Las recientes declaraciones de Carlos Rus, presidente de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), han generado una comprensible ola de rechazo por parte del colectivo de enfermería y otras organizaciones sanitarias. En un contexto donde la atención sanitaria enfrenta retos críticos, la propuesta de Rus de redistribuir funciones entre las enfermeras y los Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) no solo es inadecuada, sino que también demuestra una preocupante falta de comprensión sobre el papel y las competencias de estos profesionales dentro del sistema de salud, según denuncian los representantes de la profesión de enfermería.
La propuesta de Rus sugiere delegar parte de estas funciones en los TCAE, cuya formación, si bien imprescindible y valiosa dentro del equipo sanitario, no está diseñada para asumir responsabilidades de este calibre. Esta confusión entre roles evidencia un desconocimiento fundamental sobre las competencias de ambos colectivos y plantea un riesgo directo para la calidad asistencial.
"La propuesta de Rus no solo es inadecuada, sino que también demuestra una preocupante falta de comprensión sobre el papel y las competencias de estos profesionales dentro del sistema de salud, según denuncian los representantes de la profesión de enfermería"
La seguridad del paciente debe ser el eje central de cualquier modelo sanitario. La redistribución de funciones propuesta podría derivar en un aumento de errores clínicos y una disminución de la calidad asistencial. Las enfermeras desempeñan un papel clave en la detección temprana de complicaciones, la interpretación de signos clínicos y la gestión de emergencias. Estas competencias no pueden ser improvisadas ni asumidas por personal sin la formación adecuada.
El impacto de estas decisiones también se haría sentir en los TCAE, quienes, al verse sobrecargados con tareas fuera de su ámbito formativo, estarían expuestos a un nivel de estrés laboral y responsabilidad para el que no han sido preparados. Esto no solo es injusto, sino también contraproducente.
Las declaraciones de Carlos Rus también perpetúan una problemática histórica en la profesión de enfermería: la falta de reconocimiento de su labor. A pesar de ser un pilar fundamental del sistema sanitario, las enfermeras han luchado durante décadas por ser reconocidas como profesionales autónomas, alejadas de estereotipos que las relegan a un rol secundario o subordinado.
"Cada vez son más las voces que se alzan, entre los miembros de ASPE, en contra de las declaraciones de Rus, que compromete, una vez más, la reputación de la Sanidad Privada española y piden que deje el cargo cuanto antes por el bien del Sistema Sanitario en general y de la Sanidad Privada en particular"
Redistribuir sus funciones sin un análisis riguroso ni un diálogo con el colectivo es una muestra de desprecio hacia una profesión que ha demostrado, especialmente durante la pandemia, ser indispensable para la sociedad.
La falta de profesionales de la enfermería, tanto en la sanidad pública como en la privada, requiere de un análisis en profundidad y un acuerdo de todas las partes implicadas para establecer una estrategia integral que aborde tanto las condiciones laborales como la planificación a largo plazo del sistema sanitario. Plantear como solución a esta situación tan compleja la propuesta que ha realizado Carlos Rus es además de inviable, irresponsable, y manifiesta un desconocimiento profundo de una parte importante del sistema sanitarios, que es la profesión enfermera.
Cada vez son más las voces que se alzan, entre los miembros de ASPE, en contra de las declaraciones de Rus, que compromete, una vez más, la reputación de la Sanidad Privada española y piden que deje el cargo cuanto antes por el bien del Sistema Sanitario en general y de la Sanidad Privada en particular.