Cuando se le pregunta al Gobierno central sobre cómo va a abordar la mejora de la atención a la salud mental, siempre se refiere a la próxima actualización de la Estrategia estatal y a su financiación con 2,5 millones de euros. Sin embargo, este concepto, que aparece en el Plan de Recuperación y Resiliencia enviado por el Ejecutivo a Bruselas, se destinará únicamente a tres campañas de difusión y a convocatorias de premios de investigación. Para hablar sobre este asunto, ConSalud.es ha entrevistado a Nel González, presidente delaConfederación Salud Mental España, quien ha reclamado un mayor compromiso político.
¿Qué le parece esta asignación? ¿Es suficiente?
Es cierto que es la primera vez que se asigna una partida económica para la Estrategia. Pero, sin ser demasiado radical, creo que es puramente simbólica. Siempre hemos pensado que para que de verdad sea útil, debe tener una memoria económica adecuada. Dice el Gobierno que el resto de recursos económicos saldrán de otras partidas, pero yo hasta que no lo vea no lo creeré. Tengo que denunciar que la atención de la salud mental nunca ha estado a la altura en nuestro país, ni se le ha atendido como debía. Siempre fue la paciente pobre, la última de lo último.
“Según la OMS, los trastornos mentales serán en 2030 la principal causa de discapacidad. Esto es una realidad y es imprescindible ponerle coto”
No hay más que poner un dato sobre la mesa. La morbilidad que originan las enfermedades mentales en la sanidad pública es un 20% del total, mientras que la partida asignada a estas atenciones no llegan al 6%. Siempre ha habido un grandísimo desfase y lo seguirá habiendo. Mas ahora, después de la pandemia, que han surgido nuevas patologías y un agravamiento de casi todos los perfiles que existían anteriormente.
Entonces, ¿qué más podría hacer el Gobierno estatal por esta causa?
Es algo muy difícil porque son las comunidades autónomas las que tienen las competencias sanitarias transferidas. Incluso ellas, que tienen unas partidas económicas ya asignadas para el personal sanitario, es complicado que puedan ampliarlas. Para ello, hace falta dotar de recursos adicionales a las comunidades autónomas por parte del Gobierno. Son sus expertos y centros quienes pueden evaluar las necesidades de atención de salud mental en la población.
Lo que sabemos, según dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que para 2030 la principal causa de discapacidad serán los trastornos mentales, fundamentalmente referido a la depresión y otros que se mantienen en el tiempo. Por tanto, esto es una realidad que los científicos a nivel mundial ya están detectando y a lo que es imprescindible ponerle coto. Esto se hace asignándole partidas económicas dignas y unos calendarios progresivos mediante los que se adquiera el compromiso de ir incrementando esta dotación. Ahora se está haciendo el paripé, nada más.
El Ministerio de Sanidad asegura que la Estrategia se actualizará “a lo largo de 2021”. Usted que participa en su elaboración, ¿tiene una fecha más concreta?
Participo en la discusión, en el comité redactor de la propuesta de Estrategia como experto de Salud Mental España. Efectivamente, el liderazgo y la coordinación lo llevan el Ministerio de Sanidad. No es tan sencillo. Nosotros podemos hacer la propuesta pero después tiene que ir al Consejo Interterritorial y ser aprobada por las comunidades autónomas. El proceso es un poco complicado, no es tan fácil como creemos. De ahí a que el Ministerio no se atreva a dar fechas concretas.
Esta nueva actualización, ¿qué cuestiones clave debe incorporar sin falta para responder a los problemas actuales?
Lo primero de todo, debe responder a la defensa de los derechos humanos. La salud mental y el bienestar de la población es un derecho y, por tanto, debe estar garantizado. La segunda cuestión es que debe hablar de eficacia con un documento de base que de verdad sirva para la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales. Otra parte importante en la que nosotros insistimos mucho es que también se aborde una estrategia de prevención de la conducta suicida.
