¿De qué forma puede afectar el coronavirus a la economía? La pandemia de coronavirus Covid-19 tendrás consecuencias más a allá de la propia emergencia sanitaria y social que ha generado.
El virus ha puesto a prueba al sistema sanitario y también a los gobiernos en su capacidad de reacción ante un evento sanitario de estas características sin precedentes en la historia reciente.
Para tratar de responder a esta y otras preguntas, ConSalud.es ha entrevistado a José María Abellán, expresidente de la Asociación de Economía de la Salud (AES) y profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia.
El ritmo de transmisión del coronavirus en España está siendo tan rápido -ya somos el cuarto país del mundo con más casos; el segundo de Europa- que en particular en aquellas zonas con un foco de contaminación comunitaria descontrolada de gran magnitud (Madrid sobre todo) los servicios asistenciales están muy tensionados.
En general, se están suspendiendo revisiones y pruebas programadas, intervenciones quirúrgicas, cerrando consultorios para concentrar efectivos en centros de salud y hospitales, reorganizando la distribución de pacientes hospitalizados en planta, modificación de los turnos del personal sanitario, para reducir el riesgo de contagio simultáneo, etc.
Lo peor, la sobrecarga de UCI que se da en las localidades con focos de mayor dimensión y la exposición de los profesionales sin las medidas de protección adecuadas en todos los casos.
¿Y a la economía española?
Aquí se combina el efecto directo (absentismo laboral por estar infectado y defunciones) e indirecto (por las medidas de mitigación tomadas: cierre de comercios, servicios, colegios, etc.) con la repercusión del impacto que la pandemia está teniendo en otros países como China, Italia, Francia...
Todo esto provoca un shock que afecta a la producción, la demanda nacional y el comercio exterior español, cuyo impacto negativo dependerá fundamentalmente de la duración de la pandemia y de las medidas de reactivación económica que se apliquen para evitar el estancamiento.
¿Qué cabe esperar tras esta emergencia sanitaria? ¿Qué consecuencias va a tener para el sistema sanitario?
Lo primero es reconocer la gran incertidumbre que rodea a cualquier previsión que efectuemos acerca de cuál será la evolución a medio y largo plazo de la pandemia.
No hay que descartar que el SARS CoV-2 haya venido para quedarse y que tras la mitigación de su impacto en el corto plazo, rebrote más adelante, en invierno.
Por otra parte, hoy es el COVID-19 pero dentro de un par de años podemos estar ante otra crisis similar, protagonizada por otro virus.
En consecuencia, parece importante destinar algunos recursos a tener un cierto exceso de capacidad asistencial instalada, sobre todo en lo concerniente a las unidades cuidados intensivos.
"Hoy es el coronavirus Covid-19 pero dentro de un par de años podemos estar ante otra crisis similar"
Seguramente sea necesario, además, revisar protocolos y dotación de los servicios de prevención de este tipo de emergencias sanitarias.
También parece razonable normalizar de alguna forma alguna de las fórmulas de atención remota que, producto de la necesidad, se están ensayando.
En alguna medida hemos de instaurar fórmulas de teleasistencia para monotorizar a los pacientes crónicos más leves, sin necesidad de visitas presenciales tan frecuentes a los centros de atención primaria. Por último, el sistema debe potenciar el autocuidado de los pacientes crónicos y el envejecimiento activo.
¿Y cómo afectará económicamente al país?
Resulta temerario aventurar cifras sobre, por ejemplo, el posible impacto que puede tener esta crisis sobre el PIB o el empleo. Pero, ya hay alguna institución que predice, dependiendo de la duración de la pandemia y la efectividad de las medidas de mitigación, un impacto negativo tal para varios países de la Eurozona entre los que se encuentra España, que conduciría incluso a la recesión.
"Dependiendo de la duración de la pandemia y la efectividad de las medidas de mitigación, podría darse incluso una recesión"
El peor escenario sería el de una pandemia atenuada pero recurrente, que aflorase cada año. En suma, estamos inmersos en una situación muy delicada económicamente hablando, con un riesgo tangible de estancamiento una vez controlada la epidemia, a menos que haya una acción concertada a nivel europeo para evitar ese temible escenario.
¿Esta crisis sanitaria ha puesto en evidencia la falta de planificación del sistema sanitario?
Creo que muchos (entre los que me incluyo) subestimamos el alcance de este brote epidémico, quizá condicionados en cierto modo por la experiencia con el SARS en 2003.
En aquel entonces, si bien China actuó con retraso, en general su mayor impacto se limitó al espacio de 3 meses y afectó a pocos países; en 9 meses se contuvo el brote.
Está claro que el actual brote posee mucha mayor contagiosidad y que no se ha llegado a contener geográficamente. En este contexto, se comenzó aplicando en España las medidas convencionales de contención, pero estas ya no sirven cuando se producen focos de contagio comunitario importantes como los de Madrid y País Vasco.
En ese momento probablemente se tendría que haber sido drástico, estableciendo medidas de aislamiento social y confinamiento territorial.
¿Qué se puede aprender?
Aparte de las reformas organizativas y de digitalización de la administración sanitaria que señalé anteriormente. La experiencia secuencial de diferentes países, con distintas estrategias para afrontar la pandemia -el caso coreano es distinto al chino, y estos dos lo son al británico, que parece que pretende propiciar la inmunidad colectiva mediante la exposición al coronavirus de la población más joven- nos indicará, una vez se cuente con análisis serológicos, cuál de estas estrategias es la más efectiva.
Deberíamos aprender de esta experiencia comparada para prepararnos para la próxima pandemia.