Recientemente ha dirigido un curso en el Hospital Universitario La Paz sobre las enfermedades provocadas por virus emergentes, ¿Qué balance hace del mismo?
Ha sido un curso muy interesante, donde hemos repasado los principales virus emergentes que han sido y están siendo causa de preocupación todavía estos últimos años. El objetivo es estar al día de ellos, ya que periódicamente producen alarmas de salud pública en todo el mundo. Además, hemos revisado los grandes grupos de estos virus.
"El zika o el chikungunya son otros virus que siguen preocupando mucho"
Por ejemplo, la gripe aviar puede ser una gran amenaza. También nos hemos focalizado en lo que ha sido más noticia en España, la fiebre hemorrágica por Crimea-Congo. El año pasado se diagnosticó el primer caso autóctono, que vivimos en nuestra Unidad de Aislamiento. Es algo a lo que tenemos que estar preparados y parte de la preparación contra los virus emergentes es hacer este tipo de cursos para que el personal sanitario que tiene relación con esto esté al día. El zika o el chikungunya son otros virus que siguen preocupando mucho. Se ha hecho una puesta al día de enfermedades por virus peligrosos.Los últimos años están siendo intensos en cuanto a la incidencia de estos virus, ¿hasta qué punto es normal?
Los que se dedican a monitorizar estos virus emergentes están de acuerdo en que estamos viendo más de lo normal. En los últimos años está habiendo más problemas con estos virus emergentes. Hay muchos factores, como biológicos, pero también humanos que los favorecen. Por ejemplo, la mayoría de estos virus afectan a animales salvajes o domésticos y cuanto más nos acerquemos a los hábitats de los primeros, por la desforestación, pues más fácil es que se produzcan.
No hay que bajar la guardia, ¿siguen estando alerta entonces?
Completamente, es una de los aspectos básicos para estar preparados. La preparación empieza por la información y en la Unidad de Aislamiento del Hospital La Paz ya hemos atendido cuatro casos de fiebres hemorrágicas y estamos constantemente preparados, en alerta, haciendo los entrenamientos, todo lo que hace falta. Asimismo, y a través de la comunidad internacional, los expertos que se dedican a esto, después de la crisis del Ébola, mantienen el nivel de alerta y de preparación muy alto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha también varios proyectos para estar preparados para ello.
"Nuestra capacidad para diagnosticar los nuevos virus, para tratarlos, e incluso para producir vacunas en un periodo bastante rápido, ha mejorado mucho"
¿Pueden prever de algún modo lo que va a pasar próximamente?Tenemos una lista de la OMS con los virus que con mayor probabilidad pueden producir epidemias. El primero es el Crimea-Congo, que necesita mucha investigación, generar vacunas… La gripe nos preocupa mucho. Sabemos que va a haber una epidemia de gripe, peor que una pandemia, se va a producir cíclicamente. La cuestión es estar preparados. No hay que preocupar a la población porque, aunque esto cada vez sea más frecuente, nuestra capacidad para diagnosticar los nuevos virus, para tratarlos, e incluso para producir vacunas en un periodo bastante rápido, ha mejorado mucho.
¿En qué punto se encuentra en estos momentos el zika, uno de los virus emergentes con más repercusión en el último año?
La gran repercusión del zika no ha sido tanto por ser una enfermedad grave, sino que el problema es para las madres embarazadas por los defectos congénitos que puede producir. Eso ha sido lo que ha producido gran preocupación. Es verdad que aquí no hemos tenido transmisión autóctona, por lo que a lo que nos hemos dedicado es a tranquilizar sobre todo, y a investigar a nuestros viajeros que han ido a zonas afectadas y han vuelto a España. La epidemia va hacia abajo en sus principales focos (Brasil y Colombia), sin embargo, predecir lo que va a pasar ahora en verano es difícil, pero en general la tendencia es hacia abajo, lo que no quiere decir que haya desaparecido el problema, ya que hay muchas mujeres todavía embarazadas, o niños que han nacido y que no sabemos cuál va a ser su porvenir, en cuanto a si tendrán algún tipo de lesiones a largo plazo.
En el ámbito sanitario en el que trabaja, ¿existe más presión de la habitual por enfrentarse a enfermedades tan graves?
Cuando empecé en Medicina, empecé en medicina interna, en los años 80, y ahí lo que había era VIH, me dediqué a esto por eso. Dos tercios de mis pacientes estaban infectados por el virus. Ahí me expuse por primera vez a este tipo de problemas. Entonces había muchos miedos. Lo ideal es conocer las líneas de trabajo y estar preparado. En 2014 con las fiebres hemorrágicas nos hicieron ver que necesitábamos más preparación. Es la actividad que has elegido y la cuestión clave es controlar el riesgo. Lo que me gusta sobre todo es la parte clínica, la de investigación y la de atención a los pacientes.
En este contexto, ¿qué importancia da al trabajo multidisciplinar y en equipo?
Nosotros en la Unidad de Aislamiento, donde nos dedicamos a un tipo de virus emergente muy concreto, los que producen alta mortalidad, no tienen tratamiento y que se pueden contagiar de persona a persona, incluso personal sanitario, pues es imprescindible minimizar la exposición. Entonces, ahí hacemos todos de todo, la idea es que seamos multifunción. Se quitan las fronteras entre diferentes estamentos. Es una unidad muy compleja porque hay muchas personas participando para intentar velar por que la seguridad sea lo mayor posible.
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