Entre los días 12, 13 y 14 de febrero se celebra el 6º Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, el mayor encuentro sobre la actividad de trasplante de órganos que tiene lugar en nuestro país y que reunirá a más de 400 expertos nacionales e internacionales para analizar las últimas novedades en investigación, práctica clínica y tratamiento en el campo de los trasplantes.
Servirá para que los profesionales sanitarios de este ámbito puedan avanzar en sus conocimientos y prácticas clínicas para mejorar la calidad y las expectativas de vida de los pacientes trasplantados.
Entre los temas que se abordarán en el evento destaca el impacto que la COVID-19 ha tenido y sigue teniendo en la actividad de donación y trasplante de órganos en España y el resto del mundo, que ha descendido de manera notable en los últimos meses, pero que se espera que se vaya recuperando a lo largo de todo el año 2021.
ConSalud.es ha charlado con Domingo Hernández, presidente de la Sociedad Española de Trasplante (SET) para analizar cuáles son los retos de esta sociedad científica, cómo ha afectado la pandemia a la actividad de la donación y los trasplantes y en qué se está logrando avanzar tanto el ámbito tecnológico como clínico o de los cuidados del paciente.
La pandemia está poniendo en jaque al sistema sanitario. ¿Cómo ha impactado en el ámbito de los trasplantes de órganos?
Los pacientes con un trasplante de órganos sólidos representan una población vulnerable para la infección por COVID-19. De hecho, estos enfermos presentan mayores complicaciones médicas y mayor mortalidad que la población general por su condición de inmunosuprimidos.
Esto inicialmente propició temor en los equipos de trasplante y en los propios pacientes en lista de espera, lo que llevó a una reducción drástica de dicha actividad. A eso se le sumó la saturación de las UCI en nuestro país, situación que potencialmente pudiera haber mermado la tasa de donación. Pero teníamos la mente puesta en que el trasplante es una actividad sanitaria esencial y que muchos pacientes en lista de espera están en riesgo de morir precozmente.
"La tasa de trasplante en 2020 disminuyó solo un 20% según datos aportados recientemente por la ONT"
Al mismo tiempo, fuimos recogiendo información de una manera muy ágil, analizando nuestros resultados, ensayando nuevas terapéuticas y, en definitiva, generando evidencia que nos condujo a elaborar estrategias para mantener la donación y el trasplante con un nivel muy alto de seguridad y eficacia. Hasta tal punto, que a día de hoy no se ha reportado un caso de transmisión de la infección de donante a receptor y las tasas de morbi-mortalidad de nuestros pacientes están a la altura de otros países de nuestro entorno con importante actividad de trasplante.
Con todo, seguimos analizando y aprendiendo, para seguir avanzando en esta actividad. De hecho, la tasa de trasplante en 2020 disminuyó solo un 20% según datos aportados recientemente por la ONT, por lo que es esperable que las de este año en curso podamos mejorar dichas cifras.
Pese a todo, España sigue siendo un país a la vanguardia mundial en trasplantes de órganos, que cada año bate su propio récord. ¿Cómo ha sido el balance en 2020?
A pesar del golpe inicial que la pandemia ocasionó en el sistema de donación y trasplante en España, con un descenso significativo en la actividad de trasplantes, esta actividad se ha ido recuperando lentamente, y nuestro país continúa líder en el ranking mundial. Sin embargo, la actividad de trasplante nunca se paralizó por completo, manteniéndose en los momentos iniciales los trasplantes en pacientes con necesidad urgente.
Indudablemente, fuimos adquiriendo conocimiento y experiencia en el manejo de esta infección a pesar de las olas repetidas de esta pandemia, y esto nos permitió mejorar el cuidado de nuestros enfermos y optimizar la supervivencia, salvando las diferencias con la población general. A modo de ejemplo, periódicamente, se revisaban los documentos de consenso y recomendaciones para el manejo de esta infección en colaboración con otras sociedades científicas y la ONT.
Por todo ello, quiero desde aquí dar mi profundo agradecimiento a todos los profesionales que han trabajado sin descanso para doblegar esta infección. No podemos olvidarnos de la gran generosidad y altruismo de la población española en el proceso de la donación, especialmente en los momentos más duros de la pandemia. Esto, contribuyó también en gran medida al mantenimiento de la actividad de trasplante, evitando un exceso indeseable en las listas de espera.
¿Cuáles cree que son los principales retos que tienen en este ámbito de cara a los próximos años?
