la sanidad pública equivale a una gestión eficiente: proporcionar la mejor calidad posible con el menor gasto, y ahí no cabe la gestión privada. Queremos calidad y sostenibilidad, y para ello es necesaria la gestión pública.

Las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción deben servir como guía para poner en marcha, cuanto antes, medidas para reforzar la Atención Primaria, acabar con la precariedad laboral de los sanitarios y exigir transparencia en la colaboración con Farmaindustria. Algunos primeros pasos, como la desprivatización en la Comunidad Valenciana, suponen una luz de esperanza. Desde Unidas Podemos seguiremos luchando por lo que son, para nosotras, cuestiones irrenunciables.

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