Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales son el lugar donde ingresan aquellos pacientes que necesitan de la monitorización continua de sus constantes vitales o de dispositivos de soporte vital, como ventilación mecánica. Las UCI salvan vidas, pero a costa de un precio. Uno de cada cuatro pacientes desarrolla lo que se conoce como Síndrome Post-UCI, una serie de dificultades físicas, cognitivas o emocionales derivadas de la estancia en cuidados intensivos, que pueden persistir hasta cinco años después desde el inicio de los síntomas.
Con el fin de detectar y tratar esta afección de la forma más precoz y efectiva posible, el Servicio de Medicina Intensiva del Hospital General Universitario de Alicante comenzó en mayo un programa piloto para la detección y la asistencia integral de los pacientes con síndrome post-UCI. Un programa dirigido por la jefa de Sección de Medicina Intensiva, la doctora Mónica Díaz, del que forman parte las intensivistas Ana Belén González y Concepción Zazo. La pandemia de Covid-19 aceleró la puesta en marcha de este programa, con el aumento de pacientes ingresados por complicaciones derivadas del virus, con demandas de asistencia cada vez mayores. Consalud.es ha contactado con la doctora Mónica Díaz para conocer a fondo cómo funciona este programa.
Primero de todo, ¿cuáles son los factores de riesgo detrás de la aparición de este síndrome?
Una estancia en UCI por encima de una semana y la ventilación mecánica, dos circunstancias que generalmente van unidas, serían los principales factores. Aparte, el uso de la ventilación mecánica generalmente requiere el uso de fármacos sedantes y relajantes musculares que aumentan la probabilidad de sufrir el síndrome. Además de las propias patologías que han requerido su ingreso a la UCI, como pacientes con shock séptico.
¿Cuándo comienza la detección y asistencia de estos pacientes?
En la propia UCI. Cuando empiezan a comunicarse y están en situación de ir a planta, valoramos al paciente de forma global. Diagnosticamos el síndrome o si puede llegar a desarrollarlo e iniciamos el seguimiento cuando reciben el alta, a los pocos días de estar en planta. El 100% de los pacientes que hemos detectados como posibles candidatos a desarrollar el síndrome post-UCI finalmente lo han sido.
Si se detectan este tipo de problemas físicos, cognitivos o emocionales, alguna necesidad específica en estos pacientes más allá de la patología que les hizo ingresar en UCI, nos ponemos en contacto con los diferentes especialistas que pensamos que vayan a necesitar como fisioterapeutas, psicólogos o nutricionistas.
Gracias a este programa, los pacientes se rehabilitan y recuperan su vida mucho antes y mejor
¿Gracias a este programa es posible prevenir el reingreso en UCI?
Los pacientes a veces tienen que reingresar porque su patología física no ha ido bien, se ha complicado. Independientemente de esto, sí que es verdad que este servicio ayuda a la detección precoz de los pacientes que puedan llegar a tener que reingresar en UCI. De esta forma, si vemos un deterioro evitamos que el ingreso sea más dramático, en una situación aún más crítica de lo que pudiera ser. Aunque a veces sí evitamos su reingreso.
¿Cuál era la realidad de estos pacientes antes de la existencia de este programa?
Antes se resolvía de manera tardía y a través de la voluntad del propio paciente y de la familia. Si no los diagnosticas precozmente, esa debilidad muscular, al igual que la patología psicológica y emocional, quedan aparcadas en un segundo plano por la patología médica del paciente. Se recuperaban de manera mucho más lenta y debían buscarse ellos la vida, acudir a rehabilitadores, o bien dejar pasar el tiempo.
¿Y qué se consigue entonces a través de una asistencia precoz y continuada en el tiempo?
Ahora, con este programa, los pacientes se rehabilitan y recuperan su vida mucho antes y mejor. Todo con la implicación del resto de servicio, partícipes en el proceso de recuperación del paciente. Hacemos incluso de puente con Atención Primaria. Y no perdemos el contacto con ellos, ya sea presencial o telefónico, esto último de manera casi continuada tras recibir el alta del hospital.