Hace unos días todos hemos tenido la oportunidad de seguir en los medios de comunicación el desarrollo del conflicto en la atención primaria catalana y hemos visto cómo surgen problemas relevantes, también, en la sanidad andaluza, que han implicado movilizaciones por parte de los profesionales sanitarios para reclamar mejoras laborales y en la calidad de la atención que nos prestan a los ciudadanos.
Pero, ¿qué nota saca la atención primaria en España comparándola con otros países? En el informe del Observatorio europeo de Políticas y Sistemas Sanitarios titulado "Construyendo la atención primaria en una Europa en Cambio (2015)", la atención primaria española estaba en el 7º lugar de 31 países europeos. No es una mala posición, pero está lejos de los primeros puestos que en demasiadas ocasiones dejamos entrever respecto al Sistema Nacional de Salud en España. Es evidente que tenemos muchos aspectos de mejora y que es necesaria la involucración de todos los agentes para darle el impulso que necesita.
"Son necesarios nuevos modelos de atención que incentiven una mayor coordinación entre niveles y entre agentes, y el uso de la tecnología en sus diferentes y múltiples posibilidades en sanidad"
Y ¿qué le debemos exigir a la atención primaria? Y, en base a ello, ¿hacia dónde debe orientarse su modernización?
La atención primaria debe ser accesible, con una amplia cartera de servicios, coordinada con el resto de niveles asistenciales y agentes sociales y sostenible económicamente. En el informe del Observatorio Europeo se valoraban cinco ámbitos: la capacidad y estructura en el territorio, la accesibilidad, la continuidad de la atención, la coordinación entre los niveles asistenciales y la amplitud de la cartera de servicios. La atención primaria española tenía muy buenas notas en cuatro de ellos excepto en la coordinación entre niveles -donde llegábamos justos a un 60% de los puntos-.
Son necesarios nuevos modelos de atención que incentiven una mayor coordinación entre niveles y entre agentes (coordinación socio-sanitarias y coordinación atención primaria-servicios sociales) y el uso de la tecnología en sus diferentes y múltiples posibilidades en sanidad (interoperabilidad entre los sistemas, historia clínica electrónica, analítica de datos para predicción de enfermedades y soporte a las decisiones médicas, etc...).
Es también importante para los profesionales adoptar nuevas formas de trabajo en relación a otros profesionales sanitarios y a los pacientes y sus familias. Generar incentivos económicos para que los proveedores de la atención primaria trabajen coordinadamente con hospitales, centros de salud mental, centros socio-sanitarios, servicios sociales y las farmacias comunitarias. Formas de operar que ya están dando resultados en países como Reino Unido, Países Bajos y Dinamarca.