Una sociedad moderna no puede permitirse el lujo de prescindir de ninguno de los recursos a su disposición para prestar los mejores servicios a sus ciudadanos. Esto, que pasa por ser un axioma para cualquier área de la gestión (transporte público, educación), es particularmente relevante cuando hablamos de sanidad. En la Comunidad de Madrid, a la cabeza de España en todos los indicadores, y, también, en materia de Sanidad, el sistema sanitario se sostiene sobre dos pilares, el sector público y las empresas sanitarias. Así lo reconoce la Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid (Ley 12 / 2001), concretamente en su artículo 23, donde se contempla el desarrollo “coordinado y armónico” de todas las organizaciones sanitarias, públicas y privadas.
Los centros sanitarios de titularidad pública y privada no solo son complementarios, entendida esta palabra como una suma de sus potencialidades, sino que su colaboración tiene un efecto multiplicador, generando sinergias muy positivas en cuanto a creación de empleo y mejoras a nivel de diagnóstico, prevención o incorporación de tecnologías sanitarias. También ofrecen una oportunidad para la resolución de uno de los problemas más graves de los que adolece nuestro sistema sanitario, el de las abultadas listas de espera quirúrgicas. Cualquier gestión que rechace asentarse sobre estos dos pilares para prestar el mejor servicio y decida hacer equilibrios a la pata coja no estará siendo leal para con la sociedad a la que pretende administrar.
El sistema sanitario regional es referente a nivel nacional e internacional; y en lo relativo a la sanidad privada, el MRS de 2018 situó a siete hospitales privados de Madrid entre los 10 mejores de toda España
La Comunidad de Madrid es, con 6,58 millones de habitantes, la tercera más poblada de España y la primera en renta por habitante (31.004 euros), por delante del País Vasco (29.663 euros). Madrid también lidera el ranking de las regiones europeas en cuanto a esperanza de vida: 87,8 años para las mujeres y 82,2 años para los hombres, según datos de Eurostat. El sistema sanitario regional es referente a nivel nacional e internacional, según distintos indicadores, y en lo relativo a la sanidad privada, el Monitor de Reputación Sanitaria (MRS) de 2018 situó a siete de los hospitales privados de Madrid entre los diez mejores de toda España.
Sin embargo, pese a ser la comunidad autónoma más rica y con la sanidad más puntera de España, en Madrid persisten desequilibrios en el acceso a los servicios sanitarios públicos que se traducen en demoras de atención. Es un problema complejo que se deriva del ajuste de la oferta de servicios a una demanda creciente y en el que influyen muy variados factores, desde la obsolescencia de algunas instalaciones a los desajustes en algunas plantillas y las rigideces de los modelos de contratación pública, pasando por déficit presupuestarios históricos que fueron agravados por la reciente crisis económica.
En los últimos doce meses, usando como fuente el Registro Unificado de Lista de Espera Quirúrgica de la Comunidad de Madrid, podemos estimar que cerca de 900.000 madrileños han formado parte de las listas de espera quirúrgicas del Servicio Madrileño público de Salud, a razón de un promedio de 74.462 por mes que han tenido que esperar más de 30 días para una intervención. A todos estos pacientes les importa más su pronta curación que la titularidad del centro en el que van a ser atendidos. Es algo que, creemos, no está de más recordarles a los servidores públicos en estos momentos en los que quedan pocas semanas para unas elecciones autonómicas en las que se va a conformar el parlamento autonómico y el equipo de Gobierno que gestionará la sanidad pública durante los cuatro próximos años.
Si la salud es un derecho, el paciente tiene que ser el destinatario de todos los esfuerzos y recursos destinados a recuperar su salud
Como señalábamos antes, la sanidad privada de la Comunidad de Madrid es más que una actividad complementaria. Por sí misma tiene capacidad para asumir el 31% de los ingresos y altas realizadas. Los hospitales privados de Madrid están en este mismo momento en disposición de eliminar las listas de espera mediante los correspondientes conciertos y un plan de choque que se lleve a cabo desde el gobierno que salga de las elecciones. El excelente nivel de los profesionales sanitarios de estos centros está contrastado y, además, su inversión en alta tecnología ha ido en los últimos tres años por delante de las posibilidades del sector público.
Según se desprende del enunciado en la vigente Ley General de Sanidad, ambos vectores, sanidad pública y sanidad privada, deben moverse de manera coordinada que no es otra que ofrecer la mejor atención para los pacientes, ya que ellos son el centro de nuestro sistema sanitario. El paciente no debe verse desplazado de ese centro en función de coyunturas económicas o de programas políticos. Si la salud es un derecho, como nos hemos reconocido a nosotros mismos en nuestra Constitución, el paciente tiene que ser el destinatario de todos los esfuerzos y recursos destinados a recuperar, si es posible, su salud.
En ese sentido, en un escenario preelectoral con unas previsiones muy abiertas, desde el sector de la sanidad privada madrileña entendemos que la sanidad, que en definitiva es la destinataria de las necesidades de los pacientes, debe quedar fuera del debate político. La sanidad es transversal. Todos, absolutamente todos, hemos sido, somos o seremos pacientes. Debe ser, por tanto, un trabajo conjunto dotarnos de los mejores instrumentos para velar por nuestra salud.
Estamos listos para servir como un apoyo sólido para el modelo sanitario madrileño y contribuir a encontrar las soluciones que sean necesarias para conseguir una mayor accesibilidad a recursos sanitarios
Este pilar de la sanidad que es el sistema sanitario privado es robusto. Estamos listos para servir como un apoyo sólido para el modelo sanitario madrileño y, entre otros cometidos, contribuir a encontrar las soluciones que sean necesarias para conseguir una mayor accesibilidad a recursos sanitarios que pueda traducirse en una reducción de las listas de espera.
Ante el resultado que arrojen las elecciones del próximo 26 de mayo, sea cual sea, proponemos que nos desentendamos de las disputas estériles. Dado que la primera medida del nuevo Gobierno que salga de las urnas debería ser un plan de reducción de la lista de espera, la sanidad privada estará siempre disponible para cumplir con el cometido que le atribuyen tanto la Ley General de Sanidad como la Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid y prestar todo su soporte para el sostenimiento del sistema de salud.