Las alianzas en el sector salud es uno de los siete elementos que en esta serie de artículos he considerado como signos vitales clave para establecer una comparativa entre los sistemas sanitarios de los países de nuestro entorno. A modo de recordatorio, los otros seis elementos son la promoción y prevención de la salud, la atención primaria de calidad, la productividad de los hospitales, el desarrollo de los cuidados paliativos, el empoderamiento del paciente y, por último, la gestión poblacional de la salud.
No cabe duda que los pacientes y la población en general exigirá en los próximos años a los sistemas sanitarios aspectos como el máximo bienestar, la humanización de la asistencia, la atención más ágil posible, la seguridad en la atención o la posibilidad de ser tratados con las mejores tecnologías y fármacos disponibles.
En este contexto, la capacidad del sistema de tejer y establecer alianzas entre los proveedores sanitarios, la industria farmacéutica y de tecnología sanitaria y el propio sistema público, en sus ámbitos de investigación, docencia y asistencia, es absolutamente necesario para hacer avanzar al sistema. En mi opinión no es una opción, es una obligación.
"Pacientes y población en general exigirán a los sistemas sanitarios en los próximos años aspectos como el máximo bienestar, la humanización de la asistencia, la atención más ágil posible, la seguridad en la atención o la posibilidad de ser tratados con las mejores tecnologías y fármacos disponibles"
Entre otras, creo que tres áreas pueden ser relevantes como foco de esas alianzas. En primer lugar, la investigación básica, con alianzas sólidas para su financiación, a través de la cual podamos obtener nuevas patentes en fármacos, tecnología sanitaria y servicios. En segundo lugar,la investigación traslacional y la clínica aplicada que dé soporte al desarrollo de nuevos fármacos y tecnología a través de ensayos clínicos, con la participación de investigadores y profesionales clínicos del ecosistema sanitario público-privado creado. Y, en tercer lugar, el desarrollo mismo de la innovación en el sector, con una visión global de la innovación, orientada no solo a productos sino a innovación en organización, gestión, nuevos modelos asistenciales, etc…
La colaboración público-privaday las alianzas entre los diferentes agentes del sector son una característica esencial de la estrategia de innovación, salud y riqueza del país. Las Administraciones públicas deberían colaborar con laboratorios farmacéuticos, compañías de tecnología sanitaria, tecnológicas globales, start-ups y el resto del ecosistema del sector para establecer la dirección a largo plazo necesaria para atraer inversiones en salud y garantizar que esta inversión se traduzca en una mejor atención para los pacientes.
"La colaboración público-privaday las alianzas entre los diferentes agentes del sector son una característica esencial de la estrategia de innovación, salud y riqueza del país"
En base al análisis de alianzas y colaboraciones público-privadas exitosas podemos apuntar algunos facilitadores clave: confianza mutua entre los actores;un entorno que fomentela introducción y adopción de la innovación, con políticas desde las Administraciones Públicas que favorezcan la incorporación de la innovación; una relación fluida entre centros de investigación y proveedores sanitarios, públicos o privados, que proporcione acceso a datos de evidencia en el mundo real para ayudar a la investigación; canales formales para involucrar al paciente y a los clínicos en la definición de la investigación y la evaluación de resultados; innovación en modelos de compra y financiación de productos y servicios; un panorama de financiación favorable, aspecto clave y que no hemos vuelto a ver desde la crisis a pesar de las mejoras en la economía española;un sistema de salud y una estructura de proveedores dispuestos a tomar riesgos y aceptar cambios disruptivos; y, por último,un marco legal con sistemas y procesos claros para el registro de los derechos de propiedad intelectual.
España tiene pilares sólidos en algunos de los elementos clave citados anteriormente, que sitúa a nuestro país en un contexto de potencialidad para tejer esas alianzas. No obstante, políticamente y desde las Administraciones ha habido una regresión en su apuesta por este modelo de colaboración. Es necesario, de nuevo, un impulso que fomente estas alianzas en nuestro sistema.