Teleconsulta o atención telefónica ya son términos conocidos por todos los usuarios del Sistema Nacional de Salud (SNS). La pandemia de la covid-19 ha llevado a que Atención Primaria, el primer nivel asistencial, se haya tenido que reinventar y reorganizar para ofrecer asistencia sanitaria de la manera más segura y eficaz posible.
Ahora, Primaria vive uno de sus momentos más críticos en esta segunda ola de coronavirus SARS-CoV-2, porque el cansancio y la falta de personal está impidiendo que los profesionales sanitarios puedan dar abasto con la alta demanda de atención médica. Inmaculada Cervera Pérez, coordinadora del grupo de trabajo de Gestión Sanitaria y Calidad Asistencial de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
¿Cómo ha afectado la pandemia de coronavirus a las consultas de Atención Primaria?
En los primeros momentos de la pandemia nos encontramos con una situación de falta información veraz de la situación epidemiológica y de liderazgo por parte de nuestras administraciones que nos llevó a trabajar con desconcierto, desorganización y de falta de recursos materiales de diagnóstico y de protección personal. Esto provocó contagios entre los pacientes y los profesionales por falta de material adecuado (EPI) y aglomeraciones en las salas de espera, siendo los profesionales de Atención Primaria los más afectados por el contagio del Covid-19.
En la primera ola y durante el Estado de Alarma, como consecuencia de todo ello, se debió cerrar la Atención Primaria a las consultas habituales, pero se potenció la telemedicina de una manera que era impensable semanas antes.
Pudimos atender telefónicamente a todos los pacientes crónicos y la demanda habitual además de hacer el seguimiento de todos los pacientes sospechosos de contagio por Covid-19 y que no tenían criterios de gravedad para ingresar en el hospital. Este último punto, el tener que seguir y tratar a los pacientes con sospecha de Covid-19, de forma telefónica y sin pruebas diagnósticas a nuestro alcance, supuso tener que manejar situaciones complejas en una enfermedad desconocida y trabajar con una incertidumbre que provocó un gran desgaste emocional y físico entre los profesionales. Este agotamiento lo venimos arrastrando desde entonces.
"Se está saliendo adelante por el sobreesfuerzo de unos equipos muy profesionales y comprometidos, pero con signos de desgaste físico y emocional"
Actualmente, y sin habernos recuperado de la situación estresante de los meses de marzo, abril y mayo, los protocolos de atención y diagnóstico a los pacientes Covid-19 recaen en Atención Primaria ya, por fin, tenemos acceso a las pruebas diagnósticas y a material de protección. Pero esta responsabilidad, lejos de verse reforzada con recursos humanos y protocolos de desburocratización en la Atención Primaria, ha tenido que enfrentarse a un periodo vacacional sin sustitutos suficientes y con una segunda ola de contagios precoz durante el mes de agosto.
En la práctica, son los equipos de Atención Primaria los que están haciendo de rastreadores de los casos y contactos de la Covid-19 a la vez que se sigue atendiendo los problemas de salud de la población con centros de salud con acceso restringido. Todo ello está saliendo adelante por el sobreesfuerzo de unos equipos muy profesionales y comprometidos, pero con signos de desgaste físico y emocional que, si no se evita, pueden llegar a claudicar.
¿Ha provocado fobia entre los pacientes debido al miedo a contagiarse de Covid-19 al acudir a centros sanitarios?
Los pacientes que acuden a los Centros de Salud son, en gran parte, pacientes mayores y crónicos que tienen mayor riesgo de complicaciones en caso de contagiarse por Covid19. Ellos lo saben y, en algunos casos, pueden mostrar resistencia a consultar problemas de salud por miedo a que les derivemos al hospital. En cambio, ellos perciben los centros de salud como lugares de confianza, más seguros y accesibles.
Sí que estamos detectando pacientes de todas las edades que han retrasado la consulta al médico ante síntomas que pueden presentar cierta gravedad por miedo al contacto con centros sanitarios. Esto ha provocado que se retrase el diagnóstico de patologías graves como infartos o algún tipo de cáncer.
¿Qué sensación le transmiten los pacientes?
En este momento hay dos posturas más marcadas: la primera es la de los pacientes que se hacen cargo de la situación, que se están protegiendo, que consultan únicamente cuando es necesario y que agradecen la labor de los sanitarios. La segunda es la de los pacientes que quieren que las cosas vuelvan a ser como antes: puertas abiertas en los centros de salud y acceso inmediato y a demanda propia porque consideran que los sanitarios estamos actuando bajo un miedo injustificado. Esto está provocando que en algunos centros existan conatos de amenazas y cierta violencia contra los profesionales.
Nos enfrentamos a una enfermedad desconocida de la que se nos ha dado información oficial poco veraz en las primeras semanas y muy filtrada por los intereses políticos de cada momento. Esto nos tiene que llevar a una reflexión porque la falta de transparencia en Sanidad provoca escepticismo y minimiza los riesgos reales creando el caldo de cultivo para grupos negacionistas
Es muy importante que las autoridades sanitarias y políticas hagan pedagogía a la población y que se explique en qué momento de la crisis nos encontramos (centros de salud que están recibiendo a los pacientes sospechosos de Covid19 para valoración y para hacer PCR) para proteger a la población frágil y evitar enfrentamientos con el personal sanitario, que se aporten datos reales y fiables y que se tomen decisiones unificadas de protección a la población basados en dichos datos epidemiológicos.
