El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Ibercivis han puesto en marcha el proyecto de ciencia ciudadana "COVID-PHYM" con el objetivo de encontrar un fármaco utilizado en el tratamiento de otras enfermedades virales que actúe contra el SARS-CoV-2, partiendo de la idea de que algunos medicamentos en uso ya han demostrado ser suficientemente seguros para la salud humana, y, por tanto, podrían estar disponibles para tratar a pacientes con Covid-19 mucho antes que un compuesto de nueva creación.
Bajo esta premisa, el grupo Biophym del Instituto de Estructura de la Materia del CSIC se ha propuesto realizar simulaciones de la interacción de fármacos empleados contra el ébola, la infección por VIH, la gripe o la hepatitis B con la maquinaria de replicación del genoma del virus SARS-Co-V.
“Disponer de fármacos eficaces contra el coronavirus es esencial para disminuir la severidad y la mortalidad de la enfermedad”, explica Javier Martínez de Salazar, líder del grupo Biophym. “La proteína seleccionada como diana juega un papel central en la replicación y transcripción del material genético del virus; si se neutraliza, se puede frenar la propagación del virus en el organismo y ayudar en la curación”, añade. Sin embargo, advierte, “buscar un compuesto capaz de neutralizar una proteína concreta es como probar un enorme número de llaves para abrir una cerradura y, cuando este proceso se simula por medios informáticos, exige una gran potencia de cálculo”.
Se trata de realizar simulaciones de la interacción de fármacos empleados contra el ébola, la infección por VIH, la gripe o la hepatitis B
Según estos expertos, un ordenador convencional tardaría varios años en ejecutar los cálculos necesarios para llevar a cabo la investigación. Por eso, el proyecto contará con el apoyo de los miles de ordenadores personales que forman parte de la plataforma de computación distribuida de Ibercivis (‘Ibercivis BOINC’), a la que cualquier persona que quiera colaborar se puede unir.
Las operaciones se dividirán en pequeños paquetes que se enviarán a cada dispositivo. De esta forma, se alcanzará una capacidad de cálculo similar a la de un supercomputador y se podrán desarrollar todas las actividades del proyecto.
Los voluntarios solo tienen que descargar el programa BOINC, una aplicación de código abierto desarrollada por la Universidad de Berkeley, y unirse a ‘Ibercivis BOINC’ en el momento de la instalación. Al hacerlo, podrán elegir fácilmente cuándo y cómo participar. Por ejemplo, quien no quiera que la capacidad de cálculo de su ordenador se vea afectada mientras lo usa, solo tiene que dejar la configuración por defecto para que el programa se ejecute únicamente en los tiempos de pausa, cuando salta el salvapantallas.
Al activarse BOINC, el ordenador recibirá una colección de datos y las instrucciones para analizarlos. Los resultados obtenidos se devolverán al proyecto para ser estudiados por el equipo investigador.
Por su parte, el director ejecutivo de Ibercivis Francisco Sanz, señala que “lejos de ser un experimento, la computación distribuida es una realidad que en las últimas dos décadas ha permitido desarrollar numerosas investigaciones que demandaban una gran capacidad de procesamiento. El programa BOINC fue creado en 2002 para ayudar al proyecto SETI a analizar un enorme volumen de señales de radio provenientes del espacio y encontrar en ellas indicios de vida extraterrestre. Desde entonces ha sido utilizado en áreas tan diversas como la física, las matemáticas, la climatología o la astrofísica. Con la colaboración voluntaria de todos y todas puede convertirse ahora en una herramienta más con la que buscar soluciones que ayuden a atajar la crisis propiciada por el coronavirus.”