El asociacionismo ofrece infinidad de mejoras en diferentes ámbitos relacionados con la diabetes que se traducen en una mayor eficacia de los tratamientos y en una mejora de la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, no sería posible concebir la dimensión ni el impacto que las asociaciones están llegando a generar si no se tiene en cuenta su influencia en el ámbito sanitario. En este sentido, es posible afirmar que el asociacionismo no solo humaniza la patología y mejora el modo en el que se aborda, sino que, además, reduce la carga asistencial de los profesionales de la salud y el gasto sanitario (en otros países ha permitido aminorarlo en un 21%).
No podemos olvidar que uno de cada siete personas adultas que vive en España convive con esta patología, lo que implica un elevado número de pacientes que deben ser atendidos en los diferentes centros sanitarios. Ante esta situación, el asociacionismo se configura como una herramienta idónea para brindar asesoramiento, educación diabetológica, apoyo emocional o conexiones sociales entre otros, lo que contribuye al empoderamiento y autogestión de los pacientes y, en consecuencia, a reducir la carga asistencial de los profesionales sanitarios. De hecho, desde la Federación Española de Diabetes (FEDE)se estima que el asociacionismo podría disminuir hasta un 25% las visitas a los Servicios de Atención Primaria y Urgencias.
Asimismo, la humanización de la diabetes es clave para que los profesionales sanitarios vean a los pacientes como un individuo con necesidades y circunstancias únicas, lo que permite el establecimiento de tratamientos personalizados y centrados en la persona.
La prescripción de asociaciones es clave para mejorar la vida de las personas con diabetes
No obstante, las asociaciones van más allá del tratamiento clínico y actúan como agentes activos en la formación, empoderamiento y mejora de la calidad de vida de las personas que padecen diabetes. Todo ello incide positivamente en la autogestión de los pacientes, lo que les permite un mejor manejo de su condición, una mayor adherencia al tratamiento, reducir las complicaciones a largo plazo y hallar un modo efectivo de afrontar los diferentes desafíos que plantea esta patología.
Por otra parte, las asociaciones, al educar a familiares y amigos, refuerzan su papel como agentes activos en el cuidado del paciente. Además, también proporcionan espacios de apoyo en los que las personas con diabetes pueden compartir su experiencia y fortalecer su sentimiento de pertenencia o compresión mutua, mejorando así la gestión de su enfermedad y reduciendo la sensación de aislamiento. Paralelamente, es importante señalar que, al integrarse en asociaciones, los pacientes y su entorno afectivo no solo reciben educación diabetológica y apoyo emocional, sino que también obtienen asesoramiento sobre sus derechos.
Sin embargo, para materializar todas estas ventajas, los propios profesionales sanitarios deben animar, desde sus consultas, a los pacientes con diabetes a acudir a las asociaciones.
En definitiva, la prescripción de asociaciones es clave para mejorar la vida de las personas con diabetes, optimizar los recursos disponibles, aliviar la carga asistencial de los profesionales sanitarios y humanizar la atención sanitaria. Y es que no podemos olvidar que, ante todo, somos personas.