Y ustedes. ¿Han tenido miedo a contagiarse de Covid-19?
Somos profesionales de la salud y estamos acostumbrados a trabajar con enfermedades infecciosas, pero no a hacerlo sin material de protección adecuado y sin recursos diagnósticos. Durante los primeros meses de la pandemia, tuvimos que hacer frente a la situación con una manifiesta falta de previsión y de provisión de material que conllevó una de las mayores tasas de contagios y fallecidos entre los profesionales del mundo. Esto unido a la sobrecarga de trabajo que estamos sufriendo provoca en los profesionales signos de desgaste emocional y estrés laboral que ya está teniendo consecuencias entre los compañeros.
Muchos compañeros, más que miedo a contagiarse ellos mismos, sí que han manifestado una preocupación e intranquilidad de llevar la enfermedad a sus familias sobre todo si hay miembros de alto riesgo.
¿Cuáles han sido las consecuencias de que los pacientes no acudan a las consultas?
Por una parte, el que no hubiera enfermos presenciales en los centros de salud nos ha dado tranquilidad a los profesionales por no tener salas de espera, repletas de pacientes frágiles, que pudieran ser caldo de cultivo de brotes de contagio de coronavirus tal como ocurrió en los primeros momentos de marzo. Pero, como he dicho anteriormente, en algunos casos se está demorando el diagnóstico de patología graves por miedo a consultar.
Con los pacientes crónicos tenemos una relación fluida telefónica, con ajustes de tratamiento y controles habituales y esto es posible por el conocimiento previo de las personas que tenemos en Atención Primaria. Eso nos permite tomar decisiones muy ajustadas a las necesidades reales que tienen los pacientes en cada momento.
Creemos que estamos ante una gran oportunidad para hacer educación de la salud a la población por parte de las administraciones sanitarias: mensajes publicitarios claros y concretos, educativos en el autocuidado de patologías crónicas y con detección precoz de signos y síntomas de alerta, explicando la pandemia del coronavirus y los circuitos seguros de asistencia sanitaria, ayudaría a paliar las sensaciones de abandono, frustración y miedo que se están asentando en una parte de la población y sería un refuerzo a la labor que estamos llevando a cabo.
¿Qué ha supuesto la teleasistencia en esta pandemia? ¿Qué lección se puede aprender?
La teleasistencia ha sido una herramienta muy útil que ha venido para quedarse. Muchas gestiones que se realizan en Atención Primaria (solicitud y recepción de análisis, prolongación de recetas, informes de salud, partes de baja de IT…) se pueden realizar sin necesidad de la presencia física del paciente y ellos lo agradecen. La consulta telefónica ha agilizado la consulta y ha permitido que los pacientes que la necesitaban lo tuvieran sin tener que desplazarse de su domicilio.
Por otra parte, no puede ser toda la asistencia virtual. Cuando necesitamos explorar a un paciente, tenemos que poder hacerlo con seguridad para él evitando esperas largas y centros con los menos riesgos posibles. Para ello hemos ideado consultas presenciales programadas intercaladas entre diferentes médicos para evitar aglomeraciones en las salas de espera.
"La teleasistencia ha sido una herramienta muy útil que ha venido para quedarse"
La Atención Primaria realiza una gran labor de apoyo y sostén de la sociedad atendiendo y aconsejando a pacientes solos, enfermos y mayores. Durante la pandemia, estos pacientes han estado menos acompañados y nos lo hacen saber. No podemos perder nuestra esencia, pero sí replantear una nueva estrategia para dar más una asistencia de más valor a aquellos que realmente lo necesitan y manejar eficazmente la hiperfrecuentación innecesaria de otros.
¿Considera que hay recursos suficientes para enfrentar esta nueva oleada de contagios?
Claramente no. En Atención Primaria necesitamos refuerzos ya. Nuestras consultas han estado atendiendo a los pacientes leves de coronavirus en la primera ola y a los pacientes habituales, los crónicos, las urgencias y la atención a demanda. A medida que los casos de coronavirus repuntan, el diagnóstico de los casos y el rastreo de los contactos lo estamos haciendo desde nuestras consultas con horarios de trabajo se prolongan dos horas de media todos los días. Tenemos compañeros de baja laboral sin cubrir y planes de vacaciones sin los refuerzos necesarios.
La Administración se debe plantear aumentar los recursos humanos en Atención Primaria en puntos tan sensibles en este momento como son las centralitas telefónicas y en rastreadores. En el caso de que no haya en bolsa médicos suficientes, pensamos que es el momento de redistribuir personal médico y de enfermería hospitalarios que tengan menor carga asistencial, a la Atención Primaria. También en valorar herramientas legislativas para que, de forma voluntaria, los médicos jubilados puedan reforzar los equipos y evitar que los médicos residentes recién acabados se vayan a trabajar a otros países en medio de una pandemia que necesita los recursos aquí.