No muchas personas pueden decir que han podido trabajar desde el ámbito local, estatal y supranacional. El caso de Soledad Cabezón (Albaida del Aljarafe, 1973) es uno de ellos. Esta cardióloga andaluza ha sido alcaldesa, diputada en el Congreso por Sevilla y desde 2014 lleva impulsando distintas iniciativas sanitarias desde el Parlamento Europeo. Esta eurodiputada socialista comparte con ConSalud.es su experiencia política.
¿Genera mucha preocupación en el ámbito europeo la resistencia antimicrobiana?
La verdad es que sí. Las resistencias antimicrobianas están creciendo, no tenemos antibióticos adecuados y eso está causando muertes evitables. Las cifras son de 50.000 personas fallecidas al año y se prevé que superen a la mortalidad por cáncer si no se toman medidas eficaces. En el caso de los antibióticos, es muy importante el control, el uso adecuado y las medidas de prevención.
El Parlamento Europeo viene trabajando desde hace años con el reglamento de medicamentos veterinarios. Existe un plan, pero no era lo suficientemente ambicioso. Hablamos de evitar muertes innecesarias. Hace falta investigación y también un compromiso estado miembro a estado miembro, de planes nacionales, con objetivos cuantificables y hacer hincapié en el uso racional y adecuado. Hacemos un llamamiento a que los antibióticos de última línea no se usen en animales.
"En España, a día de hoy, no tenemos una amenaza real de un movimiento antivacuna establecido que esté haciendo influencia en la sociedad española"
Pero tenemos un problema general, también en el sector humano. No hay un uso adecuado. En España, las cifras no son recomendables, nos tienen que hacer pensar. El anterior Gobierno tenía que haber puesto en marcha un plan pero no fue así. Sin embargo, vemos algunas experiencias como la dirigida por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas, que se puso en marcha en Andalucía. Demuestran que el uso racional, implicando especialmente a la Atención Primaria, podía dar resultados magníficos. Tenemos que ponernos las pilas, también en el conjunto de la UE.
La UE ha lanzado una acción común para aumentar la cobertura de las vacunaciones. ¿Preocupa que incremente el movimiento anti-vacuna?
Todas las iniciativas europeas respecto a promover la vacunación parten precisamente de la preocupación creciente y enorme de ese movimiento anti-vacuna, del desprestigio de la medicación en general en los niños y en especial en las vacunas, acogiéndose a desinformación o a manipulación de información. Lo primero que solicitamos era que se informara de los efectos adversos reales porque se hacía una propaganda de efectos secundarios que no teníamos constancia de que fuese así. Desde el punto de vista médico, no hay razón de ser del movimiento anti-vacuna que justifique que un niño no debe vacunarse.
“Se le da un estatus a los productos homeopáticos que no les corresponde puesto que no se le requiere lo mismo que a un medicamento”
Esa preocupación nos llevó a tomar iniciativas. La Comisión quiere que haya un compromiso y coordinación de los estados miembros con un calendario de mínimos. En España, a día de hoy, no tenemos ese movimiento como tal, no tenemos una amenaza real de un movimiento establecido que esté haciendo influencia en la sociedad española. Hay que dar información para que la población se siga vacunando.
¿Ve necesario implantar las vacunas obligatorias para la población infantil?
Es como lo que tenemos en España. Trasladar a la UE un acuerdo con un calendario vacunas de mínimos. Sí considero que habría que consensuar al máximo posible las vacunas que los niños deben de tener. Debería de ser obligatorio, salvo que haya circunstancias que lo desaconsejase. Deberíamos tener la obligación de inmunizar a nuestros niños en aquellos ámbitos en los que sabemos perfectamente que está demostrado que esa prevención es necesaria y eficaz.
España ha traspuesto una directiva europea para regular los ‘medicamentos’ homeopáticos. El actual gobierno critica esa definición y quiere que se les llame productos. ¿Cree que lo conseguirá?
Aunque a la homeopatía no se le exigen los mismos requisitos de calidad, eficacia y seguridad que a un medicamento convencional, dentro de esa directiva se le pone medicamento homeopático. Eso está dando lugar a una confusión y a que se le dé un estatus a los productos homeopáticos que no les corresponde ya que no se les requieren los mismo requisitos, solo que sean inocuos. Esa definición es incorrecta.
Las consecuencias que puede traer son las que el Gobierno de España denuncia: el abandono de tratamientos convencionales que lleva incluso a la muerte de personas. Hay que cambiar esa legislación. Estamos manteniendo conversaciones con la Comisión y los grupos para promover la revisión de la normativa. Lo único que tenemos en contra es que se acaba la legislatura. Pero está entre nuestras prioridades.
Estamos generando inseguridad a los pacientes al no saber qué es lo que pueden esperar de cada una de las sustancias. Tenemos que garantizar esa información y que los consumidores sean claramente conocedores de qué requisito se le ha pedido a esa sustancia, qué ha demostrado y lo que no. Si después opta por ello, está en su libre elección, pero que no se confunda. Las administraciones somos en parte responsables de que haya algunos abandonos.
¿Qué papel está desempeñando España en la Unión Europea desde el punto de vista sanitario? ¿Son reconocidas las actuaciones del nuevo Gobierno?
