España no sufrirá una nueva epidemia de heroína similar a la vivida en los años ochenta ni está en la antesala de una crisis de salud pública por del abuso de fármacos opioides a semejanza de Estados Unidos. Son las principales conclusiones de un reciente estudio firmado por el psicólogo social e investigador David Pere Martínez Oró.
David Pere Martínez Oró (Barcelona, 1981) es doctor en Psicología Social, Master en Investigación en Ciencias Sociales, licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y postgrado en investigación cualitativa por la Universidad de Ámsterdam. Está especializado en las corrientes críticas de las Ciencias Sociales y es experto en metodologías de investigación de fenómenos sociales complejos.
En la actualidad, es coordinador de la Unidad de Políticas de Drogas de la Universidad Autónoma de Barcelona, responsable de investigación en 'Episteme. Investigación e Intervención social', profesor colaborador en la Universidad Oberta de Catalunya, antropólogo en el Medical Anthropology Research Center de la Universidad Rovira i Virgili, director del Observatorio Etnográfico de Drogas.
Es también responsable de más de una veintena de investigaciones sobre los consumos de drogas, la sociedad de consumo, las culturas juveniles, la sociedad del riesgo, la vulnerabilidad y la exclusión social, entre otros temas.
¿Por qué se embarca en este trabajo de investigación sobre opioides?
El supuesto regreso de la heroína es un continuo que encontramos a lo largo de los últimos 20 años en España. El primer dato que se lanzó diciendo que la heroína estaba regresando fue en 1996 cuando por aquel entonces desde el Plan Nacional sobre Drogas se aseveró que estaba habiendo un retorno de este estupefaciente. Posteriormente, se produce la crisis de los opioides en Estados Unidos…
Esto me motivo a pensar, a plantearme la siguiente pregunta de investigación: ¿Por qué se está diciendo tanto que está regresando la heroína cuando los indicadores oficiales nos revelan que no es así?
En este trabajo abordo cuál es la realidad del consumo de heroína en España, si nuestro país va a volver a vivir una crisis de la heroína y si va a haber problemas derivados de los fármacos opioides.
Entre las conclusiones del estudio, se descarta que España vaya a sufrir un repunte del consumo de heroína. ¿No es así?
Si analizamos todos los indicadores oficiales el número de demandas de tratamiento, muertes por opioides, sobredosis, prevalencias de consumo… Vemos que el escenario está igual que hace 20 años o incluso tiende a la baja. No hay atisbo de repunte de la heroína. Para nada. No hay ningún indicio que nos haga pensar que el consumo de heroína está volviendo a las calles.
Otra cosa es la percepción social que existe con respecto a que la heroína está volviendo.
"¿Por qué se está diciendo tanto que está regresando la heroína cuando los indicadores oficiales nos revelan que no es así?"
¿Existen ciertos intereses en alimentar mensajes alarmistas?
No, esta percepción social se debe a la reestructuración de la oferta de la venta de heroína como tal. Cuando aparecieron los narcopisos, sobre todo en algunos distritos de Madrid y Barcelona, hizo que mucha gente viese heroinómanos en las calles. Anteriormente, estos se localizaban en polígonos o poblados, es decir, fuera de la vista de la población general. Esto posibilitó que mucha gente tuviese la perspectiva de que la heroína estaba volviendo.
Si que es verdad que cada vez hay menos heroinómanos en las cárceles y estos están volviendo a las calles, porque hubo mucha gente que estaba en prisión recibiendo tratamiento, y una vez sale de los centros penitenciarios vuelven a consumir esta droga.
España es un país con una red asistencial muy buena que da respuesta a todos los problemas de drogodependencia lo que en cierta medida posibilita que personas, sobre todo, de la Europa del Este buscando este tratamiento y un contexto más amable.
El psicólogo social e investigador David Pere Martínez Oró, director técnico de Episteme, durante la presentación del estudio. (Foto. ConSalud)
¿Puede darse en España una crisis de los opioides como la que sufre Estados Unidos?
Para nada. La realidad de los Estados Unidos no tiene nada que ver con la española, tanto con respecto a la Sanidad como a los opioides en particular. Quienes hacen esta comparación es un ejercicio burdo que refleja el desconocimiento de ambas realidades.
La gran diferencia está en la estructura de sus sistemas nacionales de salud. En España, los fármacos opioides están bajo tutela de los médicos hace que nada tenga que ver con el sistema sanitario norteamericano que es eminentemente privado y complejo.
Lo que pasó en EE.UU. es que los opioides tuvieron muy buena prensa y este sistema privado permitió que los pacientes pidiesen fármacos a la carta. En nuestro país esto es impensable. Si que es verdad que en España ha aumentado un poco el uso de opioides por diferentes motivos, sobre todo porque se ha incrementado la oferta y estos medicamentos son muchos más rápidos y efectivos.
Esto ha llevado a que los pacientes oncológicos y con dolor crónico recurran a ellos en los últimos tiempos. Sin embargo, hay que decir que el repunte está lejos de lo que ocurre en Estados Unidos.
"Tenemos una Sanidad preparada para dar respuesta a todas las amenazas que puedan provocar las drogas de abuso"
¿Qué se está haciendo bien y mal en la prevención de adicciones en nuestro país?
Tendemos a pensar que estamos mal, que se ha hecho fatal, pero en España si nos comparamos con otros países, el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha funcionado muy bien como mecanismo preventivo.
Los jóvenes cada vez se sienten menos atraídos por los drogas y tenemos una red asistencial brutal. Si la heroína volviese a los mismos niveles que estuvo en los 80 las consecuencias no serían para nada comparables. Tenemos una Sanidad preparada para dar respuesta a todas las amenazas que puedan provocar las drogas de abuso.
Por tanto, ¿no existe un problema de consumo recreativo de las drogas?
Cada vez vemos que los jóvenes están menos interesados en las sustancias, las prevalencias tienden a la baja y las demandas de tratamientos que no sean el alcohol están en claro retroceso, por ejemplo.
Los números crecen con respecto al alcohol, como problema de salud pública pero progresivamente está aumentando la percepción social de los problemas derivados del alcohol y esto también es positivo porque se está reaccionando, se demandan tratamientos.
En el tabaco ocurre lo mismo, en menor medida o en la tendencia habitual. Otras sustancias como la cocaína, anfetaminas, éxtasis… Están bajo mínimos. Las drogas generan cada vez menos interés entre los jóvenes.