La historia siempre se tiene como referencia de sucesos pasados que sirven como bagaje para el desarrollo vital presente y futuro. En la Medicina, ocurre algo parecido, solo que la investigación contribuye a la mejora de ese pasado bajo la esperanza de un futuro mucho más prometedor. El estudio histórico de las paleopatologías es una de las pasiones de Albert Isidro Llorens, cirujano ortopédico y traumatólogo del Hospital Universitario Sagrado Corazón de Barcelona (del grupo Quirónsalud). Desde los años 90 colabora de una manera periódica como investigador en Paleopatología en la Unidad de Antropología Biológica de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Museo Egipcio de Barcelona. Justo antes de conceder esta entrevista a ConSalud.es se encontraba su maleta para poner rumbo a Egipto, donde continuará con su labor investigadora con los pies en la tierra.
¿Cómo se introduce en este mundo?
Desde 1992, siguiendo una línea de investigación de la UAB se empiezan a recoger datos, primero de las fosas comunes y después de las momias de los panteones reales de la Corona de Aragón. A partir de ahí, se van ampliando las posibilidades diagnósticas y desde el 2007 empiezo a ir a las excavaciones de Egipto, en las zonas de Egipto Medio y desde hace dos años en Luxor. Esto nos da una visión del estado de salud y de enfermedad en las diferentes épocas de la historia de la humanidad y saber cómo han evolucionado las enfermedades a través de estos restos.
En este momento, el proyecto más importante en el que participo es una investigación sobre cómo ha ido desarrollándose y cambiando el cáncer en el país de Oriente Medio desde el periodo predinástico (3.200 a.C) hasta la época musulmana, casi 4.000 años a analizar. Principalmente queremos conocer qué tipos de cáncer había antes y posteriormente en momentos más actuales. Hemos descubierto que era menos frecuente en la Prehistoria ya que la población vivía menos. Además, la dieta era diferente y no los cambios ambientales era diferentes.
¿Quiénes componen ese equipo de investigación?
El equipo está compuesto por un representante de las nueve misiones egipcias españolas, coordino este trabajo sobre el cáncer a través de la unificación de criterios y de datos. Ya que es muy difícil diagnosticar con certeza una lesión de hace 4.000 años. Hemos de ser muy prudentes y muy serios en este sentido.
¿Cómo funciona la especialidad en España?
Cada vez hay más equipos de investigación que estudien Paleopatología, pero calculo que no hay más de diez o doce en toda España. En los foros y congresos, más o menos podemos reunirnos 60 especialistas de todo el país.
¿Qué diferencia hay entre las patologías de antes y las de ahora?
No hay enfermedades nuevas. El virus del Sida estaba presente en primates antiguos, por ejemplo. Lo que sí que constatamos es que hay mucha más enfermedad infecciosa y patologías relacionadas con los trabajos: marcadas de estrés por cargar peso o realizar trabajos duros... Y, en cambio, en la antigüedad había mucha menos artrosis, cuestión que se debe a la alta esperanza de vida que tenemos, fijada en torno a los 80 años. Antes probablemente era de 35 años. Lo que varía mucho son las secuencias por la prevalencia de estas enfermedades pero no que haya nuevas patologías.
Albert Isidro Llorens es especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Sagrado Corazón de Barcelona.
¿Y qué han estudiado en España?
No hemos realizado ningún estudio sobre el cáncer en la península, al menos de momento. Pero, sí hemos analizado la evolución de enfermedades infecciosas. Hemos detectado el primer caso sífiles neonatal, poco después de que los españoles llegaran a América del Sur, a principios del siglo XVI.
¿Cómo se ubica el país dentro del mapa histórico de enfermedades de Europa?
Hay enfermedades que son transmitidas por vectores que a veces llegan en forma de epidemia o pandemia. Un ejemplo de ello son la peste negra y la tuberculosis. En ocasiones, estas aparecen en un lugar de Europa y posteriormente se expanden rapidamente a través de todo el continente, incluída la Península Ibérica. España tiene la ventaja de que en caso de que las enfermedades lleguen por vía terrestre suele ser el último país en verse afectado. Sin embargo, si el contagio llega por vía marítima, con los contactos por el mar Mediterráneo, la cosa cambia.
¿Qué otros proyectos tiene en marcha?
A parte de el de Egipto, estamos acabando de ver y estudiar con alta tecnología los reyes de la Corona de Aragón que están en los Monasterios de Císter en Cataluña. Todos estos restos de la realiza son estudiados mediante técnicas más o menos sotisficadas para conocer de qué murieron, si realmente pertenecían a la persona que la historia nos enseña... Se trata de una corroboración científica de la historiografía. Si te dicen que un rey es muy alto y abres una tumba y no se corresponde, pues hay que ver dónde está equívoco.
¿Qué perspectiva de futuro tienen?
Cada vez nos dedicamos más al diagnóstico molecular de las enfermedades antiguas, a través de la extracción del ADN antiguo analizamos posibles mutaciones que nos puedan ayudar a relacionar eso que vemos con una determinada patología. O también, extraer el DNA del germen que desparasitó a las momias. Con esto tenemos ya un diagnóstico definitivo y nos permite seguir realizando un mapa evolutivo de las enfermedades en todo el mundo, para poder ver un patrón de las enfermedades y como en un futuro pueden variar, teniendo en cuenta el conocimiento del pasado.