El presidente de Facme explica a Consalud.es cuáles son sus principales planes de futuro para la institución, así como las mayores dificultades a las que han de enfrentarse actualmente las sociedades científicas.
¿Cuál considera que serán sus principales retos al frente de Facme?
“Tenemos que conseguir que los médicos tengamos capacidad para contribuir, no solo al apartado clínico, sino a mejorar la eficiencia y la calidad del sistema”
El principal reto es saber encontrar la cohesión necesaria para que las sociedades científicas, que forman parte del Consejo Nacional de las Especialidades Médicas de la Salud, sepamos encontrar una línea en la cual poner en valor el conocimiento que supone dentro del sistema. Esto se traduce en colaborar para que nuestro sistema de salud sea lo mejor posible. La idea es que seamos la voz del conjunto de las sociedades médicas, en elsentido de ponerse en valor, por una parte, frente a las administraciones, y por otra parte, ante las sociedades. Su predecesor, Carlos Macaya, ha sido un defensor acérrimo del Real Decreto de Gestión Clínica, que aún no ha salido adelante de forma definitiva. ¿Será uno de sus principales caballos de batalla?
Pero a nivel autonómico ya hay modelos que funcionan así, ¿no?
Es cierto que hay autonomías que llevan muchos años trabajando en modelos de gestión clínica, pero hay muchas formas de interpretar la gestión clínica. Por ello necesitamos un reglamento para fijarlo, y que la variabilidad entre comunidades sea menor, para que más o menos terminemos teniendo un sistema en el que la gestión clínica sea un concepto evolutivo, donde los clínicos también tienen capacidad para gobernar lo pequeño, lo micro, incluyendo recursos de personal, y también presupuestos. Lo lógico es que se optimicen los recursos sanitarios.
Esto no se ha finalizado del todo, porque aún hay muchas incertidumbres de modelos. Por tanto, abogamos por que se cree un modelo global.
La publicación por parte de la industria de los pagos que realizan a los profesionales para costear su formación continuada ha creado mucha rumorología en los últimos meses, especialmente en lo que respecta a la fiscalización que ello conlleva, y que podría recaer directamente sobre el profesional, ¿qué proponen desde Facme?
Farmaindustria dice que están interesados en que el profesional esté bien formado, no para inducirle a tomar decisiones o de prescripción, sino para contribuir a la formación del profesional, porque así es capaz de desarrollar su conocimiento. El problema es que como no tenemos un modelo de formación bien regulado, es difícil distinguir entre lo que es pago por promoción y lo que es transferencia de valor para la formación del profesional.
"Sería positivo que fueran las sociedades las que trasladasen al profesional la financiación que reciben para las actividades científicas, porque esto mejora el nivel de conflicto de interés del médico"
Esto es lo que queremos clarificar. Nos parece sano que el médico que recibe ayuda de la industria para acudir a nuestros congresos no tenga que paga el precio de la fiscalidad por una formación que es necesaria y obligatoria, según la Ley de Sanidad. Y, en segundo lugar, que todo lo que sea fiscalizable se haga, de forma legal, a través de las declaraciones de Hacienda. Sería positivo por tanto que fueran las sociedades las que trasladasen al profesional esa financiación de las actividades científicas, porque esto mejora el nivel de conflicto de interés del médico y facilitaría el que nuestra tarea se hiciera con menos incertidumbres. Creo que a este acuerdo se puede llegar, siempre que sepamos trasladar a las administraciones que nosotros lo que queremos con esto es que haya un límite bien definido entre promoción y formación continuada y un límite entre el uso y el abuso de este modelo.
Así, en vez de que el profesional asista, por un ingreso que está recibiendo de un laboratorio, a nuestro congreso, la idea es que lo tramitemos nosotros de forma legal, para que el proceso no caiga en el profesional de forma individual. Y es que no podemos considerar la asistencia del especialista a un congreso como una actividad voluntaria y casi lúdica, porque es parte de su trabajo, y son actividades profesionales. Por ello eso no debe ser fiscalmente regulable a cargo del profesional.
Otro aspecto candente es la reciente anulación del Real Decreto de Troncalidad, en cuyo desarrollo las sociedades llevan años trabajando. ¿Cree que tiene una rápida solución?
"La troncalidad en sí no es negativa, el problema son las consecuencias que ha traído la troncalidad"
Solución rápida no tiene. Ahora mismo no sabemos cuál va a ser el camino, si el ministerio llegará o no a un acuerdo con las autonomías para la financiación del modelo, que era por lo que se ha declarado nulo.Pero Facme dice que, aparte de esto, vamos a poner en valor el trabajo que se ha hecho sobre las competencias troncales y específicas. Esto debería mantenerse. Hay que dejar claro que la troncalidad en sí no es negativa, el problema son las consecuencias de la troncalidad y, en algunas sociedades, por ejemplo, estar o no dentro de un tronco u otro.Ahora tenemos una oportunidad de debatir muchos temas y abrir un debate más sobre la esencia del concepto que sobre la aplicación del mismo.
Los estudiantes se oponen abiertamente a este modelo, ¿tan mal estaba la formación MIR hasta ahora?
Esta es una de las cosas que se han hablado porque, si todo funciona bien, ¿para qué cambiarlo? Pues hay que hacerlo para mejorar, porque todo evoluciona y todo es mejorable. Y estoy seguro que el inicio de la troncalidad se ha llevado a cabo con la mejor intención, para evitar que las especialidades tengamos conflictos en cuanto a las competencia. Aunque finalmente no ha sido así. Por ello la idea es aprovechar la situación actual y trabajar más en las nuevas competencias.
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