En estos días atípicos es necesario realizar un ejercicio de reflexión y darnos cuenta de que, absorbidos por toda la información que ronda en torno al coronavirus, otras muchas enfermedades, igualmente importantes, están quedando en segundo plano y siguen necesitando atención sanitaria diaria.
Entre todas aquellas enfermedades que se están quedando aún más aisladas que nosotros mismos, y que no entienden ni de esperas ni de quedarse en casa, se encuentra el cáncer. Si bien existen otras muchas de igual importancia, mi cercanía a la actividad oncológica me hace centrarme en esta de manera especial y es que, solo en España, cada año más de 270.000 personas son diagnosticadas con esta enfermedad.
Frente a esta inmensa crisis que estamos viviendo, provocada por el Covid-19, tenemos que ser capaces de ver la otra crisis sanitaria que se está produciendo de manera paralela provocada por el cúmulo de pacientes que han dejado de tratarse en estos meses, aquellos que llegarán con más progresión de la enfermedad y la cantidad de personas que por falta de medios todavía no han sido diagnosticadas, pero lo serán. Es importante reconectar, lo antes posible, los primeros eslabones de una cadena que se ha roto y ahora más que nunca tenemos que unir todos los esfuerzos porque se lo debemos a ellos, a los pacientes oncológicos.
" Tenemos que ser plenamente conscientes de la importancia en continuar dando la prestación asistencial a otras enfermedades, más allá del Covid"
Esos eslabones que pasan por la atención primaria, la especializada y el diagnóstico, deben recuperarse y estabilizarse y, mientras tanto, es momento de valorar todas las opciones terapéuticas disponibles, cuando otras no lo son, intentando ofrecer el mejor tratamiento posible a cada uno de los pacientes. Para ello, las reuniones de los equipos multidisciplinares adquieren una gran importancia en estos momentos, porque es en ellas donde, por ejemplo, puede valorarse que a algunos de esos pacientes se les pueda realizar un tratamiento de radioterapia como opción a otros tratamientos habituales que en este momento no se están pudiendo realizar o, si ya estaba determinado el tratamiento de radioterapia, optar por el hipofraccionamiento cuando sea posible, con la ventaja de ser un tratamiento más corto que hace que los pacientes deban acudir en menos ocasiones al centro.
A todo esto, por supuesto, hay que sumarle otras muchas medidas, partiendo de las decretadas por las autoridades sanitarias, así como el ajuste de los horarios para evitar esperas en los centros, aumentar la limpieza y la desinfección o usar las tecnologías a nuestro alcance dando soporte a los pacientes mediante la teleconferencia... tenemos que mirar cada detalle para garantizar el cuidado de las personas con cáncer y salvaguardar su seguridad y las de los profesionales sanitarios.
En definitiva, tenemos que ser plenamente conscientes de la importancia en continuar dando la prestación asistencial a otras enfermedades, más allá del Covid, de lo contrario el propio coronavirus dejará una huella más profunda, mucho más que la que está dejando por personas infectadas. Por ellos tenemos que trabajar todos unidos. Entre todos podemos salir adelante.