“No es cuestión de poner más o menos psicólogos en ciertas áreas sanitarias. Es algo cada vez más complejo. Hacen falta equipos multidisciplinares en los centros de salud que lo aborden de una forma transversal”
Y después de estas cuestiones, que servirán para empezar, la Estrategia debe establecer unas formas mínimas de atención a la salud mental de la población y al bienestar. Para ello, se deriva la necesidad de una dotación necesaria de recursos. Además, debe acometerse con especial relevancia la atención a la infancia y a la adolescencia. Es imprescindible atender a las generaciones del futuro y debemos hacer el trabajo lo mejor que podamos para que la salud mental de la gente joven sufra lo menos posible.
¿Piensan reclamar algún compromiso concreto, tanto a nivel económico como de calendario de implantación?
En la Estrategia esto no puede aparecer puesto que es una guía de mínimos para todo el territorio. Pero nosotros, como voz de incidencia para la política, lo hacemos todos los días. Necesitamos una importante dotación de recursos para la salud mental. Por ejemplo, en algunos países del entorno de la UE hay una media de 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que en España hay 4. Aquí se ven de forma clara las carencias. Esto debe implicar la potenciación de la Atención Primaria.
En lo que respecta a los recursos humanos, juegan más papel las comunidades autónomas. ¿Qué número de profesionales haría falta para atender la demanda actual?
No sabría decirte qué ratio hace falta porque las comunidades autónomas están en diferentes situaciones y tienen una experiencia bastante desigual. Lo que sí creemos es que no solamente se deben reforzar a nivel de psicólogos y psiquiatras, sino también con profesionales de Enfermería o de Trabajo Social. Llevamos reivindicando desde hace mucho tiempo que se creen equipos multidisciplinares en los centros de salud que aborden de una forma transversal la atención a las personas con problemas de salud mental.
El concepto es más amplio y cada vez más complejo, no es una cuestión de poner más o menos psicólogos en ciertas áreas sanitarias. Debe ser algo más ágil y vivo porque la atención a la salud mental no siempre es igual y continua. Ahora, por ejemplo, está creciendo la demanda de una forma exponencial. Todo eso hay que tenerlo en cuenta.
En la actualidad, también reivindican que el colectivo sea priorizado en la Estrategia de vacunación frente al Covid-19.
Sí, esta semana el Consejo Interterritorial ha aprobado una parte. Aunque es insuficiente, es un paso. Esto no es un capricho, está avalado por la evidencia científica y reclamado por las sociedades de profesionales. En otros países ya se está haciendo y se debe a una razón muy sencilla. Las personas con trastornos mentales graves tienen más posibilidad de infectarse de Covid-19 y en caso de infectarse, tienen un pronóstico bastante peor. Hay que tener en cuenta que estas personas suelen ser enfermos crónicos, tienen una medicación muy potente y todo eso actúa en detrimento de otras patologías.
“El grito de ‘Vete al médico’ es lo que la gente piensa, ni más ni menos. Nadie nos ha enseñado lo que es la salud mental y todavía nos queda mucho que superar”
Pero, por ejemplo, no se entiende cómo se va a priorizar a personas con autismo severo o enfermedad mental grave y no a personas afectadas por parálisis cerebral o con otras patologías graves e incapacitantes. Hay más colectivos que quedan fuera y a los que es conveniente proteger. Además, nosotros también reivindicamos que se inmunice a las personas cuidadoras, aunque sabemos que si el factor de protección de la vacunación a la persona más vulnerable funciona, las otras podrían esperar.
¿Qué siente cuando durante un debate en el Congreso sobre la salud mental, un diputado le grita a otro eso de ‘vete al médico’? ¿Qué le pareció?
Me quedé perplejo. Me asusté demasiado porque resulta que es lo que piensa nuestro país. La gente piensa que a quien le toca este tipo de problemas, le tocó y a los demás somos inmunes a ello. Ese es el estigma histórico de la enfermedad mental y las personas que padecen algún trastorno. Por eso, que una persona haya hecho la pregunta al presidente del Gobierno es de agradecer porque volvió a ponerse encima de la mesa. Y que otra persona conteste así impulsivamente, aunque luego pidiera disculpas, significa que es ni más ni menos lo que piensa la población. Nadie nos ha enseñado lo que es la salud mental. Todavía nos queda mucho que superar. Debemos dejar de mantener, algo que se repite a lo largo de los siglos, esa segregación ante personas que por tener una enfermedad mental se les considera diferentes y a veces peligrosos, cuando eso es todo una gran mentira.