Me gusta patear por la montaña, por aquello de hacer ejercicio de vez en cuando, pero no, hoy, no les hablaré de cerros ni de cumbres, tampoco de paseos amables. Una vez más quiero comentarles la intrahistoria de este artículo, que he titulado escalada/desescalada y que perfectamente podría haber titulado tensión/distensión, porque cuando hablamos de un conflicto cualquiera de las dos expresiones y sus antagónicas son válidas.
En el contexto internacional parece que hemos olvidado el duelo a muerte entre rusos y ucranios, si bien llevamos pagando las consecuencias desde hace dos años; tampoco se oyen ecos del acoso que padece la República Popular del Congo para apropiarse de sus ricos recursos naturales; pero es el conflicto árabe israelí en la franja de Gaza y en general en toda Palestina el que concentra las atenciones actualmente, y pocas en el orden sanitario.
Las sacudidas mutuas entre el estado de Israel y su histórica némesis, se han ampliado, quién sabe los verdaderos motivos, hacia Irán. La implicación de supuestas organizaciones terroristas transversales produce un oportuno caldo de cultivo que al parecer sirve para blanquear acciones de muy dudosa filantropía, pero que pueden convenir a sus históricos aliados.
No soy experto en política internacional y no estoy capacitado para evaluar ni quién tiene razón para atacar ni quién para responder, pero cuando sus consecuencias tienen una repercusión en la salud global entonces sí podemos analizar con perspectiva hasta qué punto nos puede afectar en lo político, económico y social y probablemente, en lo humano.
Me gustaría que la desescalada pudiera fraguarse como ya sucedió en la crisis de los misiles entre Kennedy y Kruchev, cuando invirtieron la secuencia de comunicados…
"No me saldría del carril si les indico que el orden sanitario por supuesto que se ve salpicado por cuanto muchos de los productos, técnicas y procedimientos quirúrgicos están relacionados directamente con la intensidad de cualquier conflicto"
Sesudos analistas ya hablan de una repercusión a diversos niveles: en lo referido al precio del petróleo y su repercusión en el coste de los transportes; en lo referido al comercio internacional por interrumpir flujos normales por las zonas afectadas; y finalmente en la inflación y el precio de las hipotecas.
Como ven, las tres son eminentemente económicas. Pero como me cuesta creer en la separación de poderes y más hoy día, el rebote es inminente en el resto de órdenes: político, social, judicial, etc.
No me saldría del carril si les indico que el orden sanitario por supuesto que se ve salpicado por cuanto muchos de los productos, técnicas y procedimientos quirúrgicos están relacionados directamente con la intensidad de cualquier conflicto. Tampoco es baladí el aumento de afectados heridos física y mentalmente por estos conflictos y el aumento de costes con el comercio de los productos sanitarios.
No hace falta que les diga que la distancia al conflicto es muy relevante, porque si estuviéramos en medio del asunto quizá ni nosotros mismos podríamos comunicarnos, ni habría libertad para hacerlo, ni tendríamos las fuerzas para expresarnos, ni los medios tecnológicos estarían en perfectas condiciones.
"También en el ámbito de la salud y su dimensión económica hay muchos movimientos convulsos de fusiones y adquisiciones, que no dejan de ser contiendas por otros medios y a los que hay que dar la bienvenida si favorecen, la res publica, ese concepto tan global de salud general"
Por eso podemos aprovechar para hacer una invitación para templar los ánimos y contener la ira y fuego de los rivales, porque cualquiera que haya estado próximo a un incendio sabe de los riesgos de una fulgurante expansión en cualquier dirección y sobre todo las recidivas en forma de nuevos frentes.
Estamos siendo testigos de rivalidades cuanto menos paradójicas entre presidentes nacionales y líderes regionales, entre presidentes de diferentes países, entre líderes de diferentes continentes... cuando cada uno debería de gestionar sus asuntos y ocuparse del área que controla.
Hemos pasado radicalmente de los movimientos centrípetos a los movimientos centrífugos, hemos abandonado el campo y poco a poco incluso estamos abandonando la fuerza y temple de la razón para dejarnos avasallar por la razón de la fuerza, de por sí visceral.
También en el ámbito de la salud y su dimensión económica hay muchos movimientos convulsos de fusiones y adquisiciones, que no dejan de ser contiendas por otros medios y a los que hay que dar la bienvenida si favorecen, la res publica, ese concepto tan global de salud general.
No me tilden de agorero, pero me temo que se avecinan tiempos complejos y controvertidos si las aguas no vuelven poco a poco a su cauce. Cada uno debemos poner nuestro granito de arena y sumar positividad, no restar con negatividad.