Un estudio reciente publicado por ESADE y elaborado por Lucía Cobreros y Carlos Sunyer, concluye que, para frenar el deterioro que está sufriendo en nuestro país la Atención Primaria“resulta imprescindible abogar por la acción comunitaria”.[i] Una medida cuyo peso recae en la comunidad en sí misma, no sólo en las administraciones públicas, y que requiere detectar y priorizar las necesidades y problemas en salud. Pero también identificar los recursos disponibles y la elaboración de programas que mejoren la salud, evitando así que la híper frecuentación de los pacientes tensione el sistema.
Conseguirlo no es sencillo, pero en un país como el nuestro contamos con recursos que, si los orientamos bien, pueden contribuir a cambiar de una forma importante el panorama actual. Uno de ellos es la farmacia comunitaria, cuyo modelo es un referente a nivel internacional, y que cuenta con una excelente red capilar de profesionales sanitarios por toda España, los farmacéuticos y farmacéuticas; con puntos de atención y salud hasta en los lugares más recónditos de la España vaciada, las farmacias. Y el acceso a información que, agregada y bien analizada a través de técnicas de inteligencia del dato, de la mano de la distribución como agente clave en la cadena de valor del medicamento, nos pueden ofrecer una fotografía a tiempo real muy aproximada de las necesidades en el presente y un futuro muy inmediato.
Si miramos a Europa, diversos países ya llevan un tiempo poniendo en práctica las diferentes posibilidades en servicios y propuestas de valor que la farmacia comunitaria puede aportar a los sistemas de salud. En su informe “Pharmacy 2030: A visión for Community Pharmacy in Europe”, el Grupo de Farmacéuticos de la UE constataba ejemplos claros sobre cómo estos profesionales pueden mejorar su contribución y fortalecer los sistemas sanitarios europeos.[ii]
En Suiza, los médicos de atención primaria y los farmacéuticos comunitarios están conectados a través del servicio “netCare”, que permite un triaje del paciente en la farmacia, donde, según la necesidad, se le atiende por parte del farmacéutico o se le deriva a un médico para una consulta tradicional o, incluso, a urgencias. Otro de los países referentes es Portugal, donde los farmacéuticos comunitarios pueden administrar la vacuna contra la gripe estacional. En Inglaterra, los pacientes que inician una nueva terapia pueden recibir un servicio de acompañamiento terapéutico en su farmacia, que aboga por mejorar la adherencia de los pacientes al tratamiento y permite detectar cualquier problema o efectos secundarios relativos a la medicación. Y en Italia, durante la Semana Internacional de la Diabetes, se organizan campañas de cribado en las farmacias comunitarias, donde los pacientes pueden hacerse una prueba de glucosay recibir asesoramiento sobre factores de riesgo y prevención.
La farmacia comunitaria en España no sólo contribuye a garantizar el acceso equitativo y seguro al medicamento, sino que, con más competencias, puede convertirse en un aliado indiscutible para la sostenibilidad del sistema. En un contexto como el actual, con la innovación digital llamando a nuestras puertas, la necesaria gestión de los pacientes crónicos y polimedicados, y los nuevos retos en Salud Pública, la farmacia comunitaria pone al servicio de la sociedad toda su capacidad como profesión sanitaria a lo largo y ancho del país para conseguir nuevos resultados en salud.
La farmacia comunitaria en España no sólo contribuye a garantizar el acceso equitativo y seguro al medicamento, sino que, con más competencias, puede convertirse en un aliado indiscutible para la sostenibilidad del sistema
Así lo vivimos desdeCofares, como organización que se siente vertebradora de la salud y parte de esa red de la farmacia comunitaria española, con proyectos ilusionantes y punteros como el firmado con el Instituto Carlos III que ansía transformar el estudio de la farmacoepidemiología y la prevención en Salud Pública en la mejora de la calidad de vida de todos los pacientes. Y que abre un marco de colaboración en el que hacer posible lo que ahora mismo sólo son reflejos de posibilidades que vemos en otros países europeos. Así continuaremos trabajando en los cuatro pilares básicos que presenta el PGEU como líneas fundamentales para promover el cambio de la Farmacia Comunitaria en 2030: mejorar el cuidado y la seguridad del paciente; foco en salud pública; garantía de acceso a los medicamentos y los servicios de salud; y contribución a la sostenibilidad y resiliencia de los sistemas sanitarios
[i]Cobreros, L.; Sunyer, C. (2023). El deterioro de la atención primaria: factores que explican la presión asistencial y propuestas para reducirla. EsadeEcPol Policy Brief, No.39, Esade. http://doi.org/10.56269/20230523/LCB
[ii]European Community Pharmacists Group (2022). Pharmacy 2030: A visión for Community Pharmacy in Europe https://www.pgeu.eu/publications/pharmacy-2030-a-vision-for-community-pharmacy-in-europe/