Sin duda, el principal reto es mantener el magnífico sistema de donación y trasplante que tiene nuestro país, liderado por la ONT, y al cual contribuimos todos los profesionales con nuestro esfuerzos y conocimientos. Pero debemos seguir mejorando en el cuidado de nuestros pacientes.
Obviamente, esto se traduce en optimizar las tasas de supervivencia de injertos y pacientes mediante diferentes abordajes terapéuticos, continuar insistiendo en todas las modalidades de donación (donante fallecido, donante en asistolia o donante de vivo), la búsqueda de nuevos marcadores de disfunción inmunológica clínica y subclínica y nuevas moléculas, y en la creación de un gran registro de trasplante en España para obtener una información precisa de nuestra actividad y de cómo mejorarla. También debemos seguir insistiendo en la investigación de medicina regenerativa y las células madres pluripotenciales para que un futuro no muy lejano se puedan obtener órganos para todos los enfermos en lista de espera.
"Tenemos el reto de crear un gran registro de trasplante en España para obtener una información precisa de nuestra actividad y de cómo mejorarla"
En el caso concreto de la pandemia por la infección COVID-19, hemos ido adquiriendo conocimientos a pasos agigantados. Si miramos la literatura científica en relación a este tema, nos damos cuenta fácilmente que es la enfermedad de la que más se ha publicado en el mundo en tan poco tiempo. Obviamente, esto ha permitido desarrollar vacunas para proteger a la población, incluidos los trasplantes, y ha generado evidencia para optimizar el manejo de estos pacientes. Al mismo tiempo, nos ha dado mucha experiencia para afrontar futuras pandemias que puedan tener un impacto negativo similar a la actual.
¿Qué papel juega la tecnología? ¿Qué herramientas les están ayudando?
La tecnología juega un papel importante en nuestra actividad. Indudablemente la recogida de toda la información de donación y trasplante en un gran registro de trasplante, y la incorporación de toda esta ingente información a grandes plataformas para su análisis mediante Big Data, sin duda generará una excelente evidencia científica no solo sobre esta pandemia, sino sobre otros aspectos de vital importancia en el mundo de los trasplantes, como aquellos relacionados con prolongar la supervivencia de los injertos y de los pacientes.
¿Se ha avanzado en materia de rechazos y resistencias en los pacientes trasplantados?
Las tasas de rechazo actualmente rondan entre 10-20% con la moderna y potente inmunosupresión, de los cuales más del 90% se recuperan con las actuales terapias antirechazo. No obstante, se siguen investigando moléculas que actúan en las primeras fases del reconocimiento antigénico de los injertos para bloquear desde el inicio toda la cadena inflamatoria que conlleva el rechazo agudo. Al mismo tiempo, también se investiga en la detección de biomarcadores que identifiquen a pacientes en riesgo para la aparición de rechazos agudos.
Sobre los pacientes trasplantados, ¿se ha mejorado en la humanización de sus cuidados? ¿Cómo es su seguimiento clínico posterior?
Los enfermos trasplantados son como una gran familia para nosotros y para todos los equipos de trasplante. Hay que entender que atendemos a estos pacientes desde que comienzan con la insuficiencia del órgano afectado, pasan a las unidades de diálisis en el caso de los pacientes renales, y luego muchos de ellos reciben un trasplante. Esto comporta un número importante de años en contacto directo con ellos, que se transforma en algo más que en una relación médico-paciente. Representa en la realidad una relación casi familiar en la mayoría de los casos. Esto, sin duda, facilita la comunicación entre el personal sanitario y los enfermos y mejora su calidad de vida.
¿En qué se está investigando clínicamente ahora? ¿Cuáles son las tendencias más en auge?
Hay muchas líneas abiertas actualmente en el campo del trasplante de órganos. Si tuviera que mencionar algunas de las más novedosas, me centraría en el estudio de los mecanismos que intervienen en la aparición de diabetes postrasplante y su tratamiento, una temida complicación que aparece casi en un 30% de los pacientes trasplantados que se asocia a mortalidad precoz.
También en la senescencia precoz de los injertos y de cómo evitarla para evitar la pérdida de los injertos; en nuevas moléculas que bloquean receptores celulares para evitar el rechazo agudo clínico y subclínico; y en la potenciación de la donación en asistolia. Sin olvidar la regeneración de órganos a través de células pluripotenciales y un ingente número de otros interesantes temas que abordaremos precisamente en el Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, que celebramos este fin de semana y que reunirá a unos 500 expertos nacionales e internacionales.