Este lunes ha fallecido a los 117 años, María Branyas, la mujer más vieja del mundo y la octava de la historia. A través de su cuenta de X, antes Twitter, expresaba “Me siento débil. Se acerca la hora. No lloréis, no me gustan las lágrimas. Y sobre todo no sufráis por mí. Ya me conoce, allí donde vaya seré feliz, pues de algún modo os llevaré siempre conmigo”.
A través de una publicación, la familia informaba del fallecimiento de Maria “Nos ha dejado como ella quería: mientras dormía, tranquila y sin dolor”. Indican que hace unos días les dijo: “Un día me iré de aquí. No volveré a probar café, ni a comer yogur, ni a mimar al Hada... dejaré también mis recuerdos, mis reflexiones... y dejaré de existir en ese cuerpo. Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado. La muerte me encontrará gastada de haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriendo, libre y satisfecha”.
María Branyas ha fallecido en la residencia Santa María del Tura, en Olot, donde ha vivido durante más de 20 años y ha sido incinerada este martes en la intimidad del cementerio Municipal de la localidad gerundense en la más estricta intimidad.