España es uno de los países con mayor tasa de tratamiento de la hepatitis C a nivel mundial. Desde la implantación del Plan Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C en 2015 se han tratado a más de 100.000 pacientes con hepatitis C. Estas cifras hacen que el objetivo de la eliminación de la patología esté cada vez más cerca y pueda ser una realidad si se consigue identificar, diagnosticar y tratar a todas las personas infectadas.
Esta es una de las principales conclusiones a las que se ha llegado en el simposio “La Curación de la hepatitis C en la era de la eliminación de la enfermedad” organizado por Gilead Sciences dentro del IV Congreso de Grupo de Estudio de las Hepatitis Virales de SEIMC.
La OMS tiene como objetivo para 2030 la eliminación de la hepatitis C
El acto ha estado moderado por el doctor Antonio Rivero, del hospital Reina Sofía de Córdoba. Además, han participado el doctor Luis Morano, del complejo hospitalario universitario de Vigo; el doctor Juan Antonio Pineda, del Hospital Universitario de Valme de Sevilla; y el doctor Jesús Troya, del hospital universitario Infanta Leonor de Madrid.
Desde que en 2015 se empezó a implantar el Plan Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C, el perfil el paciente diagnosticado con esta patología ha ido cambiando. Se trata de un paciente con menor enfermedad hepática, que no recibió tratamiento previo, y que es menos consciente de la importancia de su enfermedad. A esto hay que sumar que cada vez se trata a personas de edad más avanzada y polimedicados.
Para poder llegar a eliminar la enfermedad por completo, objetivo que se propuso la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2030, es necesario que el 100% de los infectados sepa que lo está. El problema deriva en que en muchos casos se trata de personas de colectivos socialmente excluidos y por tanto el acceso al sistema sanitario es más difícil.
Los asistentes al simposio creen que conseguir este objetivo en España es posible, suponiendo grandes beneficios tanto a nivel individual como a nivel general. De manera individual, se disminuiría la morbimortalidad asociada, se mejoría la calidad de vida y contribuiría a evitar el estigma de la enfermedad. En términos más generales, supondría beneficios para toda la sociedad porque evitría nuevas infecciones y reduciría los costes asociados a la hepatitis crónica.
“Es necesario acercar a los pacientes al sistema de diagnóstico mediante la utilización de técnicas de auto diagnóstico, la utilización de muestras de sangre capilar y la implementación de los Point of Care (POT) cuya tecnología permite el diagnóstico de la infección activa en menos de una hora”, ha explicado el doctor Morano.
Otro de los problemas a los que se enfrenta la comunidad médica a la hora de conseguir erradicar la hepatitis C está relacionado con los contagios. A pesar de que la mayor parte de los pacientes apenas están enfermos, se siguen produciendo muchos contagios. “Uno de los problemas que nos encontramos los especialistas en la actualidad es que los pacientes están menos motivados que antes con el tratamiento porque se sienten asintomático”, ha aclarado el doctor Pineda.
TRATAMIENTOS ANTIVIRALES
El número de pacientes infectados por hepatitis C se ha reducido en los últimos años gracias en gran medida a la introducción de los tratamientos con antivirales en los procesos de diagnóstico y en los procedimientos posteriores. Se han conseguido tasas de curación de la infección, superiores al 95% con tratamientos sencillos, con un buen perfil de seguridad, con pocos efectos secundarios y que son aplicables a la práctica totalidad de los pacientes infectados. A pesar de estos buenos resultados, todavía queda mucho por hacer. Los expertos aseguran que estos progresos no sirven de nada si no se consigue concienciar a los pacientes para intentar reducir las tasas de abandono que se producen.