Se cumplen estos días cinco años desde elconfinamiento por la Covid-19. Hoy sabemos que no es un aniversario del inicio de la pandemia, porque ésta había comenzado varios meses antes. No sabemos con exactitud el momento en que el virus llegó a España.
En febrero de 2020 se miraba con recelo a Italia, pensando que era el único país europeo afectado por los contagios. Del mismo modo, en las primeras semanas de marzo de ese año, otras regiones miraban a Madrid con temor, pensando que en nuestra región estaba localizado el coronavirus, por haberse detectado los primeros casos de transmisión comunitaria. Hoy sabemos que nadie estaba a salvo de una crisis que golpeó al mundo entero y sacudió los cimientos de nuestra sociedad.
En algunos lugares, por sus especiales características, en particular, una gran densidad de población, cifras importantes de personas mayores y frágiles, y acceso a sistemas de detección y alerta, los casos afloraron primero, y la sacudida de la Covid se dejó notar en los servicios sanitarios antes que en otros.
Éste fue el caso de Madrid. Con una de las capitales más pobladas de Europa, sólo por detrás de Londres y París, con una densidad de población que multiplica la de cualquier otra ciudad en España, la región fue una de las primeras administraciones en reclamar al Gobierno central materiales y ayuda, y también en tomar medidas de cierre de instalaciones y servicios no esenciales.
"La región fue una de las primeras administraciones en reclamar al Gobierno central materiales y ayuda, y también en tomar medidas de cierre de instalaciones y servicios no esenciales"
El virus, por tanto, hizo estragos en nuestra Comunidad, semanas antes de hacerlo en toda España. Fueron meses y años dolorosos para todos y, en particular, para quienes formamos parte del sector de la salud. Para los profesionales sanitarios en primer término. Pero también para los gestores y para la administración.
Un año después del confinamiento, en mayo de 2021, se celebraron elecciones a la Asamblea de Madrid y los madrileños refrendaron de manera mayoritaria la gestión del Gobierno de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. En 2023, Díaz Ayuso volvió a obtener el apoyo en las urnas.
Cinco años después de esas duras semanas de 2020, sin embargo, la confrontación política intenta cambiar el relato a su gusto con acusaciones basadas en cifras que se presentan como verdad absoluta, cuando los propios profesionales han señalado que nunca se conocerán con exactitud las cifras de la pandemia.
"La confrontación política intenta cambiar el relato a su gusto con acusaciones basadas en cifras que se presentan como verdad absoluta, cuando los propios profesionales han señalado que nunca se conocerán con exactitud las cifras de la pandemia"
Los que formamos parte de la sanidad, sabemos que el relato que se quiere articular es falso: no se excluyó a nadie de la atención médica por vivir en una residencia o por su edad. La pandemia afectó a todo el sistema y, del mismo modo que provocó retrasos en consultas por otras patologías, provocó también disfunciones en la asistencia. Pero estos problemas afectaron a toda la población por igual.
Los madrileños también lo saben. En esta región, sus habitantes tienen más lazos familiares y de relación con otras CC AA que en ninguna otra. Y conocen lo que pasó en otros lugares. Tristemente, la situación no fue, ni mucho menos, mejor que en Madrid.
Pese a que esta estrategia ha resultado fallida hasta ahora, los grupos de la oposición insisten en atacar al Gobierno de Díaz Ayuso a cuenta de la pandemia. Por supuesto, están en su derecho de confrontar políticamente sus propuestas. Sin embargo, cuando se habla de algo tan sensible como lo que ocurrió en la primavera de 2020, atacar a Ayuso deja de ser una estrategia política. Equivale, ni más ni menos, que a atacar a los madrileños. En este caso, a quienes trabajamos en el sector sanitario.
"Los que formamos parte de la sanidad, sabemos que el relato que se quiere articular es falso: no se excluyó a nadie de la atención médica por vivir en una residencia o por su edad"
En el caso de la sanidad privada de Madrid, sabemos muy bien lo que hicimos en 2020 y no vamos a permitir que tergiversen el relato. A principios de marzo de aquel año, nos pusimos a disposición de la Consejería de Sanidad, junto con nuestros compañeros de los hospitales públicos, por primera vez bajo un mando único. Un centenar de hospitales y centros trabajando unidos para combatir el virus.
En toda España, de acuerdo con datos de ASPE, durante los primeros meses de la pandemia, un total de 124 hospitales privados atendieron a más de 25.000 pacientes con Covid-19 y a 2.200 pacientes en UCI. Esto supuso que, entre marzo y mayo, se incrementaran las plantillas en casi el 90% de los centros.
En el caso de Madrid, el 30% de los pacientes con Covid-19 fueron atendidos en centros privados durante esos primeros meses. En condiciones normales, la sanidad privada presta atención a 2,6 millones de personas en nuestra Comunidad, y entre marzo y mayo de 2020 la carga de pacientes y la gravedad de las intervenciones se multiplicó. Fuimos un aliado leal y flexible.
"Como es lógico, entre las personas derivadas a centros privados en nuestra Comunidad, un importante porcentaje fueron pacientes de los considerados de mayor riesgo: avanzada edad, pluripatológicos, y también procedentes de residencias de mayores. Nuestros profesionales nunca hicieron distinciones en este sentido"
Como es lógico, entre las personas derivadas a centros privados en nuestra Comunidad, un importante porcentaje fueron pacientes de los considerados de mayor riesgo: avanzada edad, pluripatológicos, y también procedentes de residencias de mayores. Nuestros profesionales nunca hicieron distinciones en este sentido. Como siempre, cumplieron con su deber profesional y ético de ofrecer la mejor atención.
Tal y como han recordado la presidenta de la Comunidad y el entonces consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, más de 11.200 personas fueron trasladadas de residencias de mayores a hospitales para recibir atención. Al estar bajo un mando unificado, estas personas fueron derivadas tanto a hospitales públicos como a privados. Quienes se encargaron de asistirles no pueden permitir que este hecho se niegue.
Por el contrario, cuando se cumplen cinco años de aquel fatídico 2020, correspondería rendir homenaje a estos profesionales, enfermeras, facultativos, farmacéuticos, técnicos de laboratorio, celadores y muchos otros. Todos, en hospitales públicos y privados, realizaron una tarea insustituible en momentos de gran peligro. En ningún caso debemos permitir que se ponga en duda su labor, su dedicación y entrega, y mucho menos, que se manche su memoria.
Recordemos que decenas de sanitarios fallecieron como consecuencia del virus, al que se exponían cada día cuando la mayor parte de la población permanecía en sus hogares. Decenas de sanitarios fallecieron en Madrid, también de la sanidad privada, como un director médico de un centro de un grupo hospitalario privado de Madrid, uno de las primeras víctimas. Hoy, cuestionar las actuaciones técnicas durante la pandemia es cuestionarlos a ellos.