El anterior Gobierno, desde el punto de vista de la salud, no ha tomado iniciativa concreta que el peso de España nos permite. En salud tenemos un reconocimiento dentro de la UE, del Sistema Nacional de Salud, pero no se aprovechado la oportunidad para tomar determinadas iniciativas. Ha estado un poco esquivo.
“El sistema de las autonomías ha servido para desarrollar sistemas de salud de calidad; pero habría que fortalecer el Consejo Interterritorial y que tuviese mayor capacidad de coordinación”
En estos momentos, tengo una buena sensación porque conozco a las personas que dirigen el Ministerio y sé que conocen perfectamente el SNS y los intereses provenientes de Europa que de manera directa o indirecta le afectan. Llevan poco tiempo pero la sensación es muy buena. Es fundamental que España juegue ese papel aquí, puede equilibrar la balanza como país con necesidades económicas, frente a otros grandes países, que puede garantizar la sostenibilidad de su sistema sanitario.
¿Se ha quedado estancada la normativa española contra al tabaquismo? ¿Ha perdido España el liderazgo en este aspecto?
Aquella ley, en su día tan polémica, fue todo un acierto. Hoy no lo cuestiona nadie. Me consta la preocupación del Gobierno por los determinantes de salud y la necesidad de la prevención. El tabaco es una prioridad a combatir, porque disminuir su consumo es claramente eficiente. Iniciativas sobre impuestos, no me constan en estos momentos. Pero sí puedo garantizar que existe una preocupación del Ministerio y del Gobierno.
Una encuesta del CIS dice que el 70% de los españoles reformaría la Constitución y, de ellos, un 34% cree que lo primero que cambiaría es la coordinación en Sanidad. ¿Cree necesario cambios?
La reforma de la Constitución que tenga que venir debe dejar claramente garantizado el derecho a la salud, la garantía de la sostenibilidad del sistema público y la universalidad. No podemos volver a la situación de estos años atrás, en los que no estaba garantizado. Tenemos que blindar determinadas cuestiones en la Constitución. Como bien dice ese barómetro, el acceso a los sistemas sanitarios y el derecho a una salud con una calidad lo mejor posible es básico, y eso hay que garantizarlo.
"Hasta ahora se ha considerado que la salud era competencia nacional y que la UE poco tenía que hacer; la Comisión Europea se ha excusado detrás de ello para no tomar iniciativas"
Con respecto a la coordinación, el sistema de las autonomías nos ha servido de forma muy positiva en general porque nos ha permitido desarrollar sistemas de salud de altísima calidad. Pero sería adecuado fortalecer el Consejo Interterritorial, que tuviese mayor capacidad de coordinación. Por ejemplo, que el paso de una comunidad a otra o el acceso a las unidades de referencia fuera mucho más fácil. También creo que tenemos una cartera de servicios básica magnífica, que hace que todos los ciudadanos de España tengamos garantizados esos servicios vivamos donde vivamos.
A su vez, según el Eurobarómetro, el 70% de los europeos cree que la actuación de la UE en salud es insuficiente. Entre los españoles, lo opinan el 82%. ¿Qué opina?
La inmensa mayoría de la ciudadanía está pidiendo mayor acción a nivel europeo. Hasta ahora se ha considerado que el ámbito de la salud era competencia nacional y que, por la tanto, la UE poco tenía que hacer. La organización del sistema sí es competencia nacional, pero hay numerosas normativas en la UE que afectan de lleno. La Comisión Europea se ha excusado detrás de ello para no tomar iniciativas sobre aspectos que claramente incidían en los sistemas y los pacientes de los diferentes Estados Miembros. Esa falta de actuación ha generado esta situación. La ciudadanía europea tiene ya conocimiento de ello y nos recuerdan que tenemos competencia en precios, transparencia, investigación, propiedad intelectual.
¿Cómo están viviendo las negociaciones sobre el Brexit? ¿Cree que puede perjudicar a la industria farmacéutica, a los profesionales y a los pacientes?
El Brexit va a afectar fundamentalmente a los ingleses. Lo venimos diciendo desde primera hora a colegios profesionales sanitarios y a la comunidad científica que ha venido a reunirse para conocer nuestra opinión. En cuanto a la industria farmacéutica europea, creo que no va a tener consecuencias. La van a tener ellos porque son fundamentalmente importadores de medicamentos. En cuanto a los profesionales sanitarios, la salida de la UE va a suponer un freno en los movimientos de ida y vuelta que han tenido hasta ahora porque eran ciudadanos europeos. Ellos son conscientes de la fuga de personal sanitario que pueden tener por primera vez, a eso obedece el reciente anuncio de Theresa May de la necesidad de más de 40.000 sanitarios. En cuanto a la comunidad científica, el Reino Unido tiene un papel importante. Pero a día de hoy la investigación es trasnacional y lo importante son los consorcios que se forman donde participan diferentes países.
Para finalizar, ¿le gustaría seguir como eurodiputada tras las próximas elecciones europeas?
Eso es una cuestión más personal y no me planteo en estos momentos qué puede pasar. Mi profesión es la de médica, que me gusta mucho. Por lo tanto, no tengo esa dicotomía tan importante. La experiencia en el Parlamento Europeo ha sido magnífica hasta ahora. Creo que he podido poner en marcha gran parte de mis inquietudes, pero también tengo una profesión que en un momento dado está ahí para ejercerla.