Los antibióticos se utilizan en medicina y farmacología para combatir las infecciones bacterianas. Sin embargo, su uso debe ser cauto y estratégico para mantener su eficacia y prevenir la resistencia. En otras palabras, nos lo han dicho también nuestros padres: “toma bien los antibióticos o dejarán de hacer efecto”. Por ello, el Día Europeo del Uso Prudente de Antibióticos es el momento perfecto para destacar la importancia de utilizarlos de manera responsable y conocer algunas claves para prevenir la resistencia antibiótica.
Hace unos meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la resistencia microbiana, causada en parte por el mal uso de los antibióticos, la disminución de su eficacia y la aparición de bacterias más resistentes, podría provocar 10 millones de muertes en todo el mundo para 2050.
"Las ventas de antibióticos veterinarios disminuyeron un 53% entre 2011 y 2022, alcanzando el nivel más bajo registrado según datos de 25 países"
Es por esto que la OMS, desde hace ya algunos años, ha declarado la resistencia a los antimicrobianos como una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad. Además, actualmente también se erige como una de las principales áreas de investigación e innovación en los laboratorios farmacéuticos especializados en salud humana y animal.
Y parece que avanzamos. El actual sistema europeo de control del uso de antibióticos en veterinaria, que recoge datos de 2009 a 2023, ha afirmado en su último estudio que los países europeos han reducido sustancialmente las ventas de antibióticos veterinarios, lo que se traduce en mayor efectividad y menor riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes en personas y animales. En concreto, las ventas de antibióticos veterinarios disminuyeron un 53% entre 2011 y 2022, alcanzando el nivel más bajo registrado según datos de 25 países.
Sin embargo, la OMS también ha advertido recientemente sobre el uso excesivo de antibióticos durante la pandemia de COVID-19, lo que podría haber favorecido la propagación silenciosa de la resistencia a los antimicrobianos.
ALGUNAS CLAVES PARA PREVENIR (ANTES DE CURAR)
En esta línea, es fundamental, dentro de la comunidad científico-sanitaria, promover campañas de concienciación y educación sobre las consecuencias del uso irresponsable de antibióticos, tanto para el personal sanitario como para la población en general.
Igualmente, resulta esencial la implementación de planes de vacunación frente a ciertas patologías para combatir el número de infecciones y su propagación. También mantener una buena higiene personal, animal y en instalaciones sanitarias, es un aspecto importante a tener en cuenta, ya que la falta de higiene es una de las causas más comunes de propagación de infecciones y, consecuentemente, también de resistencias microbianas.
"Es fundamental, dentro de la comunidad científico-sanitaria, promover campañas de concienciación y educación sobre las consecuencias del uso irresponsable de antibióticos, tanto para el personal sanitario como para la población en general"
Del mismo modo, fomentar la innovación en el sector farmacéutico y el desarrollo de nuevos antibióticos efectivos, especialmente dirigidos a los desafíos infecciosos o a combatir bacterias multirresistentes, es otro de los factores clave para contribuir a la causa, si bien es una opción bastante limitada debido a la complejidad que implica encontrar nuevas alternativas.
En este sentido, los facultativos, a la hora de seleccionar un tratamiento antibacteriano exitoso, deben utilizar como aliados los análisis farmacocinéticos/farmacodinámicos, con los que conseguirán ajustar las dosis y elegir el antibiótico adecuado, evitando así cantidades excesivas que puedan ser tóxicas o concentraciones insuficientes que no resuelvan la infección y provoquen resistencias.
Por ello, aunque existen medidas adicionales como el uso de probióticos, prebióticos, ácidos, fagos y péptidos antimicrobianos, la clave más importante reside en la correcta elección y dosificación del antibiótico. La resistencia microbiana se combate con la selección adecuada del medicamento y el cumplimiento estricto de su prescripción. Por ejemplo, en tratamientos de 10 días, no basta con dejar de tomar el antibiótico cuando desaparecen los síntomas, sino que es necesario mantener las dosis y la duración marcada por los expertos para asegurarnos de su eficacia y evitar la resistencia microbiana.