La obtención de una vacuna frente al SARS-Cov-2 responsable de la actual pandemia, requiere un periodo de tiempo no inferior a un año, según los expertos. Ante dicha carencia, actualmente se están empleando para tratar a los pacientes infectados una serie de fármacos que pese a no tener confirmada su eficacia sí se consideran seguros, según se expone en un reciente informe del Grupo de Análisis Científico del Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III.
Entre los medicamentos citados en dicho informe se encuentran Lopinavir y ritonavir, utilizados contra el VIH/sida; y Cloriquina y la hidroxicloroquina, utilizados contra la malaria y algunas enfermedades autoinmunes como el lupus.
También se emplea, según detalla el ISCIII, Interferones beta1b y alfa 2b, que modulan la respuesta del sistema inmunitario y que se utilizan tratar patologías como la esclerosis o la hepatitis. A ello se suman anticuerpos monoclonales como tozilizumab y sarilumab, empleados para tratar la artritis reumatoide, además del inhibidor de la ARN polimerasa remdesivir, utilizado contra el ebola.
Para localizar nuevos medicamentos para la Covid-19 es necesario conocer mejor la biología del virus y las dianas celulares a las que dirigirse, según los investigadores
Para justificar la utilización de las distintas familias de fármacos, tal como se señala en el informe del ISCIII, hay que tener en cuenta que los las tres fases descritas respecto a la infección por SARS-Cov-2. Una primera fase en que el virus infecta el tracto respiratorio superior –boca, faringe y fosas nasales-, una segunda fase de infección del tracto respiratorio inferior –pulmones-. En estas fases lo importante sería utilizar antivirales que impidieran la replicación y la extensión del virus.
En algunos casos –los más graves-, se observa una tercera fase de lesiones pulmonares muy importantes que requieren soporte respiratorio. Es en esta etapa en la que se produce la denominada “tormenta de citocinas”, y en la que parece que además de la destrucción mediada por el virus existe un daño provocado por una respuesta inmune “exagerada” que agrava la enfermedad. En esta fase se utilizan fármacos que intentan frenar el círculo vicioso de la tormenta de citocina.
OBJETIVOS TERAPÉUTICOS
Los objetivos terapéuticos se mueven entre el corto y el medio-largo plazo, según se indica en el informe. Entre las estrategias a corto plazo se encuentra la denominada como reposicionamiento, es decir, el uso contra el SARS-CoV-2 de fármacos que ya están aprobados para tratar otras enfermedades. Otra de las estrategias consiste en investigar en ensayos clínicos moléculas que ya están siendo estudiadas, pero que aún no han sido aprobadas al no haber acabado su fase de investigación. Más a largo plazo, "se está intentando localizar nuevos fármacos, algo para lo que es necesario conocer mejor la biología del virus y las dianas celulares contra las que dirigir los medicamentos", según se señala en el documento del ISCIII.
Todos ellos se están empleando en solitario o con diferentes combinaciones y, de forma paralela, también se están estudiando en ensayos clínicos para conocer mejor su posible eficacia contra el SARS-CoV-2.
A día de hoy no se dispone de un tratamiento específico para la Covid-19 que sea eficaz al 100%
Otras posibles soluciones terapéuticas, que según el ISCIII, aún no se emplean en pacientes y únicamente se están analizando en ensayos clínicos. Entre ellas se encuentran los anticuerpos monoclonales eculizumab, camrelizumab y leronlimab; el inhibidor de la proteasa danoprevir, y el antiviral favipiravir, entre otros.
En conclusión, se están evaluando actualmente varios tratamientos contra la infección por SARS-CoV2 tanto con nuevas moléculas en desarrollo como con fármacos ya autorizados para otras enfermedades. Según los investigadores del ISCIII, "no es posible a día de hoy afirmar que se disponga de un tratamiento específico para Covid-19 que sea eficaz al 100%". Pero es importante destacar que hay varios ensayos clínicos en marcha cuyos resultados se publicaran en breve. Estos ensayos están siendo seguidos muy de cerca por la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) y por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) por lo que cualquier avance significativo será publicado de manera inmediata en sus respectivas páginas web. Por último, es importante tener en cuenta que estos tratamientos no están exentos de efectos adversos a nivel renal, hepático o cardiovascular.
La comunidad científica trata de lograr con todas estas vías la suficiente evidencia para incluir las opciones más eficaces en guías y protocolos que establezcan los mejores tratamientos contra la pandemia