2024 el año de consolidar todo lo aprendido

José Manuel Molina
Catedrático de Ciencia de la Computación en Inteligencia Artificial Universidad Carlos III de Madrid

La Inteligencia Artificial  ha pasado de ser un área en potencial crecimiento en 2022 a la explosión de novedades de 2023 que nos ha procurado todo tipo de aplicaciones en diferentes ámbitos. Puede que 2024 sea el año de consolidar todo el conocimiento adquirido en estos años y llevar a la práctica ese conjunto de aplicaciones, así como el año que vea finalmente una regulación de dichas aplicaciones, cosa imprescindible para el desarrollo comercial del área. A lo largo de los últimos años hemos visto como la aplicación de la IA en la sanidad se ha ido infiltrando en todos los sistemas, desde el análisis a la detección, pasando por la planificación de la propia gestión sanitaria.

Durante 2023 se ha normalizado el uso de técnicas de IA en el equipamiento, ya todo sistema lleva incluida una parte inteligente de ayuda al operador y los propios sistemas de información sanitarios han llevado a cabo una revolución con la introducción de las técnicas de procesado del lenguaje natural (PLN). Las técnicas de PLN están permitiendo automatizar el proceso de comprensión de las historias clínicas, de manera que los historiales pasados sean parte de la ingente cantidad de datos con la que se está comenzando a trabajar, ya no sólo la información que actualmente se procesa en formato digital, sino la información almacenada de años atrás y que ahora se puede procesar y comprender.

 La información disponible es cada vez mayor y está cada vez más estructurada, lo que permite ser optimistas en cuanto a la obtención de resultados prácticos de dichos análisis y poder llevar a cabo análisis más allá de las correlaciones entre síntomas y acercarnos al conocimiento abstracto de los problemas, donde los conceptos de confiablidad, interpretabilidad y explicabilidad de la IA empezarán a ser comunes. Dentro de este ámbito, se encontraba el proyecto GenObIA, liderado por el fallecido Dr. Antonio López Farré, al que me gustaría recordar una vez más este año. 

La aplicación de la IA en la sanidad se ha ido infiltrando en todos los sistemas

Por último, querría comentar el revuelo causado por el avance en la regulación europea, que cada día parece más cercano. Mucho ha sido el temor de los diferentes agentes de desarrollo de tecnologías de IA y su aplicación a problemas reales sobre la posibilidad de que la regulación acabara con la investigación en este ámbito. No parece que vaya a ser así, y las restricciones en el ámbito sanitario parece que se centrarán en validar en entornos controlados los sistemas basados en IA, para poder verificar que su efecto sobre la toma de decisiones y en último lugar, sobre los pacientes, no incrementa el riesgo de los tratamientos, y que los errores de los sistemas de IA en un ámbito específico se pueden acotar y calcular como en cualquier otro tipo de sistemas. Esta verificación previa y esta cuantificación del error permitirá el desarrollo real de las tecnologías y su aplicación a problemas reales.

 

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